Teresa Gil
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La iglesia católica se mete al conflicto. En medio de los problemas que enfrenta México y que se tratan de paliar con la fuerza del estado, la iglesia católica vinculada por sus jerarquías con grupos de la derecha, hace su entrada para recordar aquella guerra que encabezaron en 1926-1929, para sacar a colación las distancias que tuvieron con los sectores revolucionarios de la época. Más de 140 guerras y otro tanto de 120 conflictos armados en el mundo, ha habido desde entonces, en los que esa iglesia no ha servido para evitar. Acción que se supone es de su ámbito. Lo acabamos de ver en la guerra de Israel contra Palestina. Esos conflictos y más que están en marcha, han sucedido y suceden, desde que México vivió esa última guerra la de la Cristiada, que no pudo configurarse en los años 1934-1938 como se intentó. Fue una guerra religiosa marcada por las diferencias que la iglesia católica tenía con los gobiernos como el del sonorense Plutarco Elías Calles, en la disposición de leyes.

LA DE LA CRISTIADA ES LA ÚLTIMA GUERRA QUE HA HABIDO EN MÉXICO
A diferencia del doble lenguaje que usan los curas, ahora abiertamente la Conferencia del Episcopado Mexicano menciona la conmemoración de los cien años de la Guerra Cristera con un llamado a la reflexión ante el hecho de “la persistencia de la violencia, el miedo que experimentamos, la crisis económica y la impunidad que marca la vida diaria”. En esa descripción tan oscura que hace de nuestra realidad, la iglesia católica mexicana ( porque en México hay muchas iglesias) su jeraraquía, no menciona qué ha hecho ese sector para cambiar lo que dice. Y no lo menciona, mientras recuerda un episodio bélico que inició en un país que había tenido una Revolución para abrir las conciencias a todo tipo de pensamiento. Esto era lo que al parecer molestaba a los católicos de esa época y que logró prender en muchos estados, Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, Nayarit, Colima y muchos más, en un episodio sangriento del que se mencionan mas de 250 mil muertos, entre ellos muchos soldados del ejército mexicano. Fue en un acuerdo con el presidente Emilio Portes Gil el 21 de junio de 1929 ( a quien entrevisté a fines de los años setenta del siglo pasado y mencionó el hecho), que se terminó el conflicto, pero aparece periódicamente a lo largo de las décadas, para buscar el reacomodo de esa iglesia en los niveles altos del país.
LA REVOLUCIÓN PUSO EN SU LUGAR A TODOS, IGLESIAS INCLUIDAS
Llama la atención que esa iglesia intente recordar su episodio bélico, a unos días de la celebración de del aniversario de nuestra Revolución, en la que tanta gente había muerto pocos años antes de esa guerra, en la lucha por transformar al país. Cercana a los propósitos de la oposición, la jerarquía incluso ha participado en algunas de sus movilizaciones. Y es absurdo que su estatus legal rompa principios constitucionales, al depender de un país extranjero e incluso ostentando títulos y nombramientos de carácter externo. Y quiera meterse a todo trance en la línea estatal, al señalar que no pueden ser neutrales y que van a participar, nos imaginamos que con la misma oposición.
