viernes, abril 19, 2024

La Costumbre del Poder: López, el profeta que traicionó a su patria

*Qué haremos con los pobres cuyo número no disminuyó, sino que creció; qué con esos cuerpos encontrados, pero que resulta imposible identificar; qué con los amarres extra legales entre narcos y autoridades; qué con la sumisión de los poderes Legislativo y Judicial; qué con las mentiras de Hugo López Gatell o las de Alejandro Encinas, quien se muestra incapaz de explicar a su jefe y amigo que el sistema de protección que dirige es una vacilada, porque no hay presupuesto que alcance para garantizar la vida de tanto amenazado

Gregorio Ortega Molina

El problema con los profetas es que sus dichos tienen fecha de caducidad, salvo en aquellos cuya palabra remite estrictamente a la fe. Así se mantiene viva la esperanza.

     Hoy, los profetas políticos tienen una tarea muy difícil para que pueda renovarse la confianza en sus promesas. Como personas o personajes públicos, sus vidas son totalmente escudriñadas por todos aquellos que esperan el paraíso de su gobierno en la tierra.

     Se queja Andrés Manuel de haber perdido intimidad. Se equivoca, la puso en prenda desde que decidió convertirse en conductor de hombres y mujeres, en desfacedor de entuertos, en promotor único de un cambio de manera de ser en el mexicano, para que no se robe ni se mienta y quede de lado la corrupción moral que tanto nos afecta, pero nada dice del diezmo que no ve, de las ejecuciones de periodistas que es incapaz de contener, de los niños no vacunados, de los enfermos de cáncer sin medicamentos.

     Más pronto que tarde habrá de rendir cuentas. Es entonces, al escucharlo, que nos percataremos del engaño, de que nada cumplió de lo profetizado para que los mexicanos que lo eligieron le dieran su voto, su confianza, su vida, su futuro.

     Qué haremos con los pobres cuyo número no disminuyó, sino que creció; qué con esos cuerpos encontrados, pero que resulta imposible identificar; qué con los amarres extra legales entre narcos y autoridades; qué con la sumisión de los poderes Legislativo y Judicial; qué con las mentiras de Hugo López Gatell o las de Alejandro Encinas, quien se muestra incapaz de explicar a su jefe y amigo que el sistema de protección que dirige es una vacilada, porque no hay presupuesto que alcance para garantizar la vida de tanto amenazado.

     Qué hará para contener los estragos de la inflación en las tarjetas de bienestar; qué para que sus obras de “seguridad nacional” produzcan riqueza; qué para evitar que sus codiciosos incondicionales se esfuercen en meter la mano al acervo cultural Banamex.

     Imposible para el profeta desarmado López reconocer que se equivocó y carece de recursos para cumplir, y que en lugar de engrandecer a la nación la disminuyó, en idéntica medida a como él se disminuyó frente a sus aspiraciones originales. Cómo saber dónde nos conduce su soberbia.

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Extraño paralelismo entre dos López, uno ex presidente, el otro en funciones. Los hijos mayores con el mismo nombre: José Ramón López, y todo indica que ambos tienen las mismas debilidades. ¡Sorpresas te da la vida!

www.gregorioortega.blog                                           @OrtegaGregorio

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