*Por lo pronto, lo que nos ofrecen es inferior a lo que fue el proyecto de la Revolución; el mundo en el que se ajustan las ambiciones de la 4T no tolerará afrentas contra la libertad. Pero estamos en el absurdo
Gregorio Ortega Molina
Los integrantes del gabinete ¿son empleados del presidente de la República en funciones, o su mandato constitucional está por sobre sus afectos y lealtad? ¿Les paga el titular del Ejecutivo de su bolsa, o reciben su salario de la recaudación fiscal?
Recuerdo, con lástima y sensación de oprobio, lo narrado por Ricardo Garibay en casa de Enrique Mendoza; el cómo y cuando escuchó las increpaciones de Gustavo Díaz Ordaz a Agustín Yáñez, porque se atrevió a renunciar. Es conseja que al mandamás no se le renuncia, ¿por qué?
Es un absurdo, pero obedece a que los integrantes del gabinete y los miembros del Poder Ejecutivo, desde jefe de departamento hasta subsecretario, se consideran contratados por sus jefes inmediatos, y nunca por una institución. Por ello está descarrilado el servicio nacional de carrera. De este contexto se desprende la actitud lacayuna del primer círculo del poder. No se atreven ni a respirar frente a su domador, mucho menos a soltarse un “pum” por accidente, o por miedo. El modelito está cabrón.
Los que durante esta administración decidieron dimitir, ¿lo hicieron por dignidad, desengaño, frustración, o porque al fin comprendieron que se encontraban vistiendo una hermosa camisa de once varas? Y luego AMLO se atreve a sostener que dista mucho de comportarse como el otro López, el del México de un solo hombre. El riesgo de la dictadura y de la balcanización de la patria está vivo. La ambición puede más que la templanza, la cordura, la prudencia o la razón.
AMLO tiene prisa, propone, dispone y depone. Niega la utilidad del cubrebocas, que es una verdad médica; debiera ofrecer una disculpa a Arturo Herrera, porque efectivamente ese filtro que a medias cubre el rostro, es esencial para la reactivación económica, porque preserva la salud, sin la cual nada se produce, sino molestia y gasto.
Pero el presidente es insensible y se niega a comprender: “De todas las escuelas de la paciencia y la lucidez, la creación (creatividad) es la más eficaz. También es el más conmovedor testimonio de la única dignidad del hombre: la rebelión tenaz contra su condición, la perseverancia en un esfuerzo sostenido por estéril. Exige un esfuerzo cotidiano, el dominio de uno mismo, la apreciación exacta de los límites de la verdad, la mesura y la fuerza. Constituye una ascesis…”, dejó escrito Albert Camus.
Y todavía encontramos exegetas que le buscan la cuadratura al círculo e intentan explicaciones a la confusión política en la que, con toda intención, nos tienen inmersos, pues sólo andan tras la posibilidad de construir su propia dictadura, sin contar con que aquí también puede haber una copia notariada de Carlos Prats, para encontrar su fiel de la balanza en su Augusto Pinochet. En política y las pugnas por el poder son mayores las sorpresas, que la posibilidad de que el análisis anticipe el resultado.
Por lo pronto, lo que nos ofrecen es inferior a lo que fue el proyecto de la Revolución; el mundo en el que se ajustan las ambiciones de la 4T no tolerará afrentas contra la libertad. Pero estamos en el absurdo.
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