martes, mayo 20, 2025

La Costumbre del Poder: Soberanía sin salud es un mito

*El verdadero daño, la auténtica sepultura de la soberanía sucede cuando Andrés Manuel López Obrador toma la decisión unipersonal de desaparecer el seguro popular e inicia la desestructuración del sector salud

 

Gregorio Ortega Molina

Ahora que la confrontación verbal y diplomática con el huésped del Salón Oval está en su apogeo, a la doctora Sheinbaum Pardo le saliva la boca cada vez que se sirve de la palabra soberanía como argumento último para, en la insensatez total, escudarse en un término geopolítico que dejó de ser baluarte de los débiles.

     En este país -cuyos habitantes descreyeron del proyecto de nación- conculcaron la ley fundamental y sus gobernantes decidieron no escucharse ellos mismos: ¿hace cuántos años dejó de importar el término soberanía? Desde el punto de vista financiero, ¿dónde se toman las decisiones que determinan el rumbos de las finanzas de los inversores públicos y privados, en qué países las casas matriz de las instituciones bancarias de México?

     Es el menor de los males, el verdadero daño, la auténtica sepultura de la soberanía, se da cuando Andrés Manuel López Obrador toma la decisión unipersonal de desaparecer el seguro popular e inicia la desestructuración del sector salud.

     ¿Dónde las sedes de los laboratorios que producen las vacunas y los medicamentos varios para que los mexicanos respiren con confianza, sean optimistas y puedan llevar una vida saludable en el hogar, la escuela, el trabajo o la recreación? Ahí está la efeméride periodística del discurso de Hugo López Gatell acusando a los padres de los niños con cáncer de terroristas, por reclamar los medicamentos para sus hijos. O lo publicado por El País el 10 de mayo de 2023, cuando: “Un juez federal ha ordenado a la Fiscalía General de la República (FGR) retomar la investigación a Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, para determinar su responsabilidad en las muertes ocasionadas por la pandemia de covid-19”.

     ¿Qué decir de los institutos nacionales de salud, cuyo éxito fue aplaudido en el mundo, y hoy no pueden salvar vidas por carencias de insumos e instrumental? Las clínicas de IMSS e ISSSTE carecen, con demasiada frecuencia, de los medicamentos necesarios para satisfacer los requerimientos mínimos. ¿Dónde, entonces, la soberanía de una nación cuyos habitantes padecen enfermedades diversas?

     Ahí están los reportajes de El Universal donde se indica: “En México, el 49% de la población que no es derechohabiente de servicios públicos como los que ofrece el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), son quienes más batallan para obtener los recursos que les permitan tener acceso a servicios oportunos, accesibles y de calidad. Sin embargo, cada vez es más frecuente que aquellos que sí son derechohabientes deban solventar gastos en privados ante una emergencia por la falta de insumos, equipo o instalaciones adecuadas.

     “Aunque la familia Zarco logró juntar lo necesario para la primera cirugía de Ares, un segundo procedimiento maxilofacial para que el joven no perdiera el ojo les exigió otros 100 mil pesos. Rifaron a la yegua Espuma y recaudaron apenas un porcentaje de su valor; vendieron insumos de charrería, llegaron donativos de desconocidos y obtuvieron préstamos, pero la deuda es aún grande.

<<La ayuda significa mucho porque al momento te sientes impotente, sabes que no tienes la posibilidad ni los medios para salvarlo>>, dice Alba.

     “En 10 años, de 2013 a 2023, el gasto de los hogares en favor de la salud de sus integrantes se duplicó. Hoy en día las familias mexicanas gastan más que en el pasado, principalmente en consultas médicas y hospitalizaciones, según un análisis de la información que brinda la Cuenta Satélite del Sector Salud de México del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) realizado para este reportaje”.

     Insisto en evocar la imagen bíblica del plato de lentejas, convertido en tarjetas de plástico del bienestar con un poder adquisitivo más exiguo, y más si la soberanía del país queda en manos de habitantes enfermos.

www.gregorioortega.blog                                                         @OrtegaGregorio

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