lunes, mayo 6, 2024

LABORALES: Imperativo de la razón

José Dávalos/

Qué bueno que el Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México , doctor Enrique Graue, con motivo de la violencia desatada por un adolecente en el Colegio Americano del Noroeste, en Monterrey, Nuevo León, se ha pronunciado en contra de la violencia venga de donde venga, en cualquier parte que se dé, que se ha vuelto parte de nuestra  sociedad.

Es confortante escuchar el pronunciamiento del Rector Graue, porque sus palabras tienen un gran peso en nuestro país, ha sido y es un maestro cercano a los jóvenes. Por eso sus palabras penetran a la conciencia de la sociedad. Ha dicho: “Y en el proceso,  nos hemos alejado los unos de los otros, nos hemos hecho ajenos y le hemos dado a la violencia una enorme oportunidad para redefinir nuestras relaciones”.

Primero llamó a los universitarios a concientizar la gravedad de los hechos de violencia ocurridos en el centro educativo mencionado. Luego, con valor y sinceridad, dijo que “Es preciso reconocer que estamos fallando como miembros de una sociedad, porque hemos dejado de ver al otro como un igual, hemos roto y dejado romper los vínculos que como personas nos unen, nos identifican y  nos hacen  mejores”.

Los conceptos del doctor Enrique Graue me hicieron recordar las palabras de un destacado político neolonés poco antes de su muerte, cuando en una entrevista periodística dijo que la descomposición social que vivimos en México es la respuesta a haber quitado de la educación de los niños y de los jóvenes los principios de orden moral y ético, en los que se nos hacía sentir la solidaridad que debe imperar en las relaciones con los demás.

Las palabras del Dr. Graue tienen gran actualidad en el país: Es atroz que  niños,  niñas o maestros sean baleados en una escuela. Es atroz que un niño decida cargar con una pistola para disparar a otros, que son sus iguales. En el país hemos dejado que la interacción diaria se desarrolle enterrando nuestros principios básicos.

Y en el proceso,  nos hemos alejado los unos de los otros, nos hemos hecho ajenos y le hemos dado a la violencia una enorme oportunidad para redefinir nuestras relaciones. En el país se ha legitimado y empoderado a la violencia en una enorme cantidad de maneras, volviéndola parte de la sociedad.

En una reunión de trabajo con el Colegio de Directores de la UNAM, el Rector Enrique Graue expresó que debemos hacer todos una profunda reflexión, una revisión honesta de lo que hacemos nosotros mismos y por los otros, de cómo construimos estos vínculos que hoy aparecen irremediablemente rotos.

Agregó estas palabras, cada una con un inmenso valor: “Esto no puede ni debe ser un mandato de autoridad, debe ser un imperativo de la razón y de la conciencia, porque nos toca a todos transformarnos y reconstruirnos como sociedad y como personas. Sólo reconociendo plenamente la existencia y las necesidades de los otros se podrá dar sentido a los valores fundamentales que hoy parecen lejanos. Hace falta valentía y coraje para reconocer que hemos perdido la sensibilidad humana que antes era natural”.

Concluyó sus palabras haciendo un llamamiento a los universitarios: “Realmente espero que tengamos esas virtudes porque, de otro modo, sólo haremos más larga la noche, más profundo el dolor y más insoportable la tragedia. Esto no debe volver a suceder y sólo como comunidad podemos evitarlo”.

Estas palabras del doctor Enrique Graue caen fuerte en mi conciencia, porque he sido estudiante, he sido y soy profesor. Y como parte de la comunidad académica de la UNAM y como integrante de la sociedad mexicana, en todo esto tengo un quehacer desde el lugar que ocupo como docente.

Tenemos que ser conscientes de que la escuela es el complemento de la familia. Escuela y hogar, tienen que parar el camino de la violencia. La violencia en las escuelas trasluce la violencia que azuela a nuestra sociedad. No podemos quedar indiferentes ante la violencia y las injusticias que imperan en nuestro ambiente. Tenemos que trabajar para que el país se convierta en una comunidad de hermanos que se respeten, se acepten en su diversidad y se cuiden unos a otros.

Es tarea de todos, en un esfuerzo decidido, detener la violencia en nuestro país.

josedavalosmorales@yahoo.com.mx

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