miércoles, abril 24, 2024

ISEGORÍA: Volver con ellos

Sergio Gómez Montero*

No tengo agua en las manos, 
ni palabras en la mirada, sólo 
silencio ante la agonía silenciosa
de los sin nombre.

Anónimo: “Poema sobre la pobreza”

Por cuestiones de atención a mi salud tenía cuatro años viviendo en la CDMX. He regresado hoy a Baja California en donde por lo regular radico. Mas hoy, aprovechando que ando por acá nos volvimos a reunir con los viejos de la tribu, con quienes caminamos primero hacia Cananea y de allí, con don Nico, caminamos hacia la sierra a meditar para luego bajar al mar y llegar, tranquilos, hasta Bahía de Kino, donde nos sentamos a platicar largamente con los seris. ¿Y a platicar de qué, si ya todo pasó? Ellos, nosotros, los ocho sentados en la arena en la playa alrededor de una fogata (hacía un frio de perros), mientras nos observa impávida la Isla del Tiburón, luego de esa afirmación tan rotunda de uno de los mixtecos sé que la reunión tendrá mal que bien sus asegunes. No será, quizá entre nosotros, tiempo de canallas; pero tampoco el dialogo será aterciopelado como otros. Contesta Héctor, el wixarica de Durango, entonces: A lo mejor por eso: hay que echar todo para adelante.

Así nos toca ser: tratando de componer el mundo, desde abajo y a la izquierda, desde nuestros respectivos lugares de influencia, tratando de ver que todo marche en orden en beneficio de aquellos con los cuales hemos convivido durante muchos años, en las buenas y las malas, en las duras y en las maduras, cuando cae nieve o cuando el sol nos quema, pero siempre caminando junto a quienes somos muchos y pronto seremos más, porque somos el pueblo que crece y no deja de crecer en términos de calidad y cantidad. En ese hacer y deshacer en que nos movemos, nos cuesta el problema de los equilibrios y las estabilidades en el país roto que nos acaban de entregar, en donde corren vivos los ríos de corrupción y violencia que inundan campos y ciudades y vuelven continuamente ingobernable nuestra vida cotidiana: los otros, los que no somos nosotros, no quieren entender que ya no son ellos los que deciden qué hacer con el país, y que si bien no somos nosotros, desde abajo y a la izquierda, totalmente los que decidimos el quehacer (Como en Cherán, pues), tenemos influencia y se escucha nuestra voz alzada y aún leve, pero clara y precisa como siempre lo ha sido. Lo ha sido aquí, dice ahora el seri, y en Chiapas y en Oaxaca y en Nayarit y en San Luis Potosí y en todo el país, pues, porque en todo el país ha sido necesario luchar desde muchos años atrás para defender lo que es nuestro y que una y otra se nos ha intentado arrebatar y que inútilmente los tata mandones no han podido defender y por eso nuestra tierra es cada vez menos nuestra tierra y nuestros ríos menos nuestros ríos y todo, todo, cada vez menos nuestro.

La luz de la luna se derrama sobre nosotros mientras circula el bacanora y a todos nos toca un trago de esa bebida sagrada, mientras nos decimos adiós y cada quien camina hacia su tierra, en donde dejará el mensaje que los viejos de la tribu acordamos dejar para que, desde abajo y a la izquierda, se conozca fuerte y clara en todas las regiones del país.

El ruido de las percusiones y chirimías nos despiden y nos dicen adiós.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka-yahoo.com.mx  

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