Sucedió el sábado 7, un día después de que Bélgica eliminara a Brasil, el último gran favorito para ganar el mundial, y Francia venciera 2-0 a Uruguay avanzara a cuartos de final; ya se erigía la escuadra gala como un serio aspirante a la conquista del título… Ese sábado, la menospreciada Croacia empataba a uno con Rusia y estaba a punto de saltar a la cancha para el segundo tiempo. El seleccionador Zlatko Dalic dictaba sus últimas consignas, pero la voz que muy fuerte se escuchó fue la del capitán Luka Modric, quien demandó con un grito: “¡Atacar, atacar!”. Pero también lo hicieron los rusos y el empate a dos en los tiempos extra de ese partido trepidante obligó a la ronda de penales, en los que Croacia se impuso 4-3. Se escribió en el diario As:
A sus 32 años, con la tez pálida y al borde de la deshidratación, el extenuante derroche físico de Modric sobre la hierba del estadio Luzhnikí de Moscú acentuó aún más sus pómulos. Su vaciado físico y sus incursiones en ataque a fuerza de cambios de ritmo y largas conducciones fueron antológicos. Dalic le adelantó y fijó a Rakitic por detrás de él para guardarle las espaldas. Dio igual, también se vio a Modric retroceder hasta su propia área para defender en los últimos instantes del encuentro en el que Croacia alcanzaba las semifinales del Mundial 20 años después.
Su compañero Brozvic confesó: “Verle a él correr por todo el campo nos contagió al resto”. Dijo el español Paulino Granero, preparador físico de Rusia: “yo le veía muerto en la prórroga, pero él seguía corriendo. Fue un esfuerzo tremendo el que hizo”. “Lo fue –admitió el propio Luka-.
“Las carreras del final de la prórroga me han dejado muerto”. Pero, en síntesis, como Francia, Croacia era ya un candidato emergente.
Sucedió el martes 11, un día después de que Francia venciera 1-0 a Bélgica. Rakitic se levantó de la cama tras estar el día anterior a 39 grados de temperatura; Modick estaba acalambrado y se dudaba si el zaguero Vrsalko se recuperaría de severos problemas y estaría en la cancha ante Inglaterra. Pero algo espoleó a los croatas: numerosos periodistas –e, inclusive algunos seleccionados- británicos alardearon de acuerdo con su costumbre ancestral y dieron por hecho de que estaban en la final. “Nos han motivado aún más con todo lo que dijeron los jugadores y también los medios ingleses. No hacía falta, pero bueno”, dijo Rakitic. “Creo que nos hicieron menos y fue un error. Nosotros leíamos lo que escribían y decíamos: ‘¡Genial!’ A ver quién está cansado aquí. Deberían ser más humildes y respetar más a sus adversarios”, criticó Modric. Trippier anotó a los cinco minutos. Y después de vanos esfuerzos por aumentar la ventaja, los ingleses optaron por lo sencillo: ceder la media cancha a Croacia y desfondarla con los contraataques. Sucedió lo opuesto y Perisic empató en el minuto 68 y Croacia se vio forzada a jugar su tercer tiempo extra consecutivo. La edad media de los 15 jugadores británicos promediaba los 27.2 años; los croatas, 31.1. Sin embargo, los roles se invirtieron en el Estadio de Luzhnikí y Mandzukic selló el 2-1 en el minuto 109.
“En la prórroga nos dio la sensación de que nosotros teníamos más energía que ellos”, confesó el corpulento zaguero Lovren. La situación es todavía más llamativa si se atiende a los minutos acumulados de los jugadores croatas que saltaron al campo respecto a los ingleses: 405 minutos por 378. “Demostramos que estamos físicamente a tope”, aseguró Modric. “Fue impresionante ver que un equipo físico como el inglés no podía aguantar más y nosotros sí. Teníamos esa fuerza. Eso fue una dosis de moral impresionante para este equipo”, sumó Rakitic. Culminó Dalic: “Todos estaban cansados, algunos lesionados, pero ninguno quería salir del campo. Desde el primer día que nos reunimos, pusimos una cosa en claro: trabajamos como si fuésemos uno. “¿Nuestro secreto? El espíritu de equipo”. Tenemos a varios muy buenos jugadores, pero sobre todo tenemos un sentido colectivo por encima de cualquier individualidad. ¿Dónde están Cristiano, Messi y Neymar? Seguramente en la playa. En este mundial se demostró que lo más importante es el juego de equipo”.
Ramón Márquez C.