viernes, diciembre 13, 2024

LIBROS DE AYER Y HOY: Casi 80 por ciento de los homicidios en México, son contra varones

La lucha es por la liberación conjunta de géneros, no solo de mujeres

Teresa Gil
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

El año anterior fueron víctimas de la violencia alrededor de 40 mil personas, de las cuales casi el 80 por ciento de las muertes fueron de hombres. En datos sobre menores, también el 80 por ciento correspondió a varones. Una lucha parcial y las presiones no conducen a nada, cuando hay una sociedad desigual como la que se gestó por décadas en México. Los datos que exhiben las estadísticas en el país, son tan abrumadores, que solo por ellos mismos, advierten que las movilizaciones, las demandas de cambio y de justicia, tienen que ser parejas, para hombres y mujeres afectados aunque no haya igualdad de circunstancias. Los varones siempre pierden. Dividir esa lucha, pasa un poco como en el caso de la no vacunación en países pobres o en personas que simplemente se niegan a vacunarse. Los contagios seguirán. Quienes tiene listas de demandas para los próximos días, documentos y teorías incluso, para denunciar el problema de las mujeres, dejan de lado al otro sector afectado que podría incorporarse solo en una lucha conjunta. El mal hay que enfrentarlo desde la raíz, como lo está proponiendo el actual gobierno; aunque por cuestiones políticas e ideológicas o por enfrentamientos, algunas se nieguen a reconocerlo. La pobreza afecta a más del 60 por ciento de la población. De los más de 62 millones de pobres que se mencionaban en México en 2019, (ya Coneval adelanta para 2021 alrededor de 70 millones), esa pobreza era casi similar para hombres y mujeres lo mismo en los 10 millones de pobreza extrema. La ONU advierte que con la pandemia, la cifra en el 2021 podría aumentar en número de pobres, de tal manera que por cada cien hombres podrían llegar a ser 121 mujeres; una diferencia significativa.

ALTO PORCENTAJE DE MUERTES VIOLENTAS DE HOMBRES Y DE NIÑOS MENORES

Las políticas erróneas y los comportamientos gubernamentales de sexenios que llevaron a esta etapa de violencia, afectan a miembros de la sociedad en sus diferentes niveles, aunque por lo general el más alto porcentaje es en niveles medios y bajos. Las cifras son más contundentes en la diferencia de hombres y mujeres. Estas cifras por lo general de INEGI, aparecen distintas en otras informaciones, aunque no muy alejadas. porque dependen de la fecha en la que fueron dadas. El dato de 2018, último de Peña Nieto y uno de los más violentos, señala 36 mil 517 muertes violentas, de las cuales tres mil 752 fueron de mujeres, en este caso por homicidios y por feminicidios. En noviembre del 2020, la cifra de hombres era de 28 mil 445 y de mujeres 3 mil 455, con 78 homicidios diarios de hombres y 9 de mujeres. Al finalizar el año, la cifra era de más de 40 mil. En un dato de julio de 2020 de la Red Nacional para los Derechos de la Infancia (REDIM), se da una cifra de 822 menores muertos en forma violenta, de los que 80 por ciento era de género masculino. Los últimos datos desde fines de 2020, se
mencionan hasta el momento, mil 117 menores victimas de la violencia. Otro aspecto que exhibe la diferencia entre hombres y mujeres es el educativo. A vuelo de pájaro la situación de los menores en la educación de acuerdo a los datos oficiales que se refieren a la baja de 3.8 por ciento que ha experimentado el analfabetismo en el último año, mencionan a la niñez de los seis a los 14 años, y todos los datos de los menores hombres ¡superan en analfabetismo a las niñas! Eso da una idea de que en una propuesta de cambio, todos esos sectores necesitan ser incluidos. Hay una deferencia abismal entre las muertes violentas de hombres y mujeres y menores varones y niñas y otro tanto en los niveles de analfabetismo. Por lo tanto, si se denuncian agravantes contra el género femenino en dos aspectos fundamentales como son la vida y la educación, los hombres salen perdiendo en alto grado.

LA DESTRUCCIÓN VITAL DE VARONES. NO ES PARTE DE MARCHAS Y DENUNCIAS

La muerte se instaló en nuestro país por políticas que dieron margen a un crimen organizado que ahora se extiende por varios estados. La complicidad, la omisión y las malas decisiones, han llevado al horror de la muerte en directo que por desgracia todos conocemos y todos los días. La lucha que hace el actual gobierno, aunque ha mermado ciertos porcentajes, no alcanza aún y no sabemos si alcanzará a frenar ese destruir terrible que nos pone en crespones negros en el mundo, independientemente de los crespones del Covid. Los feminicidios que no son sino parte de esa secuela que dejó un sistema injusto y omisivo, son denunciados a diario y en estos días se prepara un arrancón de denuncias como suele suceder la segunda semana de marzo, pero las otras muertes, las masivas, las que abruman en tandas todos los días, que se enfrentan desde la Secretaría de Seguridad, no tienen sector que las encabece, ni luchas que se hagan para rescatar de esa muerte segura a miles de jóvenes que vencidos ante la falta de opciones, se han sumado al crimen. Luchar por un sector específico, es tapar el sol con un dedo, el problema principal que es el que se refleja en el otro, está ahí presente, Por eso es importante que quienes defienden a un sector involucren a la sociedad en su conjunto a luchar por todos. Será la única manera de erradicarlas.

LA MUERTE EN DIRECTO Y LA DESHUMANIZACIÓN DE LOS MEDIOS

La película francesa La muerte en directo (1980) del director Bertrand Tavernier, es también una crítica directa a la deshumanización de los medios y la forma como usan a las personas en el cumplimiento presunto de su oficio noticioso, sin importar los sentimientos y lo que es peor la vida de los demás. Esta basada en la novela del inglés David G. Compton que tres años después en 1983 prestó otra de sus obras al guión de la película Proyecto Brainston muy similar. Exhibida, recuerdo, en la Cineteca, con una Romy Schneider aún joven pero ya en las postrimerías de su vida, previa a su suicidio. La muerte trágica de su hijo de doce años, la signó. En el filme, ella, enferma terminal, se presta a la filmación de su vida y su muerte en directo, cuando su marido, un desalmado vende la historia. Así, navega en el filme por pueblos y ciudades huyendo ya de esa filmación, mientras un hombre que tiene una cámara dentro de su propio ojo, la filma. Condolido y enamorado de ella, la ayuda a huir a la montaña donde se encuentra el gran amor de la mujer, nada menos que el ínclito Max Von Sydow, también fallecido el año anterior. Aparece asimismo Harvey Keitel. Compton que ha publicado novelas policiales y de ficción, con diversos seudónimos, nació en 1930 y goza de prestigio en su país y otros confines, ante todo por el préstamo de sus obras a películas de este tipo.

 

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