Gregorio Ortega Molina
*Alguien debiera explicar a la sociedad por qué hay una diferencia de 40 mil centros escolares, si existieron o no, o las razones por las cuales desaparecieron; confrontar el diagnóstico dado entonces con el actual, para saber por qué algunos planteles requieren arreglos, y otros simplemente se cerrarán
Los majaderos niveles de corrupción en el gobierno federal nos obligan a reiterar al lector que debe recordar que son los hombres los que administran a las instituciones, y las pervierten o las transforman en admirables, para propios y extraños.
El Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, mejor conocido como CAPFCE, desapareció del organigrama de la SEP porque fue convertido en una cueva de ladrones (argumentaron para cerrarlo), pero tenía, esa institución, responsables que vigilaron la honradez y la eficacia. Nadie fue sancionado, ninguno pisó la cárcel.
Y lo que ocurre en la SEP indica que todo sigue igual. El martes 24 de octubre último, el aspirante presidencial y secretario Aurelio Nuño, anunció que el lunes 23 inició, con 540 millones de pesos, el proceso de reconstrucción y reparación de 11 mil escuelas en el país, en las sufrieron daños menores debido a los sismos de pasado mes de septiembre.
Dicho anunció motivó que un lector pusiera en mis manos la primera plana de Reforma del martes 26 de mayo de 2015, cuya nota principal advierte que en los últimos 12 años (entre 2003 y 2015) verificaron cuatro veces las condiciones en que se encuentran los planteles escolares, y diagnosticaron su funcionalidad y seguridad.
En nota firmada por Víctor Fuentes y Sonia del Valle, dan cuenta a los lectores de:
El costo de la verificación anunciada sería de 218 millones de pesos, y para hacerla el Instituto Nacional para la Infraestructura convocó a través de 46 licitaciones, para contratar empresas que evaluaran 77 mil planteles.
El proyecto contempló 39 por ciento de las 199 mil escuelas públicas, y fue financiado por el Fondo Nacional de Infraestructura y Banobras.
Entre 2003 y 2015 se realizaron 4 evaluaciones a las que destinaron mil 754 millones de pesos.
Desde 2008 se invirtieron 800 millones de pesos para el diseño, evaluación y certificación de la infraestructura educativa por parte del Instituto, y se dejó de lado el Atlas de la Infraestructura Física Educativa.
En esa época se dio a conocer que 20 por ciento estaban en muy malas condiciones, 30 por ciento sin agua potable y cinco por ciento con sanitarios en pésimo estado.
Como consecuencia de la Reforma Educativa se destinaron 700 millones de pesos para el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica. Resultó que a diferencia de las 199 mil escuelas anteriormente registradas, ahora sólo existen 152 mil 895, de los cuales 112 se construyeron con fines educativos.
Alguien debiera explicar a la sociedad por qué hay una diferencia de 40 mil centros escolares, si existieron o no, o las razones por las cuales desaparecieron.
También debieran confrontar el diagnóstico dado entonces con el actual, para saber por qué algunos planteles requieren arreglos, y otros simplemente se cerrarán.
Con CAPFCE o sin él, en la SEP todo sigue igual, es un robo en despoblado.
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