Luis Alberto García / Zamora Pico de Oro, Chiapas
*La hermosa Pantera onca tiene un lugar especial.
*Esta organización ambientalista global es la famosa WWF.
*Su símbolo-marca es el panda asiático originario de China.
*Trabaja en coordinación con comunidades rurales de numerosos países.
*En esa labor participan gobiernos y Estados nacionales.
*Hay áreas de distribución del jaguar y otras especies en riesgo.
En 2020, WWF lanzó su Estrategia Regional del Jaguar (RJS) con el ambicioso objetivo de aumentar o estabilizar las poblaciones de jaguares, su base de presas, hábitat y conectividad para el año 2030.
La estrategia define quince entornos prioritarios de WWF para el jaguar, donde pretende asegurar fortalezas, construir conectividad, detener la matanza de jaguares, catalizar la cooperación y crear condiciones favorables, como financiamiento sostenible y voluntad política.
Para lograr este objetivo, WWF trabaja en el ámbito local mediante la realización de monitoreo de jaguares, la promoción de mejores prácticas en entornos productivos, la gestión de conflictos entre humanos y ejemplares, la reducción de la matanza de éstos y la contribución a una mejor gestión en áreas protegidas;
También labora a escala nacional involucrando al público e integrando la conservación del jaguar en diferentes sectores, y a nivel internacional mediante la promoción de financiamiento a largo plazo y a gran escala para la conservación del jaguar y la cooperación global.
WWF se esfuerza por garantizar que las comunidades locales participen y se beneficien de la conservación, considerando prioritario generar conciencia sobre la importancia de recuperar al jaguar y su hábitat en beneficio de la naturaleza y las personas.
La Panthera onca –su nombre científico- es un carnívoro félido de la subfamilia de los Panterinos y género Panthera. Y en América del Sur se puede llamar yaguar o yaguareté, perteneciente a la única de las cinco especies actuales de este género que se encuentra en el subcontinente.
También es el mayor félido de América y el tercero del mundo, después del tigre (Panthera tigris) y el león (Panthera leo), con una distribución actual que se extiende desde el extremo sur de Estados Unidos continuando por gran parte de México, América Central y América del Sur hasta el norte y noreste de Argentina.
Habita principalmente en zonas tropicales secas y húmedas, pero también vive en matorrales áridos, con una dieta amplia, al poder cazar grandes presas, incluido ganado, o pequeños animales.
Exceptuando algunas poblaciones en Arizona, esta especie ya ha sido prácticamente extirpada en los Estados Unidos desde principios de la década de 1900.
El jaguar y especies emparentadas con él se encuentran relacionados y se asemejan mucho en apariencia física al leopardo africano o de la India(Panthera pardus), pero generalmente es de mayor tamaño, cuenta con una constitución más robusta y su comportamiento y hábitat son más acordes a los del tigre (Panthera tigris).
Si bien prefiere las selvas densas y húmedas, puede acomodarse a una gran variedad de terrenos boscosos o abiertos. Está estrechamente asociado a la presencia de agua y destaca, junto con el tigre, por ser un félido al que le gusta nadar.
Es fundamentalmente solitario. Caza tendiendo emboscadas, siendo oportunista a la hora de elegir las presas. Es una especie clave para la estabilización de los ecosistemas en los que habita; al ser un superdepredador, regula las poblaciones de las especies que captura.
Los ejemplares adultos tienen una mordedura excepcionalmente potente, incluso en comparación con otros grandes félidos, lo que les permite perforar los caparazones de reptiles acorazados como las tortugas y utilizar un método poco habitual para matar.
Ataca directamente la cabeza de la presa entre las orejas para propinar un mordisco letal que atraviesa el cráneo con sus colmillos alcanzando al cerebro.
La Panthera onca, el jaguar como se le conoce, está calificado en la Lista Roja de la UICN como «especie casi amenazada» y su número está en declive, y entre los factores que lo amenazan se incluyen la pérdida y la fragmentación de su hábitat.
A pesar de que el comercio internacional de ejemplares de esta especie o sus partes está prohibido, este félido muere con frecuencia a mano de los humanos, especialmente en conflictos con ganaderos.
Aunque reducida, su distribución geográfica continúa siendo amplia, y a lo largo de la historia, esta distribución le ha otorgado un lugar prominente en la mitología de numerosas culturas indígenas americanas, como los mayas y los aztecas, que lo convirtieron en ser zoomorfo de inigualables alcances místicos, hechos leyenda.