viernes, abril 19, 2024

LA COSTUMBRE DEL PODER: ¿Salud de AMLO o de la República?

Gregorio Ortega Molina

*¿La salud del Peje? Para nada, la que importa, en la que nos va la vida es la de las instituciones, sobre todo las relacionadas con la SCJN, pues jueces, magistrados y ministros son adictos al nepotismo como el menor de sus pecados

Previo al segundo debate corrieron los memes, dudas, chistoretes sobre la salud de AMLO, actitud de buena parte de la sociedad que debe obligarnos a la pregunta de lo serio, lo importante: ¿y la salud de la República? Me refiero al concepto desarrollado por Louis Antoine de Saint-Just, mejor conocido como Arcángel del Terror.

     Converso con mi compadre Celis sobre el número de candidatos asesinados y el de aquellos que decidieron poner pies en polvorosa antes de morir sin consecuencias. Con absoluto desparpajo achacó a los narcotraficantes las ejecuciones. ¿Por qué? Porque es el mejor argumento para ocultar lo que realmente sucede en México, donde la República está enferma y quienes la guían ni siquiera son capaces de tomarle la temperatura, de medir sus palpitaciones, de asegurarse que no fallezca.

     ¿Descarrilar a AMLO con los rumores de que es viejo, está enfermo y es beodo? Tanta inquina disparada desde el poder, lo favorece. En su afán por cuidar de su impunidad, hacen a un lado la salud de las instituciones y se muestran incapaces de contener la decadencia de lo que administran. La República se les pudre en las manos, y ni siquiera fruncen la nariz con el hedor de la muerte que viven los sistemas de procuración e impartición de justicia.

     En el Poder Judicial de la Federación nada se ventila, todo es secreto, hasta la tapadera usada para esconder la corrupción interna. Me cuentan que fue el propio Luis María Aguilar, presidente de lo que debiera ser el más digno de los tribunales, quien puso de patitas en la calle a Fernando Bello Morín, protegido de Guillermo López Figueroa en el área de comunicación social de la Suprema Corte de Justicia. Este es el nivel.

     Y los niveles de gasto en imagen, lo mismo en la SEP que en SEDESOL o SER. ¿A quién desean engañar? Es cierto que en política la percepción se impone sobre la realidad, pero me pregunto si la corrupción privará sobre los agravios, el hartazgo, la cadena de humillaciones a las que las políticas públicas someten a los gobernados.

     Es cierto que la administración de justicia es un instrumento de poder, pero la realidad es que aquí se manchan, porque lo han degrado al usarla como escudo en las tropelías personales, en la necesidad de ocultar los escándalos de corrupción o las muertes sin justificación, como el saldo de la Guardería ABC. De los trastupijes financieros, mejor ni hablar.

     ¿La salud del Peje? Para nada, la que importa, en la que nos va la vida es la de las instituciones, sobre todo las relacionadas con la SCJN, pues jueces, magistrados y ministros son adictos al nepotismo como el menor de sus pecados. Más cerrados que la élite financiera de SHCP y Banxico. Son los cuervos de los cuadros surrealistas de Leonora Carrington y Remedios Varo que nos descubren el peso de las leyes.

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