viernes, marzo 29, 2024

ISEGORÍA: Temporada de chapulines

Sergio Gómez Montero*

Probé la angustia del aire amortajado,

la garra del sol con su pared de sal,

el animal sucio del fondo,

palabra que me infecta

  1. Saavedra: “Destemple”

 

No, no es éste un artículo de biología. Mi atrevimiento no es tanto. No vivo en Oaxaca en donde esos animalitos pululan y son cocinados con esmero. No, ésta no es sino una simple y sencilla nota de política que habla sólo de una manera metafórica de las prácticas más comunes de la llamada democracia participativa, la cual desde sus orígenes se distinguía por un hecho muy característico: la profesionalización de la práctica. Ella requería, de quien la practicaba, conocimientos diversos que no todos los ciudadanos poseían y por ende no todos los ciudadanos podían practicarla, aunque ello implicara, por ende, negar uno de los principios esenciales de la democracia: de todos y para todos, tornándola así contradictoria.

Así, este fin de semana, al abrirse la temporada de chapulines en todo el país en cuestiones políticas la negación de la democracia se dio con toda intensidad, pues los políticos profesionales de hoy (diputados, funcionarios públicos, hijos e hijas, amigos y amigas del Señor, etcétera, se anotaron en las listas del Partido –de todos los partidos– para ver cuántos de ellos quedaban anotados, considerando que ello es la manera natural de iniciar su carrera política o de darle continuidad a ella. La política así convertida en dar un saltito de aquí para allá y en tener un amigo que ayude a saltar de un puesto para otro. No, no se necesita ningún conocimiento profesional más. A esa degradación ha llegado hoy la política electoral entre nosotros (¿o no, Gabrielita Cuevas?)

Allí, en esa política, para nada cabe la democracia, por más que muchos politólogos contemporáneos se empeñen aún hoy, inútilmente, en tratar de encontrar forzadamente un lugar para ese vocablo y lo que particularmente implicaba entre los griegos sobre todo en términos de consenso. Un consenso extendido desde el momento en que él conllevaba la participación de toda la ciudadanía. El que hoy ese consenso ya nada signifique, bueno eso es otra cosa.

¿Cuándo la política y la democracia, entre otras varias palabras provenientes del griego y el latín, volverán a adquirir su significado originario? No lo sabemos, la verdad. Pero cuando ello suceda eso va a implicar, espero, hacer un tipo muy diferente política, es evidente, Cuándo va a suceder eso: con la revolución, del latín “revolutio”, una vuelta, metáfora de cambio total. Es decir que cuando se dé un cambio total de la forma de hacer política, los chapulines humanos habrán desaparecido. No, en un país como el nuestro, eso no suena a utopía, conlleva sólo el deseo del pueblo de decir muy pronto ¡basta! Ha llegado la hora de hacer de manera diferente la política.

Hay que ponerle ganas, nada más: que la revolución comience a tomar forma.

*Profesor jubilado

gomeboka@yahoo.com.mx

 

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