viernes, abril 19, 2024

ISEGORÍA: Y sigue la política dando

Sergio Gómez Montero*
Que no quede impune la malicia de los cerdos,
Se cierre la tierra,  se cierren fronteras,
huyan las piedras,  se pierdan camino
que viene el castigo  de mi dedo acusador
O. Deigonet López: “Honduras”

Huele el país, todo, a detritus. Huele como si se hubieran derramado los drenajes y hubiera quedado limpios. En otras palabras, desde hace tiempo el país huele a elecciones y por eso, entre los partidos, se juega indistintamente a muerte, a traición, a trampa; nada bueno hay entre manos. ¿Nombres? Nombres sobran. Allí, el que más duele ahora es el de la compañera purépecha recién asesinada Guadalupe Campanur, cuyo único delito fue defender con los compas de Cherán los bosques de la comunidad. O Bettina Cruz, zapoteca perseguida y hostigada por los caciques de su región, cuyo delito es oponerse a la instalación de campos eólicos en sus comunidades ístmicas. Esos son sus delitos y por eso mueren o son perseguidas y hostigadas por quienes las consideran enemigas, gente que opera favor de los caciques y defensores de los intereses partidistas del país (en el caso de Guadalupe y Bettina, intereses priistas de pura cepa).
Pero no sólo eso, el país también huele a mierda porque lo mismo a Morena que al Verde o a Movimiento Ciudadano acuden oportunistas de todo tipo que, al igual que ratas que huyen del barco que se hunde, dejan sus partidos de origen y acuden a quienes ven en ellos la oportunidad de conseguir una clientela coyuntural que puede favorecer sus intereses electorales como Gabriela Cuevas, Cuauhtémoc Blanco, Miguel Barbosa y una lista interminable de gánsteres a los que los líderes partidarios incorporan a las filas de sus partidos de una manera oportunista y canallesca.
Huelen a deshechos los policías de Silvano Abarca que agredieron a Marichuy y a los periodistas que la acompañaban por las calles de Michoacán haciendo campaña y que ya está cansada de ver desfilar a los mismos de siempre, que siempre han engañado. Habitantes, pues, de un estado de raíz de lucha, que ellos sí buscan un Michoacán distinto, parecido al que Guadalupe quería entre los purépechas; un Michoacán de bosques, de flores, de lagos, de lluvias que todo lo limpian.
También emiten olor a mierda las hordas de priistas (Meade y Arreola) que, desesperados, marchan rodeados de partidarios que no ocultan su cara de policías que recorren las calles del centro de la ciudad, queriendo aparentar que ellos son citadinos apasionados con un candidato que les dio torta, tarjeta de $200 y un marro por si las cosas se llegaran a poner difíciles.
Lo peor, pues, del país es lo que hoy transita y aúlla por sus calles tratando de atraer la atención de una población hoy cansada de escuchar las falsas promesas de campaña, de ver las caras de los mismos políticos gánsteres de siempre, de esperar elecciones fraudulentas y pirotecnias que a nadie llaman ya la atención.
¿Podrá el país algún día, en tiempos de elecciones, dejar de oler a mierda?
*Profesor jubilado
gomeboka@yahoo.com.mx

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