Teresa Gil
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Hasta en las más altas esferas hubo agarrones de chongo y fue así como el ínclito Lucifer terminó de ser ángel y se convirtió en serpiente. Por eso es risible que cierto columnismo utilice espacios tan valiosos para señalar a Morena como centro de disuasión. Y lo que más llama la atención es que críticos de partidos que han participado en el amasijo violento de sus propias estructuras y que fueron en mucho los que han destruido al país, señalen escándalos en el partido en el poder. Tiempo tuvieron, además, para plantear y organizar los desplantes internos en ese organismo porque según las denuncias hubo provocadores de todo tipo en las elecciones de consejeros nacionales el fin de semana. Es verdad que los críticos tan alebrestados señalaron como una especie de tapado de boca los escándalos denunciados por ellos, porque así quisieron equiparar al partido mencionado en uno más que como ellos rompe la reglas. Todos somos iguales quisieron decir esos partidistas y sus defensores en los medios, para quitar méritos y calidad moral.
HAY QUE BORRAR LA HUELLA PROCAZ DEL CASO ALITO Y LOS TIROTEOS EN EL PRI Alejandro Moreno alias Alito al que los medios pusieron en un trayecto que nunca imaginó, trayecto que por más deshonroso que fuera, a él que no sueña en pequeñeces, le sirvió para darse vuelos. Hasta un discurso con sillas vacías se echó allá en la vieja Ginebra. Tiempo atrás se había escenificado en su partido un tiroteo por causa de intereses, entre los agarrados de la nómina y el muchas veces mencionado Ulises Ruiz controvertido ex gobernador de Oaxaca. Son solo casos de pecata minuta en medio de los grandes bamboleos que daba el partidazo y que golpeó, encarceló, señaló, corrió , excomulgó…y algo más. La historia del sistema político, PAN incluido, está llena de escándalos, de pleitos, desencuentros y algunos muy golpeados por ahí. Nadie de ellos profundiza en esos temas para no involucrarse. Es una historia oscura que se pretende olvidar usando la frase ¡Al ladrón, al ladrón! Más en épocas de cambios de poder, cuando el dedo señalador se erguía como un omnipotente dios, para decidir el futuro inmediato. En medio de las fragilidad mental, ya temprana, de Luis Echeverría, el escándalo traspasó al país con el metrazo del Viaducto que costó la vida a varias decenas. Fue por el destape de José López Portillo dijeron algunos, cuando todo mundo esperaba a Mario Moya Palencia. El propio Echeverría dejó incrustados en su destape después lamentado por Gustavo Díaz Ordaz su creador, a los seguidores de Emilio Martínez Manautou al que todos consideraban el bueno. El escándalo hervía en ese y muchos casos. Cada cambio de sexenio o en el PRI, producía algún mensaje de terror, con más razón los cotidianos desencuentros en el gobierno y PRI, por puestos y decisiones, pese a ese eslogan de advertencia llamado lealtad al partido.
LA TRAGICOMEDIA MEXICANA Y UN SISTEMA QUE QUIERE LAVARSE EN OTROS.
Si alguien ha contado una historia abierta del viejo sistema mexicano, entre ironías y bromas, ha sido el escritor José Agustín. Autor de libros con presencia, como La tumba, De perfil, Se está haciendo tarde, El rock de la cárcel, y sus famosas Tragicomedia Mexicana, del uno al tres, entre otros. El autor nacido en Acapulco en 1944, tomó a su cargo hacer largas crónicas de lo que pasaba en un sistema al que adobaban los integrantes de una sociedad que no tenían para donde hacerse. El sistema era omnímodo, lo arropaba todo y de él José Agustín describe las angustias económicas, las crisis, las absurdas decisiones, los chivos expiatorios, los personajes emergentes como Cuauhtémoc Cárdenas, la actuación de los medios, los hechos universitarios, las torpezas de los gobiernos y multitud de cosas que vivimos los mexicanos en el curso de un sistema que se fue pudriendo. Dentro de todos los escándalos destaca la caída del sistema como el punto central de un partido en decadencia que aunque se quedó con el puesto se condenó quizá para siempre. Escribe en la página 153 de su Tragicomedia mexicana 3 (Planeta 1998): “Poco después de la seis de la tarde cuando se suponía que la información fluiría ̈́minuto a minuto’, el secretario de Gobernación Manuel. Bartlett, informó a los comisionados de la CFE que el modernísimo sistema de computación, ‘se había caído’, así que se suspendía la información de los resultados electorales hasta las diez de la noche. Todos se quedaron atónitos y nadie se tragó semejante patraña. Después se supo que los primeros resultados de las casillas que venían del DF y del Estado de México, favorecían espectacularmente a Cuauhtémoc Cárdenas”.