CIUDAD DE MÉXICO, 5 de abril (AlmomentoMX).- Bajo el sello de Debate de Penguin Random House, Grupo Editorial, llega a nosotros el más reciente libro de Katrine Marçal, “¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? Una historia de las mujeres y la economía”.
Will Hutton, del The Observer, señala e la obra que es “la economía vista desde un prisma totalmente distinto y feminista. Audaz e iluminador”.
Adam Smith, el padre de la economía moderna, escribió que no era por la benevolencia del carnicero y el panadero por lo que podíamos cenar cada noche, sino porque ambos se preocupaban por su propio bienestar; así, el ánimo de lucro hacía girar el mundo y nació el Homo economicus. Cínico y egoísta, el Homo economicus ha dominado nuestra concepción del mundo desde entonces y su influencia se ha extendido desde el mercado hasta la manera como compramos, trabajamos y coqueteamos. Sin embargo, Adam Smith cenaba cada noche gracias a que su madre le preparaba la cena, y no lo hacía por egoísmo, sino por amor.
Hoy la economía se centra en el interés propio y excluye cualquier otra motivación. Ignora el trabajo no remunerado de criar, cuidar, limpiar y cocinar. E insiste en que si a las mujeres se les paga menos es porque su trabajo vale menos, ¿por qué, si no? La economía nos ha contado una historia sobre cómo funciona el mundo y nos la hemos creído hasta el final. Pero ha llegado el momento de cambiar esa historia. En esta atrevida mirada a la crisis actual, Katrine Marçal se enfrenta al mayor mito de la actualidad y nos anima a acabar con el Homo economicus de una vez por todas.
EN PALABRAS DE LA AUTORA
“«Su madre era, de cabo a rabo, el núcleo de la vida de Adam Smith», escribe John Rae en su biografía del padre de la ciencia económica. Es Margaret Douglas la que se ocupa del hogar, independientemente de dónde establezca Adam Smith su residencia. Durante mucho tiempo, lo hará con la ayuda de una de las primas de Adam, Janet Douglas, la cual será, para las generaciones venideras, aún más desconocida. Lo único que sabemos es que desempeñó un papel importante en la vida de Adam Smith. En 1788, cuando Janet Douglas yace en su lecho de muerte, Adam Smith escribe una carta a un amigo en la que dice: «Sin ella me voy a convertir en uno de los hombres más desvalidos y desamparados de Escocia».
En sus teorías económicas, sin embargo, no hay rastro de estas afirmaciones. Como señala la economista feminista Edith Kuiper, las mujeres, a diferencia de lo que se observa en la obra de otros filósofos coetáneos, están completamente ausentes del pensamiento de Adam Smith.
Este libro no ha pretendido explicar la razón. Ni tampoco yo, como su autora, quiero ser demasiado dura con Adam Smith. Al fin y al cabo, Virginia Woolf tampoco sabía cocinar. Karl Marx tenía un ama de llaves con la que, además, se acostaba. No es esa la idea. La idea es que, desde que Adam Smith se olvidara de su madre, la disciplina, el linaje teórico que este alumbró ha pasado sistemáticamente por alto un detalle fundamental.
[…] No podemos cuestionar al hombre económico sin el feminismo, y apenas podemos cambiar nada de importancia hoy en día sin cuestionar al hombre económico.”
Katrine Marçal es la jefa de opinión de Aftonbladet, el principal periódico de Suecia, donde escribe sobre política, economía y feminismo. Vive en Londres.
AM.MX/fm