*Actualizadas en el conocimiento de las posibles funciones del general al servicio del Estado, en beneficio de la economía y la seguridad nacional y regional de ambos países, sus autoridades tomaron una decisión adecuada que -lo veremos- beneficiará más a Estados Unidos que a México, y posiblemente bautizaron este operativo de rescate de imagen política con el nombre de Ropa Sucia, para que cada cual lave la suya en casa
Gregorio Ortega Molina
¿Abrirán una carpeta de investigación al general Cienfuegos? ¿Estarán dispuestos, aquí, en México, y allá, en Estados Unidos, a que se haga público lo que el militar, reconocido por ambos países durante su gestión secretarial, tiene que decir sobre el narcotráfico a través de la frontera? Infiero que los gringos se dieron cuenta del enorme error cometido por ellos y tomaron la decisión inteligente de regresar la manzana envenenada.
Aquí es preciso puntualizar que la notable diferencia entre Genaro García Luna y Salvador Cienfuegos se hace más notoria, y que el militar en nada se parece a Jorge Díaz Serrano, porque el ingeniero y ex director de Pemex protegió un acto de corrupción de Alicia López Portillo para no mancillar la presidencia de Jolopo, mientras que Cienfuegos protege una función de Estado, un acuerdo bilateral no escrito, y con eso se blinda él mismo.
Dado que la sección de inteligencia de la secretaría de la Defensa todo lo documenta, allí deben permanecer en buen resguardo los testimonios de cómo y por qué fue que operó lo que nunca debe quedar consignado por la historia, pero que sirvió al Estado con eficiencia, discreción y a riesgo de su dignidad y seguridad futuras. Supo, cuando se lo encomendaron, que con esa tarea le cancelaban su tranquilidad y el inmediato porvenir.
Un amigo, en una hipótesis que no cabe, me pregunta por qué Rubén Zuno no y el general sí. El hermano de María Esther funcionaba por la libre, era un casateniente y hombre de negocios y de poder, no fue narcotraficante, pero sabía con pelos y señales lo que ocurría en Guadalajara y la manera de morir de Enrique Kiki Camarena y los nombres de sus ejecutores. Supo algo de lo que nunca debió enterarse.
Fue Luis Echeverría Álvarez quien convenció a su cuñado Rubén de que fuera a entregarse puesto que no había cometido ningún delito. Ese hecho dinamitó la relación con María Esther, ya de por sí maltrecha. Se le agudizó la diabetes a la doña, por el coraje.
Actualizadas en el conocimiento de las posibles funciones del general al servicio del Estado, en beneficio de la economía y la seguridad nacional y regional de ambos países, sus autoridades tomaron una decisión adecuada que
-lo veremos- beneficiará más a Estados Unidos que a México, y posiblemente bautizaron este operativo de rescate de imagen política con el nombre de Ropa Sucia, para que cada cual lave la suya en casa.
En cuanto a Luis Crescencio Sandoval debió morderse la lengua al hablar de desviaciones y al asegurar que no piensan en el poder, pues ya tienen una buena parte del que todavía existe en México: económico y territorial, por presencia.
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Devoto Guadalupano y lesionado en el nervio ciático con agudo dolor muscular y óseo, decidí iniciar hoy el puente Guadalupe Reyes. Nos reencontramos, si el Covid-19 lo permite, el lunes 4 de enero de 2021.
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