*Hace cuatro años los mexicanos vivimos en un programa continuo de Teatro Fantástico. Es el seguimiento de un engaño tras otro. Los nombres de los personajes pueden parecer inolvidables, pero sólo uno permanece en la memoria. Fanfarrón, siempre empeñado en vendernos la ilusión de lo que no puede ni podrá ser. Estamos en el país de nunca jamás
Gregorio Ortega Molina
Ya ni duda cabe. El presidente constitucional de los mexicanos está embriagado de poder. Si su némesis -afirman el vulgo y Andrés Manuel López Obrador- era de chupitos, él es de desvaríos y pérdida de vidas humanas.
Superado el frenesí de los festejos del IV Informe, es momento de detenernos en la oferta de Internet para todos. La hace encaramado en el desprestigio de Manuel Bartlett Díaz, total es alguien a quien se puede culpar cuando la promesa quede incumplida.
Saben, AMLO y sus valedores, que esta oferta es pura faramalla electorera, porque la realidad es clara: los niveles de analfabetismo son alarmantes, y la pobreza impide que millones de mexicanos tengan acceso a una Tablet, una laptop o una PC de escritorio. El Internet únicamente será usado para sus comunicaciones vía celular, mensajearse y consultas breves. En nada favorecerá la formación educativa y cultural de los jóvenes mexicanos.
¿Qué es lo que favorecerá esta oferta política? Muy sencillo, a las compañías telefónicas y los servicios de diversión y venta de programas que pueden consumirse por celulares. No a las necesidades educativas.
¿Cuántas escuelas públicas cuentan con suficiente equipo de cómputo, para formar a los alumnos en el uso educativo y cultural de Internet y que esta herramienta de comunicación contribuya a desarrollar su comprensión de lectura y enriquezca su entendimiento de lo que es el mundo de hoy y dónde se insertan México y los mexicanos?
La realidad es otra. Hace cuatro años los mexicanos vivimos en un programa continuo de Teatro Fantástico. Es el seguimiento de un engaño tras otro. Los nombres de los personajes pueden parecer inolvidables, pero sólo uno permanece en la memoria. Fanfarrón, siempre empeñado en vendernos la ilusión de lo que no puede ni podrá ser. Estamos en el país de nunca jamás.
Los integrantes de ese México bueno y sabio continúan como audiencia de Enrique Alonso y su Teatro Fantástico, siempre embelesados por una nueva promesa y una dádiva que les permite arañar la realidad y ese hecho se convierte en añoranza de lo que nunca podrán tener.
Invirtieron necesidades y valores. ¿Internet para todos? Primero debe ser educación para todos y, como dijo Francisco Labastida, con computadora para cada uno de los estudiantes. Lo otro es pura faramalla.
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