Teresa Gil
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La campaña electoral como pretexto y la distracción de recursos a esa actividad, pone en riesgo lo más valioso de los mexicanos, su salud y por consecuencia, su vida. Se anuncia el retraso de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ( Ensanut) para saber como andamos, pero los datos, que se ocultan aquí para no agraviar candidaturas, los da la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y son abrumadores. Estamos casi en el peor nivel que el resto de los países que pertenecen a ese organismo. Con datos publicados por el diario Reforma, México está invirtiendo solo mil 80 dólares anuales por persona que en total serían el equivalente al 5.8 del Producto Interno Bruto (PIB), en tanto que el promedio de la OCDE es de 9 por ciento. Tenemos, además, casi 7 años menos de vida también como promedio. Eso nos lleva a decir que está estallando el problema más grave de los mexicanos, el de la salud. Todos sabemos que sin salud no se puede hacer nada. Y que es el más acuciante retraso que se capta no solo en el número de mexicanos que carece de seguridad social que incluye la atención de la salud, sino el hecho de que la planta laboral que debería estar resguardada por una institución carece en alrededor del 50 por ciento de esa protección. El INEGI señaló el año anterior que 32.6 millones de trabajadores están en esa situación. Así se ha publicado con datos oficiales en relación a 26 estados de la república. Multipliquemos el dato con el número de familiares que tiene cada trabajador. La propia OCDE, pese a la cercanía que tiene con el gobierno priista su director José Ángel Gurría, hace graves señalamientos a México que no han sido tomados en cuenta por lo que se ve. Uno de ellos es la mala nutrición de grandes sectores y otro la aplicación desigual de los recursos. México tendría en este momento el segundo lugar en obesidad. Expertos señalan que el retraso de la Ensanut, para conocer el nivel en el que estamos y enfrentar el problema, será “desastroso”.
POLITICAS DE SALUD QUE LLEVAN A UNA MUERTE QUE TIENE POESÍA ESPECIAL
La situación del sector salud tiene huecos que se agrandan y que de pronto se conocen desde la propia secretaría responsable. Metido en una alegre lista de presuntos presidenciables, el actual secretario José Narro Robles, se prestó incluso – y no es remoto que lo haga en estas campañas-, a los recorridos electorales en el Estado de México para regar recursos federales a favor del candidatura priísta. Mientras, el déficit de médicos se agrandaba. la OCDE señala que hay 2.4 por ciento de médicos por cada mil habitantes, cuando el promedio de su organización es de 3.4. En datos fundamentales como la muerte infantil, si bien ha habido un retroceso, siguen muriendo anualmente un promedio de 13 niños por cada mil, casi siempre por males respiratorios. Hay países en el mundo como Islandia y Japón que tienen una mortalidad de solo 2 por cada mil y en América, Cuba adelanta a todos los países con solo el 4.1 por ciento. Estados Unidos tiene el 6 por ciento. Respecto a la salud general, los problemas se agudizan en las zonas rurales o de alto riesgo como Guerrero y Veracruz, donde los servicios médicos y atención en centros de salud se tornan difíciles por la inseguridad. Estos son solo ejemplos, pero el principal es la disparidad en el uso de los recursos. Aunque se diga lo contrario, las políticas públicas que descuidan la salud, van iniciando el camino fácil a la muerte, ya potenciada con la guerra que se libra contra el crimen organizado. Desde mucho tiempo antes la muerte es, sin embargo, un tema crucial en la vida literaria. En la compilación La muerte en la poesía mexicana, la gran mayoría de los grandes poetas -desde la época prehispánica- lanzan su creación a ese destino final, sin que ello signifique que lo hagan con tristeza o temor. Hay de todo. Por esa compilación desfilan desde Nezahualcóyotl hasta Rosario Castellanos, Octavio Paz, Xavier Villaurrutia, Efraín Huerta, Sor Juana, Carlos Pellicer, Ramón López Velarde, Amado Nervo, Salvador Díaz Mirón, et al. Alrededor de 70 poetas, algunos que repiten según el tema, y se solazan en esa extraña despedida que muchas veces es acelerada desde las políticas estatales. La edición fue lanzada por Editorial Diógenes S.A. en 1970, con prólogo y selección de Merlín H. Forster. Va una parte del famoso Nocturno en que nada se oye y la sensación de la muerte que describe Villaurrutia:
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y voz quema dura
como el hielo de vidrio
como el grito de hielo