viernes, noviembre 29, 2024

ISEGORÍA: Nuevos tiempos, nuevos problemas

Sergio Gómez Montero*

¡Europa, Europa, no eres nada más,

tan sólo la continuación de Barrabás!

N. Karusos: “Más allá del consumismo”

Los tiempos modernos ponen sobre el tapete social nuevas situaciones que obligan a utilizar nuevos instrumentos de negociación para hacerles frente. Más aún, como hoy sucede en México, que se busca construir un país que sea con mucho diferente al que se estuvo construyendo bajo los cánones neoliberales de los años últimos. Así, se hace diferente entonces, que todo el aparato social cambia y que su nueva forma de operación hace surgir, como una caja de Pandora, sorpresas múltiples, que obligan a desplegar nuevas sabidurías (de todo tipo en términos de administración pública, pero particularmente políticas) para hacerles frente.

De esta manera, por ejemplo hoy en el país, el lunes pasado la capital de la República se vio conmovida por dos acontecimientos totalmente disímbolos. Uno, el desquiciamiento del tráfico capitalino por un paro de taxis que nadie pudo evitar y causó estragos mayúsculos en la movilidad urbana. Por el otro lado siguió desenvolviéndose el caso deleznable del hoy exministro de la Suprema Corte Eduardo Medina Mora, quien violando lo que la Constitución establece evadió presentarse ante el Senado para explicar las razones de su renuncia a un cargo y responsabilidad que el mismo Senado había otorgado.

Por un lado, pues, una cuestión laboral que, con justa razón, escaló casi a nivel nacional (cuatro ciudades importantes se unieron a las movilizaciones de la CDMX), por una herencia más: haber permitido el gobierno anterior, sin regulación de ninguna naturaleza, la operación de servicios de transporte por contacto vía teléfono celular, de compañías extranjeras que violaban flagrantemente lo establecido por la ley para servicios similares (taxis). En efecto, el movimiento de los taxistas no surgió de la nada, está acompañado ya, políticamente, por actores que quieren sacar raja, pero de que sus demandas son justas, lo son y obligan a que las autoridades, con urgencia, regulen la operación de los servicios de movilización en las urbes grandes y medianas del país, junto con algo que ya no se puede seguir dejando al ahí se va (el “ay se va”): el servicio de transporte público en esas ciudades.

El otro problema sí es mucho más grave y tiene que ver no sólo con el caso de Eduardo Medina Mora, sino con el funcionamiento genérico de todo el Poder Judicial, pues pareciera ser que su funcionamiento como tal, ya no le es adecuado al país. ¿Debe él, por ejemplo, seguir guardando la autonomía que guarda, que virtualmente lo preserva de todo tipo de control gubernamental y popular y eso ha conducido a sus miembros a ser ellos personajes que se manejan al margen del resto de los miembros de la sociedad, pues tienen poderes y potestades que nadie más tiene en la sociedad, tan es así que uno de sus exministros, Eduardo Medina Mora, saltándose todas las trancas legales pudo fácilmente patear en salva sea la parte a los miembros del Senado del país?

Parte de la modernidad, a la Cuarta Transformación le ha tocado asumir cambios imprevisibles en la sociedad que está surgiendo; y la verdad que como gobierno no le ha sido fácil asumirlos. Por tanto es urgente calibrar qué más, en lo inmediato, depara el futuro, para darle respuesta a esas sorpresas antes de que estallen como cuetes sin control en feria.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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