jueves, marzo 28, 2024

LA COSTUMBRE DEL PODER: Nomás 6 tiros le dieron

*Alguien decidió que ya estaba hasta la madre de Isidro Baldenegro, porque se empeñó en preservar las tierras ancestrales de su comunidad tarahumara. El galardonado en 2005 con el premio Goldman, recibió seis balazos, con cada uno de ellos el encono de los madereros de Chihuahua. No me refiero a los viejos, sino a los que llegaron al negocio con Pancho Barrio

 Gregorio Ortega Molina 

Todavía no me queda claro que el asesinato de Rubén Jaramillo, su esposa e hijos, fuese decidido desde el gobierno federal, por más convencido que Carlos Fuentes se haya mostrado en ese momento y publicado en Siempre!

Evoquemos, para los lectores jóvenes, el suceso: “Su casa fue violentada y saqueada, por lo que el 21 de mayo de 1962 denunció los hechos a la Procuraduría General de la República y responsabilizó de los mismos al gobernador de Morelos, teniente coronel Norberto López Avelar; el 23 de mayo siguiente, Rubén Jaramillo, su esposa Epifania Zúñiga García y sus hijos Enrique, Ricardo y Filemón, fueron secuestrados por soldados vestidos de civiles al mando del capitán José Martínez Sánchez, hombre moreno cuya mejilla cruza una cicatriz, guiados por el exjaramillista Heriberto Espinosa, alias <<el pintor>>, y trasladados en vehículos militares a las inmediaciones de las ruinas de Xochicalco, en donde horas después fueron ultimados con armas reglamentarias del Ejército Mexicano. La operación fue presenciada por los vecinos y Rosa García, anciana madre de Epifania”.

55 años después, alguien decidió que ya estaba hasta la madre de Isidro Baldenegro, porque se empeñó en preservar las tierras ancestrales de su comunidad tarahumara. Había ido a esconderse a una casa en la sierra, debido a las decenas de amenazas de muerte recibidas. El galardonado en 2005 con el premio Goldman, recibió seis balazos, y en cada uno de ellos el encono de los madereros de Chihuahua. Y no me refiero a los viejos, sino a los que llegaron al negocio con Pancho Barrio.

Aporta a los lectores la información de El País: “Baldenegro sabía que se jugaba la vida. Por eso, poco antes de su muerte buscó refugio en la casa de un tío en una comunidad tarahumara al norte de Chihuahua. El domingo por la tarde un hombre de 25 años -a quien posiblemente conocía la víctima- sacó un arma, disparó sin piedad y huyó. La Fiscalía estatal ha anunciado que tienen <<plenamente identificado>> al agresor, pero no han querido ofrecer más información sobre el caso”.

El dinero <<todo>> lo compra, incluso las conciencias. Alguien con suficiente poder económico puso en las manos de los asesinos de Jaramillo y su familia, las armas reglamentarias del Ejército Mexicano. Después, mucho después, tanto como 55 años, pagaron mucho por la vida de Baldenegro.

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