jueves, marzo 28, 2024

ISEGORÍA: Un casi nuevo país…

Sergio Gómez Montero*

tú debes ser feliz junto a la hierba,

en medio de las ranas y el estiércol,

sin esta geometría de las calles

V. Luna: “Canto primero”

¿Alcanzaremos a recoger los pedazos de país tirados en las calles (duro trabajó el neoliberalismo para dejar al país destruido de tal forma); será válida la estrategia hasta hoy seguida (cuarenta días, un poco más); los encargados de levantar al país destruido serán los mejores chalanes disponibles; nadie será culpable de los platos rotos? Desde fuera sigue siendo difícil comprender y admitir que hasta hoy, y a pesar de manejar un país tan absurdamente destruido como el nuestro (¿en dónde está el petróleo; en dónde las computadoras de la SEDATU; qué queda del sistema de salud; y de todos los millones que se robaron durante los seis años de gobierno de Peña Nieto y que la Contraloría de la Federación documentó?), nada hasta hoy exista como demandado. ¿Es acaso éste un país de inocentes? ¿Cómo es entonces que se encuentra tan destruido?

Como todo país, el nuestro se encuentra atravesado por diagonales múltiples, las cuales se enfrentan las unas con las otras y hacen que esa geometría se vuelva caótica e incomprensible, quizá porque así es su vida cotidiana. Ordenar esa vida, pues (con un vecino tan molesto como el que tenemos al lado), es una tarea llena de dificultades, que sólo de manera muy paciente puede llevarse a cabo, sin duda, pero que entre más se tarde un gobierno en ordenar a ese país, puede suceder que el caos en el que se vive, se torne en una tormenta que aniquile a quien trata de ordenarlo, porque hay que tomar en consideración que las tormentas son provocadas por quienes perdieron previamente los privilegios que tenían y quienes nunca se mantienen tranquilos a pesar de que, con el nuevo gobierno, ocupan hoy posiciones de privilegio y siguen ocupando más puestos de esa naturaleza, lo que dificulta, creo, mucho, el que la transición se vuelva transparente y efectiva.

Vivimos, pues, una etapa difícil de comprender y más difícil aún de asumir, pues la vida, que creímos iba ser más sencilla con el nuevo gobierno se ha venido dificultando para quienes, la mayoría de la población, ya la teníamos difícil de por sí y actualmente se ha tornado cada vez más difícil. Es poco tiempo, en efecto, el que ha pasado, pero uno quisiera que a pesar de ese poco tiempo los efectos ya fueran patentes particularmente en lo que se refiere a los cambios que el país requiere, pues un cambio en términos sociales conlleva (o al menos debiera conllevar), siempre, castigo para los culpables, y hasta hoy, en nuestro caso, a pesar de que sus tropelías están allí, a la vista de todos, resulta que hasta hoy, esos culpables se han vuelto evanescentes, fantasmales, que nadie los conoce, que las instancias judiciales que debieron actuar al momento de cometerse los delitos se mantuvieron impávidas y no actuaron por razones sólo de encubrimiento y connivencia y que, por ende, tampoco fueron castigadas por ello.

Ese era el país que había que cambiar de raíz. Pero el país que hasta hoy persiste sigue siendo el mismo. Los cambios de fondo que se requieren no se han dado. Por eso, la burla de los comentócratas persisten, pues sienten y creen saber que este país sigue siendo su reino y lo seguirá siendo, pues son sus protectores quienes aquí siguen mandando.

Vaya tristeza, ¿no?

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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