viernes, abril 26, 2024

LIBROS DE AYER Y HOY: La cultura se suma a la protesta ciudadana

Teresa Gil

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

La protesta ciudadana sube de tono en el país y los últimos tiempos han  sido generosos al mostrarnos a grupos, organismos y personajes que se rebelan contra la imposición oficial. Es la hora de los cambios piden, exigen y denuncian desde distintas esferas, la cultura incluso como sucede en Sonora con el Consejo Cultural Ciudadano (CCC),  y no van con las manos vacías. La mayoría de miles que se yerguen demandantes en el país, llevan propuestas, proyectos y programas para respaldar sus protestas Ya basta, dicen esas multitudes, de que México y nuestros recursos se estén dilapidando. Es momento de cambiar al país. Las movilizaciones y aglutinamientos  los hemos tenido a nivel nacional  con  los maestros de la CNTE en demanda de una verdadera reforma educativa ; se mostró en diferentes partes de México la fuerza contra el gasolinazo  que  advertía sobre la debacle de Pemex y el fracaso de las reformas estructurales  y ahora en la capital hay un a movilidad desusada contra las constructoras. En esto último no se toma en cuenta situación de clase; hay pobres y ricos en la contienda. Es permanente la lucha de quienes exigen justicia por los 43 normalistas de Ayotzinapa y la marcha emotiva de los que demandan que sus desaparecidos aparezcan, acto que crea un  nudo en la garganta ante la impunidad y la omisión. En Venezuela, un  pueblo resiste a sectores que representan las posturas externas, sobre todo de  Estados Unidos  y sus transnacionales de la comunicación; en Inglaterra la gente se mueve contra el Brexit y ¿que decir del país del norte, donde todo es movimiento para denunciar y rechazar a Trump?. Hay reacciones violentas contra esa movilización y amenazas graves como ha sucedido en Sonora contra uno de los principales promotores del CCC, el intelectual universitario Fernando Tapia Grijalva, “Y sin embargo se mueven”, diría Galileo. Muchos documentos ha expedido el CCC desde su fundación hace más de un  año, al grado de que se podría lograr un  copioso libro sobre la cultura sonorense y su futuro, “Sonora bronco y culto”, como sostiene en su libro del mismo nombre el escritor norteño Carlos Moncada Ochoa. Esa situación  refleja la  imperante en otros estados. Y es que a través de la cultura los gobiernos, sobre todo del PRI,  están haciendo política en actos masivos, festivales y fiestas mediáticas, costosas, que tienen como finalidad crear un  fondo de proselitismo “Y nacen con la impronta de las política partidista”. En aquel estado acaba de suceder con el costoso festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT) que se realiza en Álamos y en el que se invirtieron  este año 30 millones de pesos y con  El Festival Internacional del Pitic, en Hermosillo con otra millonada de inversión. Pero el programa se extiende a una gran cantidad de eventos, ferias y fiestas que requieren mucha inversión para concentrar  multitudes, desfile de personalidades políticas y el acto aparentemente trivial de cortar listones para figurar. El gobierno del Estado gastó alrededor de 60 millones para presentar a Plácido Domingo y el municipio  otro tanto con la presentación  de José Carreras. Todas esas concentraciones masivas sostiene el CCC, son jolgorios fugaces que no dejan nada a la población, no hay una verdadera infraestructura educativa que respalde esas actividades.. “La cultura se ve obligada a bailar al son de los programas oficiales”. El CCC ha tomado fuerza en Sonora pero se da con otros nombres en el país para enfrentar la cultura utilitaria y de relumbrón que desplaza el conocimiento profundo de las realidades de un estado o un país. Grupos de intelectuales, escritores, músicos, cineastas y poetas, entre muchos, lanzaron el año anterior, el Manifiesto del Consejo Ciudadano, donde exigen consulta previa a los proyectos de  cultura, funcionarios profesionales que conozcan el tema, uso adecuado del presupuesto  y expresan el rechazo a la creación de una Secretaría de Cultura que solo burocratizará más ese entorno. Y en sendas cartas al presidente municipal de Hermosillo, Manuel Ignacio Acosta  Gutiérrez  (Maloro) y a la gobernadora Claudia Artemisa Pavlovich Arellamo, les exponen la deficiencia de sus programas culturales y a esta última le cuestionan  el que a más de un año de su mandato, dichos programas y sus propuestas, “estén en el olvido”.

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