jueves, abril 25, 2024

ISEGORÍA: Nuevas formas de hacer y de actuar

Sergio Gómez Montero*

Y se subió a los áticos el miedo.
Todo cuanto tocaban
caía malherido
G. Dionis: “Noche de perros”

Las voces son pausadas; ya no histéricas. Los acontecimientos que se anuncian son de gran trascendencia.. Causan temores aún relativos y la expectación predomina.

Pero lo más importante es que hay confianza y tranquilidad relativas, porque hoy no se acude desesperadamente ante las puertas del FMI o del Tesoro de Estados Unidos a solicitar un préstamo de salvataje que nos ate por años y años a una deuda que se vuelve impagable en la medida en que el tiempo pasa y el país carece, por tanto, de libertad para decidir su destino.

Pero junto a esas medidas de fondo generadas por las situaciones biopolíticas tan serias que hoy se registran en el ámbito mundial, hay algo muy significativo que habría que resaltar: los tiempos del Tlatoani que aparentemente todo lo decidía por su santa voluntad (por no escribir claramente que “por sus huevos”) hoy, en voz (clara, precisa, firme, no dramática en exceso) del doctor L;opez Gatell suena no a unilateralidad impositiva autoritaria, con la plena autoridad científica que da el saber científico respaldado por un grupo amplio y reconocido de expertos en la materia, quienes al asumir la responsabilidad de las trascendentes medidas a asumir le daban así un giro radical a la forma de conducir al país: quedaba atrás el perverso e inútil presidencialismo de ]as épocas pasadas (que precisamente con sus políticas neoliberales nos había dejado un sistema de salud, particularmente pública –¿verdad Asa Cristina Laurell– destruido, en la vía de los hechos inexistente, y con eso había que enfrentar la pandemia más rigurosa de los anos últimos. Y desde luego con la hacienda pública saqueada.

Es decir, se cambiaba de forma de gobernar o no habría salvaciíb. Y fue así que, por parte del gobierno actual se tomó una medida radical pero muy efectiva: optar por el gobierno colegiado en el sector salud, a fin de dejar las decisiones más trascendentes para hacerle frente a la pandemia de salud que nos agobia en manos de especialistas y científic@s de alto nivel (Consejo de Salud) quienes se encargarán de dictar las medidas que se consideren sobre la materia. Dejar atrás el presidencialismo a ultranza representa sin duda un cambuí en la forma de gobernar de fondo. El cual no sólo es necesario consolidar, sino también extender a otros campos del quehacer público como lo pueden ser, por ejemplo, la educación, el uso de los recursos energéticos, el medio ambiente, entre otros.

Cuando los consejos suplan a las c/amaras del legislativo, los cambios sí serán radicales para instaurar la vida colegiada en el país.

Quizá, en lo inmediato, un cambio tan trascendente no registre sus efectos de un día para otro, pero a mediano plazo, eso será un verdadero cambio de fondo en términos de relaciones pueblo-gobierno y sobre todo de administración pública.
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx

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