jueves, marzo 28, 2024

La verdadera enfermedad social es la homofobia: Saraí Aguilar

CIUDAD DE MÉXICO, 16 de mayo (AlmomentoMX).- Mañana, día 17 de mayo, se celebran 27 años de que se dio la eliminación de la homosexualidad de las listas de enfermedades mentales por parte de la Organización Mundial de la Salud, en 1990. Desde 2004, la Organización de las Naciones Unidas lo ha celebrado como el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, una forma de llamar la atención sobre la violencia y la discriminación que sufren las personas LGBTTTI a nivel internacional.

El 17 de mayo se celebra ahora en más de 130 países, incluyendo 37 en los que los actos homosexuales son ilegales. Según datos de la ONU, al menos 76 países aún tienen leyes contra las relaciones entre personas del mismo sexo. En al menos cinco de ellos se castigan con la pena de muerte, señaló Saraí Aguilar, coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe en Monterrey, Nuevo León.

No obstante que en México hemos avanzamos en la forma, con la aceptación en el discurso público de la diversidad sexual, la realidad parece ser otra.

Saraí Aguilar indica que de acuerdo  con datos del CONAPRED del año pasado, siete de cada 10 personas LGBTI manifestaron sentirse discriminadas en espacios educativos; la mitad  haber vivido por lo menos una vez situaciones de acoso, hostigamiento o discriminación en el trabajo. En cuanto a la población trans, en la información recabada en el año 2015, 42% de mujeres y 38% de hombres dijeron haber sido discriminadas y discriminados en el espacio público.

En este escenario, dijo, la transfobia se presenta como una realidad palpable en el país. Se trata de la aversión obsesiva hacia las personas transexuales o transgénero; es decir, el miedo irracional, incomodidad y rechazo sistemático a las personas que cambian su género.

En México, de acuerdo con el CAIT (Centro de Apoyo a las Identidades Trans), de 2007 a 2015 se cometieron 283 asesinatos de mujeres trans. Y es de los pocos datos que registran esta situación, no existen estadísticas ni datos oficiales sobre los crímenes de personas trans. En la Encuesta Nacional sobre la Discriminación en México el tema no aparece y sólo es considerado a nivel Ciudad de México.

“Si creemos que con cerrar los ojos basta para que esto no suceda, es pertinente recordar un caso de agresión difundido por redes sociales hace un año. Es el de Britany Sofía, una transexual que el 11 de abril de 2016 fue golpeada y apedreada en la Feria de Puebla sólo por su aspecto. Con heridas visibles, grabó un video casero y lo difundió en redes sociales, en el que acusa: «Había más de 30 policías y no hicieron nada. Estaban protegiendo a gente normal. Pero qué hubiera pasado si hubiera sido el gay, qué hubiera pasado si hubiera sido el joto, el puto, el travesti. A ese sí se lo llevaban preso (P). Ya basta que a nosotras nos quieran lastimar; me acaban de partir la nariz, me rompieron el ojo y todo por gente normal, gente transfóbica»”.

¿En verdad el odio y la violencia entran en nuestros estándares de normalidad? ¿Acaso la moralidad elevada de la que se hace gala para oponerse a todo aquello que irrumpe lo convencional puede tolerar el odio, la violencia y el asesinato, pero no preferencias sexuales diferentes?

El respeto a la orientación sexual e identidad de género es parte fundamental de la libertad y dignidad de las personas. También lo es el respeto por las creencias religiosas y morales de cada miembro de la sociedad. La apuesta es educar en el respeto de los derechos de todos. El mundo es muy grande. Todos cabemos sin violentarnos. No es posible callar ante la intolerancia o dejarse arrastrar por ella.

AM.MX/fm

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