Gregorio Ortega Molina
*Nada más sesgado que la propaganda política. Nunca como en esta campaña se carece de información, toda se destinó a armar las carpetas de investigación para amilanarse unos a otros, precisamente porque carecen de ideas, propuestas y valores civiles, cívicos, morales y éticos para convocar a constituirse en gobierno
Sufragar se convierte en un verdadero dilema para el lector avezado, pues por más leído y escribido sea el que acude a las urnas, la realidad es que va a la cita con el futuro de su México a ciegas, verdaderamente a ciegas.
¿Por qué? Lector, lo reto a que enumere los proyectos y programas propuestos durante las campañas. Cuando no están en la diatriba y descalificación, se sumergen en la autoalabanza: “nada mejor puede ocurrirle a tu vida que votar por mí”, lo que es una mentira de a kilo.
La competencia ha consistido en descalificar al adversario con los mejores y los peores argumentos, todos sin sustento. Pero del candidato a la Presidencia de la República por el cual piensas votar, qué sabes y cuáles son sus propuestas, articuladas lógicamente y viables, para hacer mejor la vida de sus gobernados, tu vida, y acabar con ese flagelo que son la corrupción y la impunidad.
Nada más sesgado que la propaganda política. Nunca como en esta campaña se carece de información, toda se destinó a armar las carpetas de investigación para amilanarse unos a otros, precisamente porque carecen de ideas, propuestas y valores civiles, cívicos, morales y éticos para convocar a constituirse en gobierno. Como dirían las abuelas, todos están cortados por la misma tijera.
Y sin embargo es urgente, necesario acudir a las urnas, porque también nunca como ahora el resultado, sea cual sea, nos hará más dependientes de Estados Unidos, debido al andamiaje ideológico y crítico de la corrupción, que todo lo permea y a casi todos seduce. Decidieron, desde 1982, convertirnos en cabezas de ratón, porque la cola del león apesta, según ellos.
Y no es que lo que nos ocurre sea nuevo, ya está narrado, vivido por Javier Marías y sus personajes: “Que no se pidieran cuentas ante la justicia implicaba también un pacto social, era como decirnos unos a otros: <<Bien está, dejémoslo estar. Si para que el país sea normal y no volvamos a matarnos (cuando estamos en plena carnicería) es necesario que nadie pague, hagamos trizas las facturas y comencemos otra vez. El precio es asumible, porque al fin y al cabo tendremos a cambio, si no el país que quisimos tener, uno que se le parecerá”.
Bueno, mi querido elector, he aquí el dilema: ¿de veritas están construyendo un remedo del país que quisimos ser, o algo peor? Con tanta muerte, secuestro y vilezas mil, con tanto muerto de hambre y esclavo gracias aloutsourcing, ¿estamos más allá de lo que nos ofreció el proyecto de la Revolución? Y luego nos salen con que la globalización no es populismo. Hay que acudir a las urnas, aunque al hacerlo nos disparemos en los pies, sólo hay que tener cuidado de elegir las salvas, en lugar del plomo.