jueves, marzo 28, 2024

ISEGORÍA: Un país políticamente agitado

Sergio Gómez Montero*

he dejado la puerta entreabierta

soy un animal que no se resigna a morir

B. Varela: “Escena final”

¿De dónde proviene tanta agitación política que se siente desde hace días en el país? ¿Acaso sólo de la actividad política que se despliega cada mañana con las conferencias mañaneras del Presidente del país? ¿Qué es, finalmente, lo que llevó a José Narro a renunciar al PRI; hasta ahora se dio cuenta del basurero que es ese lugar? ¿Cuánto tiempo falta para que a Marko Cortés, el hijín de Ricardo Anaya, lo echen a patadas de la presidencia del PAN? ¿De dónde y por qué tanta agitación política, si no hay razón ni son tiempos para que eso suceda?

Leía, hace poco, un artículo muy interesante (“¿Un nuevo capitalismo? De la rutina a la flexibilidad” de Héctor Escudero Castro y Patricia Escudero Castro) sobre el reciclaje que hoy afecta al capitalismo (todo ello basado en las tesis de Richard Sennett sobre la materia), en donde dos de los efectos principales de ese reciclaje tenían que ver, uno, con el lanzamiento de una nueva derecha afilada y audaz, dispuesta a conquistar todos los puestos de poder a su alcance, y en donde Donald Trump pareciera ocupar el lugar central más que los líderes europeos de la ultraderecha de por aquellos lados. El segundo efecto de ese reciclaje, más que económico también tenía que ver con lo político (a lo que Sennett es tan afecto), toda vez que se refería al desplazamientos de las viejas instituciones políticas por unas nuevas que encabezarán un nuevo ataque frontal en contra del Estado que está reviviendo con lo que, particularmente en América Latina, se conoce como la nueva izquierda (que también está presente hoy en Portugal y España), que está presente en México, Bolivia y desde tiempo atrás en Cuba y que pronto, parece ser, estará de nuevo dirigiendo el gobierno de Argentina, planteándose así, desde ahora, un dilema lleno de interés: quién, al final de cuentas, saldrá triunfante: el capitalismo reciclado o esa nueva izquierda que se comienza a configurar.

Así, por ejemplo, si tomamos en cuenta lo que hoy pasa en México la lección parece ser muy dura, pues intentar dejar atrás más de treinta años de neoliberalismo no parece ser una tarea sencilla, por el hecho de que construir una administración pública de la nada no es nada fácil, toda vez que romper con las viejas estructuras de poder que dieron sostenimiento al régimen apenas desplazado (muchas de ellas empresariales, pero otras eminentemente políticas y reacias a dejar el poder y tratando así, continuamente, de incorporarse al nuevo régimen que está surgiendo con tal de conservarse así en el poder —aunque sólo administrativamente–, haciéndole dar a éste traspiés continuamente) no es tarea sencilla, sino que requiere de una sabiduría, en donde si bien la verdad pareciera ser el fin último del quehacer que se emprende, encontrar esa verdad le hace a los gobernantes cometer errores de todo tipo que a quienes terminan afectando más es a quienes, siempre, han sido los parias de la tierra.

La lucha, pues, entre capitalismo y nuevas formas de gobierno no está decidida hasta hoy y el paso del tiempo ilustra que ella será larga, ardua, difícil, muy difícil y que más nos vale, a todos, estar preparados para dar la lucha… No queda de otra.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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