viernes, abril 19, 2024

“Las Cachorras”: niñas sicarias herencia negra de “Doña Lety”

(Primera de dos partes)
CANCÚN, QUINTANA ROO.- Dentro del siniestro e intrincado mundo del narcotráfico, no sólo hay sujetos sanguinarios y despiadados cuyo trabajo como sicarios es asesinar bajo los más crueles métodos; también hay jovencitas, niñas, menores de edad que se valen de su belleza y engañosa debilidad, sus mejores armas para llevar a cabo su demencial y macabra tarea: matar.

El reclutamiento de las incipientes asesinas a sueldo no es nuevo, data al menos de hace más de tres lustros, cuando a principios del 2004, el grupo de sicarios del Cártel de Juárez, “La Línea”, comenzó a reclutar a niñas y adolescentes entre 12 y 15 años a las que luego de deslumbrar con dinero y lujos, las adiestró y entrenó para matar, así de simple.

Esa nueva modalidad en el sicariato (asesinar por paga), en México, que no deja de ser una mala copia de Centroamérica, tanto de los cárteles de la droga como de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se extendió a las demás organizaciones criminales y también empezaron a incorporar a jovencitas dentro de su cuerpo de asesinos a sueldo.

Dicha práctica llegó hasta Quintana Roo, donde una ex agente federal, Leticia Rodríguez Lara, “Doña Lety”, fundadora del Cártel de Cancún se adueñó no sólo de la zona hotelera del paradisíaco puerto, sino de varios municipios donde controló el narcomenudeo, la extorsión (cobro de piso) y el secuestro, cuando los empresarios se negaban a pagar la “cuota por protección” o se oponían a la venta de droga en sus establecimientos.

De acuerdo con Sol quintana Roo, la ex agente, apoyada por su entonces lugarteniente, otra mujer de nombre María Teresa González Rodríguez, “La Tía”; copiaron la práctica de incluir a menores de edad a sus filas del sicariato; de hecho, fueron ellas las que fundaron en Quintana Roo, el grupo de “Las Cachorras.”.

Al paso del tiempo, como siempre pasa en el mundo de las drogas, donde las traiciones y deslealtades son comunes, “La Tía” se separó del grupo y se unió a “Los Zetas”, mientras que “Doña Lety” siguió al servicio del Cártel de Sinaloa.

Convertidas en enemigas, las células de uno y otro grupo protagonizaron cruentos enfrentamientos donde las “Cachorras” de Leticia Rodríguez, algunas ya dentro del rango de “Panteras”, causaron severos estragos en las filas contrarias.

Actualmente “Doña Lety” y “La Tía” están en prisión, aunque se dice que desde la cárcel siguen manteniendo el control de los grupos que manejaban: La primera en Cancún, Alfredo V. Bonfil, Tulum y Playa del Carmen, mientras que la segunda en Chetumal, Bacalar, Puerto Morelos y Cozumel, aunque pretende apoderarse también de Playa del Carmen y Cozumel.

Para poder alcanzar el grado de “panteras”, de acuerdo al escritor J. Jesús Lemus, autor de varios libros relacionados con el narcotráfico, entre ellos “Los Malditos”, las jóvenes tenían que haber asesinado a no menos de 5 personas, entre narcos rivales, policías perseguidores o adictos morosos, que no pagaban la droga que consumían, de esa manera demostraban “decisión, coraje, valentía”, según sus creadoras.

“Las Panteras”, conforme a J. Lemus, habrían sido fundadas en 2010 por Ana Karen Cuevas, pareja de Hernán Ramos “La Calaca” que llegó a ser jefe de plaza de los Zetas en el estado de Hidalgo. Cuevas fue detenida en 2012, acusada de secuestrar y asesinar, junto con Verónica Nájera, a todos los enemigos del cártel.

Otra de las mujeres integrantes del grupo, conforme a Lemus, era Mireya Moreno Carreón, apodada “La Flaca”, detenida y procesada por ser la jefa de ‪plaza del municipio de San Nicolás de los Garza, Nuevo León. Actualmente es procesada por narcotráfico, homicidio calificado, portación de armas y delincuencia organizada.
AM.MX/fm

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