jueves, marzo 28, 2024

La verde, siempre verde

Ramón Márquez C.

-II y última-

 

¿Por qué razón contrató la FMF al colombiano Juan Carlos Osorio como director técnico de la selección el 14 de octubre de 2015? Por lo mismo que son contratados todos los entrenadores que giran y giran cambiando de caballito en el eterno carrusel del futbol mexicano: por sus malos resultados. Más allá de lo logrado en otros lares, Osorio fue fugaz entrenador del Puebla en el Clausura 2012: dos victorias, dos empates, siete derrotas –cinco de ellas consecutivas- y dimitió. Y de ahí, tres años después, al banquillo del equipo nacional. De la verde…

 

Obsesivo en los entrenamientos, Osorio procura ser un docente. No se impone, se explica y, dicen sus jugadores, tiene una gran capacidad para convencer. Anota en una libreta cada punto malo y cada punto bueno en los ejercicios. Tinta roja para las fallas, azul para los aciertos y, cuando se produce un revés se aferra a una frase de Jorge Luis Borges: “la derrota tiene la dignidad que la ruidosa victoria no tiene, no conoce y no merece”. A lo largo de dos años y medio, este hombre de apariencia serena pero que suele ser sacudido por fogonazos de rabia fue luz y sombra para la afición mexicana, que lo abucheó en varios juegos y reclamó, sobre todo, su excesivo afán por rotar jugadores en vez de buscar un cuadro base. Protestaron también algunos técnicos y varios futbolistas, pero el reproche más airado vino de Colombia, la tierra de Osorio: “¿tú crees que voy a jugar el domingo, meto dos goles y el miércoles me vas a decir ‘rotación? ¿Rotación, hijoeputa? Yo juego porque juego”, dijo el Pibe Valderrama. Sin perder la serenidad, Osorio respondió a cada crítica… Así haya sido con extrañas analogías.

 

Recuerdo las palabras sabias de Sir Alex Ferguson. Cuando trabajé para el Manchester City tuve la oportunidad de acercarme a él y ver de primera mano los entrenamientos del Manchester United. Y me dijo: ‘En este nivel lo importante es que todos jueguen. Porque el dinero ya pasa a un segundo plano”.  En cualquier actividad de la vida, el ser humano se siente parte de un grupo cuando se le da la oportunidad de participar activamente con el grupo. El jugador de fútbol es igual… Creo que la rotación es sinónimo de oportunidad, de renovación, de sana competencia. Normalmente o cuando trato de explicarle a alguien, la asocio con una sala de emergencia una noche a la que uno llega con un familiar en una situación caótica, un grave problema cardiaco, y le dicen a uno: hoy el cardiólogo titular no está. Se ha ido de vacaciones a otro país. El que lo reemplazaba tuvo un inconveniente y salió con su señora para donde el ginecólogo. Y el tercer cardiólogo no está de turno. Está este señor. Es el cuarto cardiólogo que tenemos. ¿Qué decide? O esperamos hasta la otra semana que regrese el cardiólogo número uno o asumimos este momento coyuntural y le damos la oportunidad a este cardiólogo. Pues bien, eso lo trasladamos al fútbol y es muy similar: todos los jugadores y cada uno de los que están en la selección están por méritos. Y si esa selección se hizo correctamente, los méritos están ahí y hay que en algún momento utilizar ese recurso en beneficio de los objetivos colectivos.

Juan Carlos Osorio

 

Los muy veteranos de esta comarca capitalina recordamos, entonces, dos hechos históricos y clásicos: los Tiburones Rojos del Veracruz ganaron el campeonato 1945 hilvanando una racha de 18 juegos invictos -14 victorias y 4 empates-, anotaron 105 goles –entre ellos un 14-0 al Monterrey- y recibieron 52… Pero entre todas las marcas que impusieron resalta una muy particular: jugaron todos sus partidos con la misma alineación: Chavo Urquiaga; Velázquez y Negro León; Chito García, Rufino Lecca y Pachuco Durán; Lazcano, Valdivia, Pelón González, Pirata Fuente y Enrico…. Algo similar sucedió con aquel Guadalajara legendario y campeonísimo. Todos sabíamos de memoria su alineación, porque casi siempre jugaban los mismos: Tubo Gómez; Chaires, Sepúlveda y Jamaicón; Bigotón Jasso y Panchito Flores; Chololo Díaz, Chava Reyes, Héctor Hernández, Sabás Ponce y Pina Arellano.

 

La polémica llegó hasta canchas rusas. Antes del primer partido de la Copa del Mundo insistió Osorio: “la rotación es un principio de vida: dar oportunidad a todos, que todos se sientan importantes y que todos participen en la consecución de objetivos”. Y entonces se produjo la gran paradoja: ¿qué hizo en el Mundial? Presentó un cuadro base ante Alemania: Ochoa; Salcedo, Ayala, Moreno y Gallardo; Herrera, Guardado y Layún; Vela, Chicharito y Jiménez; ante Corea hizo una sola modificación –Álvarez por Ochoa-, la respetó ante Suecia y, en la derrota ante Brasil, sólo una increíble variante: ingresó Márquez y salió Layún.

 

Todo el drama se diluyó en cuatro actos consecutivos. Toda una larga filosofía de 30 meses se desvaneció. ¿Para bien o para mal? Para lo primero, en mi modesta opinión; lo que resultó muy cuestionable fue el manejo que hizo Osorio de los partidos. El primer tiempo ante Alemania fue una gran demostración de fuerza, espíritu, rapidez, técnica; el segundo fue defensa a ultranza, con cambios inexplicables en la alineación: ¡Márquez por Guardado!, el zaguero Álvarez por el estupendo Vela y el muy torpe Jiménez por Lozano. Tímido fue Osorio ante Corea y frente a Suecia salió a jugar con el marcador: un empate le bastaba para calificar. Jugó a defenderlo y en ese estúpido afán le sorprendieron los contrataques escandinavos. La derrota de 3-0 significaba el adiós… Siempre y cuando Alemania venciera a Corea. No. Sucedió lo contrario ante los atónitos ojos de todo el mundo: Alemania 0, Corea 2, y México avanzó a cuartos de final. ¿Qué hizo Osorio ante Brasil? Creo que lo más grave fue alinear a Márquez y dejar fuera a Layún. Desde su silla de ruedas Rafa aportó veteranía y toque calmado mientras Guardado y Herrera –quienes, para mí, fueron los mejores jugadores del partido-, se partían el alma en la media cancha, porque Vela y Lozano sólo apuntaban hacia adelante y el Chicharito estaba emn punta. Sin goles terminó el primer tiempo, y sin más pulmones Guardado y Herrera. Estaban fundidos. Muy tardía fue la reacción de Osorio -Layún a la cancha y Rafa a la banca- porque la línea media nacional había perdido todo el impulso. El triunfo de Brasil por 2-0 eliminó a México por séptima ocasión consecutiva en octavos de final.

 

¿Culpa de Osorio? No totalmente. Ya hemos dicho que la derrota es el ADN de la verde y que el futbol en México no es un deporte sino un negocio de doña tele. Pero a un viejo observador, como quien teclea estas líneas, a México le hizo falta un técnico más osado y con una mejor lectura de su banca y de lo que sucedió en la cancha.

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