jueves, abril 18, 2024

LOS CAPITALES: Sí a la azúcar de caña; no a los edulcorantes artificiales

Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ

La Coca Cola y la comida chatarra usan edulcorantes artificiales

La azúcar de caña ha sido consumida por los mexicanos mucho antes de que llegaran a este país la Coca Cola y los productos chatarra. Hace 500 años, los mexicanos no tenían los problemas de hoy: la obesidad. Era un pueblo sano. Luego entonces no entiendo porqué algunos quieren incluir en esa campaña contra la obesidad a éste endulzante natural y lo catalogan como el responsable de algunos problemas de salud que aquejan a los mexicanos de hoy. Por supuesto, es preocupante que estos ataques hayan subido de tono en las últimas semanas, con la proliferación de iniciativas que castigan injustamente el consumo de productos con azúcar de caña, totalmente natural. Se trata de un producto natural extraído de la sacarosa de la caña sin procesamiento químico alguno.

Al respecto, Juan Cortina Gallardo, Presidente de Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera (CNIAA), nos dijo que el consumo de azúcar de caña por habitante en México ha disminuido 36% en los últimos 25 años, y por ello la caída en la ingesta de este producto no puede ser la causa del incremento en sobrepeso, obesidad, diabetes y otras enfermedades en el mismo período, particularmente a partir de la década de los 1990. “En términos económicos, la agroindustria del azúcar de caña genera 500 mil empleos directos y 2.4 millones de indirectos en 267 municipios rurales a lo largo de 15 estados de nuestro país, donde la actividad azucarera es el principal motor económico de la zona, y no existen muchas alternativas de empleo”, señaló Cortina Gallardo. El líder de los industriales azucareros, explicó que los 50 ingenios azucareros del país compran anualmente más de 50 millones de toneladas de caña que se cultiva en más de 800 mil hectáreas de nuestro territorio nacional, con más de 180 mil cañeros, quienes a su vez emplean a una gran cadena de jornaleros, cortadores y transportistas, entre muchos otros actores económicos rurales.

“Pueden afectarse seriamente muchas familias del campo mexicano como resultado de las iniciativas que injustificadamente adjudican al azúcar de caña problemas de salud, de los cuales el azúcar de caña simplemente no es responsable; como sí lo pudiera ser el consumo al alza del jarabe de maíz de alta fructosa y otros edulcorantes totalmente artificiales y sintéticos”, dijo el Presidente de la CNIAA. Agregó que el proceso de sustituir azúcar de caña por otros edulcorantes, simplemente no ha resultado en beneficios a la salud de la población mexicana ni tampoco imponer impuestos a los productos naturales del campo mexicano, como lo es el azúcar de caña, mientras se exentan otros edulcorantes artificiales.

Entre los “Pendientes” del gobierno de la CDMx, destaca la creación de empleos.  

Para alcanzar la intención del Gobierno de la Ciudad de México por generar 300 mil empleos de aquí a los primeros meses del 2021, se requerirían medidas mucho más allá de las anunciadas de gasto social e inversión en obra pública. Se necesitan medidas que abonen a la confianza, acciones concretas de apoyo a la recuperación de los empleos perdidos e incentivos reales a la creación de nuevos puestos. Acciones conjuntas y coordinadas de apoyo a las empresas, especialmente a las pequeñas y medianas.
Ante ello, y con la premisa de que el desarrollo debe construirse desde lo local, creemos que fue oportuno la presentación del Programa de Reactivación Económica para la Ciudad de México a inicios del mes de septiembre, sin embargo, en COPARMEX CDMX seguimos creyendo que estas acciones deben ser acompañadas por estímulos fiscales y apoyos crediticios que generen un ambiente de confianza para la inversión, no sólo para las grandes empresas sino para el conjunto de las pequeñas y medianas empresas.
Es ahí en donde COPARMEX CDMX seguirá insistiendo en la necesidad de crear mecanismos de colaboración conjunta con el Gobierno de la Ciudad de México, que nos permita enfrentar los efectos de la actual crisis sanitaria y al mismo tiempo, recuperar los empleos y salvaguardar a las empresas formales de la Capital del país.

Analistas prevén una caída del peso en relación al dólar.

El fortalecimiento del peso mexicano se explica más bien, por un dólar que se ha debilitado que por buenos fundamentales. A pesar de que la perspectiva de la economía mexicana para este año y el 2021 no es positiva, el peso se ha movido por factores exógenos como el excedente de dólares, un déficit fiscal en Estados Unidos y otras economías desarrolladas, por un mayor apetito por activos de riesgo y por un “carry trade” positivo. Sin embargo, en las siguientes semanas el panorama de corto plazo se puede deteriorar ante riesgos políticos y las consecuencias del coronavirus. Con ello, y pese a los riesgos de apreciación, analistas de Intercam Banco nos dicen que en estos niveles es atractiva la compra de dólares de manera direccional. Desde el punto de vista técnico, el nivel 20.80 es un soporte importante y los 22.00 la resistencia más cercana.

México -añaden los especialistas- es una economía abierta y la principal variable de ajuste ante el entorno, es el tipo de cambio. Choques endógenos y exógenos se reflejan rápidamente en nuestra moneda. Al inicio de la crisis del coronavirus y ante el temor de una recesión de enormes dimensiones, el dólar alcanzó un máximo cercano a los 26 pesos y recientemente se ha venido apreciando hasta alcanzar un mínimo de 20.82.

Por supuesto, la incertidumbre en torno a la evolución del virus tiene implicaciones importantes para la cotización del dólar. Nuevos brotes de la enfermedad podrían traer consigo nuevos cierres de la actividad económica (voluntaria o involuntariamente) y profundizar el impacto negativo del virus en la economía global, además de generar la necesidad de mayor liquidez en dólares para hacer frente a obligaciones financieras, especialmente en economías emergentes. Más aún, el dólar tiende a funcionar como un activo de resguardo en momentos de creciente incertidumbre. Las probabilidades de ver una nueva ola de COVID-19 a nivel global durante el otoño e invierno, que afecte la actividad económica y la perspectiva de recuperación global, se mantienen altas en ausencia de tratamientos o vacunas. No se espera que vacunas estén disponibles a gran escala sino hasta el 1T21, lo que mantendría a las personas, los sistemas de salud y a la economía vulnerable al COVID-19 durante el último trimestre de este año. Por ello, un nuevo impulso de apreciación del dólar, provocado por el virus, debe contemplarse en el escenario.

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