jueves, marzo 28, 2024

ISEGORÍA: Medir el júbilo

Sergio Gómez Montero*

que para hacer lo mío
no tenemos que tratarnos
que sean discretos
M. Santiago: “Recados de una mierda”

¿Así o más claro? La movilización fue impresionante, como era de esperarse, como van a ser las movilizaciones por la revocación de mandato y la reforma energética, de eso no quepa duda, pues más allá de AMLO lo que hoy está en juego –vale dejarlo claro una vez más– no es sólo ya la figura paradigmática de un líder, sino hoy los cambios sociales que están en marcha y que un número muy amplio de la población apoya, pues ve en ello beneficios que nunca antes había visto a nivel individual ni familiar, y no sólo eso, sino que tiene esperanzas en nuevas cosas, como las que, ya ahora (el 22% de aumento a los salarios mínimos, por ejemplo), comienzan a concretarse. ¿Cuántos zócalos llenos se necesitan para demostrarlo?

Pero es cierto, es preciso no dejar que el júbilo se desborde y estar conscientes de que mucho trabajo hay aún que hacer para consolidar los cambios sociales y sobre todo para darles continuidad cuando se venga la elección de un nuevo régimen de gobierno, porque ya hoy, sin duda, y desde tiempo atrás, los opositores a esos cambios trabajan arduamente para evitar que, a toda costa, esos cambios se consoliden y, más que nada, en evitar que tengan continuidad. Pero no sólo hay que tomar en consideración lo anterior, sino también, y más que nada, también hay que tomar en cuenta el trabajo político que hay que hacer para consolidar y darle continuidad a los cambios varias veces mencionados, sobre todo si hoy existen deficiencias al respecto, desde el momento en que el partido político encargado de desarrollar el trabajo en la materia, no termina de encontrarse, pues sigue dando bandazos que causan estupor y desconcierto entre quienes apoyamos el proyecto político que ha permitido que hacer el nuevo país que se está haciendo, no sin dificultades, poco a poco se vaya consolidando, aunque reconociendo, precisamente, que hay aún mucho por andar.

Y los ejemplos sobran. Menciono algunos. Primero, ¿qué sucederá cuando ya no haya más AMLO que mencionar? ¿Se tiene ya lista la estrategia para que la fuerza que hoy concentra el Presidente pueda ser sustituida por quienes aspiran por la próxima candidatura presidencial? ¿Monreal, Ebrard, Sheinbaum tendrán el arrastre que hoy tiene AMLO; cómo es que van a lograr ese arrastre, qué partido –Morena reestructurado– es el que va a permitir que ello suceda?

Por igual significativo e importante para darle continuidad a ese país que hoy se está construyendo, es conocer cuál será el proyecto que enarbolará quién busque la continuidad. ¿Deberá seguir esa transición suave y sedosa que hasta hoy predomina o se debe de optar por cambios de mayor envergadura, que traten de eliminar con mayor celeridad las brutales diferencias que aún hoy prevalecen en términos de polarización de la riqueza; qué se requiere para ponerle fin a esa injusticia capital?

Más allá del júbilo, vale la pena no olvidar que la política es, con mucho, adelantarse, siempre, a lo que los enemigos están preparando como estrategia y como tácticas para dar las batallas que se dan y se van a dar. Así de fácil.

*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx

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