*Quieren mantenernos confundidos y vivamos creyendo que la violencia es un hecho aislado. Hasta recientemente supuse que el primer acto violento fue el asesinato de Abel por Caín, y no es así. Nada hay más violento que el engaño, la mentira, la oferta o promesa de un supuesto que nunca llega: al conocer el bien y el mal, seréis como Dios
Gregorio Ortega Molina
¿Cómo percibimos hoy la violencia? Carece de género, a lo peor también de pasado. Su historia o su recuento o su memoria está construida de un presente perenne, como ahora insisten en recordarlo el tiempo real, el periodismo, la información en las redes.
La historia de la humanidad es la de la violencia. Llegaron juntas al mundo, incluso estuvieron en pareja cuando se anunció una promesa de redención: no vine a traer la paz, sino la guerra.
Hemos tergiversado nuestra manera de percibirla; por angas o mangas insisten en acostumbrarnos a acotarla. Si no hay muerte, sin sangre, golpes, dolor, estadísticas, encierro, pareciera que ese fenómeno es inexistente. Siempre está en las antípodas, lo mismo en el movimiento incesante que en el claustro. Camina desde la “odisea” del Éxodo, hasta enmudecer en los campos de exterminio nazis. Hoy la migración de los dolientes y los perseguidos es incesante. Huyen los que pueden o aquellos a quienes el miedo da el suficiente valor para arriesgar la vida. Les resulta preferible perecer, que continuar respirando en lo que no es vivible.
Dejaron de llamarlos campos de exterminio, ahora se les reconoce como estaciones migratorias. Obvio ya no hay trabajo esclavo, se transformó en tráfico de personas, en trata, en esclavitud sexual y, lo más terrible, en esa compre venta de órganos, todo sostenido en la impunidad desde la cúspide del poder económico, donde pueden saltarse las listas de espera los desahuciados.
De manera ingenua insistimos en asociarla a las guerras, lo mismo entre naciones o internas, o con el tonto combate a la delincuencia organizada (dedicada a las drogas, a la prostitución, al crimen y la ejecución política), que ha de administrarse en lugar de combatirlo a sangre y fuego. El dinero negro siempre es un ingreso para el Estado, los gobiernos y sus operaciones encubiertas e incluso la investigación científica y técnica.
Quieren mantenernos confundidos y vivamos creyendo que la violencia es un hecho aislado, un suceso momentáneo. Hasta recientemente supuse que el primer acto violento fue el asesinato de Abel por Caín, y no es así. Nada hay más violento que el engaño, la mentira, la oferta o promesa de un supuesto que nunca llega: al conocer el bien y el mal, seréis como Dios.
www.gregorioortega.com @OrtegaGregorio