Teresa Gil
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Si uno de los primeros actos de gobierno de Claudia Sheinbaum fue la petición de disculpas por los asesinatos del 2 de octubre de 1968, lo que sigue debe ser una forma de reparación. Con el decreto publicado sobre el caso, Sheinbaum reconoce como culpable al estado mexicano, en una acción que tiene que seguir hasta sus últimas consecuencias. Aparte de la reparación del daño, en muchos casos con la pérdida de la propia vida, dejar formalmente señalada la culpabilidad de los que participaron desde lo oficial, encabezados desde luego por el presidente Gustavo Díaz Ordaz. Aunque nunca quedó clara una cifra, porque el gobierno maniobró los datos, se parte de más de 200 personas asesinadas. Es fundamental este señalamiento, ratificado por expertos en el grado de culpabilidad, porque la historia debe dejar claro lo que hicieron sus gobernantes y los que fueron sus cómplices y en un grado de culpabilidad que no prescribe cuando se trata de crímenes de lesa humanidad o de genocidio.
LA PETICIÓN DE DISCULPAS ABRE MUCHOS EXPEDIENTES QUE HAY QUE REVISAR
La aceptación de culpa de un estado debería de ir más allá de la culpabilidad de los agresores, porque todos tenían una vida personal y esa vida personal implica bienes, por lo general tomados del propio estado. Al definirse la culpabilidad y al no haber prescripción, esos bienes deben retornar al estado. Con cincuenta seis años de distancia es lógico que esas fortunas incluido capital y propiedades, fueron utilizadas por presuntos herederos. Hasta una conocida cantante anduvo con uno de los hijos del principal culpable, en pleno desfogue económico de ambos. La definición penal del caso obligaría al retorno de esos recursos al estado, lo que serviría como parte de la reparación del daño.
LAS DISCULPAS MODERNAS Y EL PERDÓN SOLICITADO POR COLONIZADORES
Los casos modernos de petición de disculpas, están fincados en hechos ocurridos en los últimos tiempos, diversos a los de la colonización. Hay países, entre ellos Colombia, en los que la existencia de guerrilla ha provocado cierta división interna. Y desde luego crímenes que han ameritado una disculpa. En cuanto a la etapa colonial, a nivel mundial de manera honesta o con una intención política, varios países colonizadores que aplicaron las más inicuas agresiones a los habitantes primitivos, han pedido perdón, en actos que a veces son protocolarios porque es difícil subsanar el daño que se aplicó. Pero la decisión lleva implícita un reconocimiento de los hechos y una promesa de cambio en las posturas de los nuevos gobernantes. De acuerdo a lista publicada, han pedido ese perdón Italia, Portugal, Dinamarca, Países bajos, Bélgica y Alemania. Se han zafado tres de los grandes colonizadores Reino Unido, Francia y España. Como el colonialismo en México fue al revés porque los nativos fueron colonizados, ya conocemos el caso de España y la miseria del reyecito español Felipe de Borbón, que se niega a pedir perdón a nuestros indígenas. El resto de los países que si lo han hecho, le están dando una lección que quizá por su soberbia franquista le va a impedir un cambio de actitud. Difícil es cuando se está ante personas con tanta pequeñez.