Gregorio Ortega Molina
*Quienes asuman el poder el próximo 1° de diciembre habrán de hacerlo con una decisión tomada: ¿paz negociada o aniquilación total de los barones de la droga?
Solucionar el dilema es fundamental. Los gobernantes tienen únicamente dos opciones, la que elijan modificará profundamente el destino de las dos próximas generaciones de mexicanos. De ese tamaño.
Pacificar México, restablecer la gobernabilidad y el Estado de derecho en el territorio nacional, y engrandecer las instituciones que configuran la República, ¿depende de una solución política integral, o demanda recurrir a los métodos paramilitares y extralegales que requiere la procuración de justicia -por sobre la aplicación de la ley, así como la defensa de los derechos humanos de las víctimas por encima de los de los delincuentes- para tener éxito?
Hemos de partir de un hecho constatado: estamos en una guerra cruenta y sin cuartel, que en 11 años suma más de 300 mil muertes, porque fue en esos términos que la Presidencia de la República se propuso solucionar el problema.
A estas alturas no se trata de encontrar y exorcizar las causas que obligaron a esa decisión, Fue tomada, ahora necesitamos encontrar un camino seguro para salir de ella.
Las guerras sólo pueden concluirse de dos maneras: con el exterminio total del enemigo, o con la paz convenida, negociada y arreglada. La II Guerra Mundial usó ambas vías. En Europa hubo paz negociada, a Japón lo sometieron después de dos bombas atómicas. No les dejaron elección.
Las FARC claudicaron de una absurda lucha después de ardua negociación, en la que ambas partes cedieron en temas considerados por ellas fundamentales.
Lo anterior obedece a que me encontré en Excélsior la siguiente información: “David Beriain ha sido corresponsal de guerra en Irak, Afganistán y Libia. Ha reportado desde las minas de sangre en el Congo y se ha adentrado a la densa selva colombiana para hablar con los guerrilleros de las FARC. Pero a pesar de haber narrado conflictos armados en todo el mundo confiesa que nunca había visto algo como lo que ocurre actualmente en México, donde el poder de la droga y del dinero desató una crisis humanitaria sin precedentes en la historia reciente del país. Esta es la principal conclusión que sacó tras pasar más de tres meses como infiltrado en el cártel de Sinaloa, tras la recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
“El periodista español asegura que la normalización de la violencia y la manera en que la “narcocultura” han logrado echar raíces en grandes extensiones del país, representan un fenómeno único a nivel global, que evidencia la manera en que opera el capitalismo, pues el narcotráfico <<no es otra cosa que la versión más extrema, salvaje y violenta de algo que mueve la vida de todos nosotros: la ley de la oferta y la demanda>>.
“Yo pienso que, haciendo una historia del narcotráfico, en el fondo estás haciendo una historia de cómo funciona el mundo actual”, señala Beriain en entrevista con el Huffington Post México; el periodista asegura que en el mundo del narcotráfico, donde todo se reduce a matar o morir, las percepciones del bien y el mal pueden evidenciar las muchas contradicciones del mundo y del ser humano”.
Quienes asuman el poder el próximo 1° de diciembre habrán de hacerlo con una decisión tomada: ¿paz negociada o aniquilación total de los barones de la droga?
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