jueves, abril 25, 2024

ISEGORÍA: Lejos de la verdad y lo divino

Sergio Gómez Montero*

Hombres rituales, sorda caravana

de homicidas hormigas atisbantes,

noche de amor u horror de la mañana

L. R. Furlan: “Los hombres”

 

Sin duda me duele escribir, porque me lleva a recordar a Samir Amín, quien apenas acaba de dejarnos y cuyos escritos nuevos siempre esclarecedores ya no aparecerán. Por el tema que abordo, recuerdo también al español Francisco Fernández Buey uno de los marxistas contemporáneos más lúcidos de la actualidad, y porque a él, en particular, le tocó abordar la temática de política y verdad en su brillante escrito “Una reflexión sobre el dicho gramsciano La verdad es siempre revolucionaria”, que tanto tiene que ver con el gobernar cotidiano de las sociedades contemporáneas, que parecieran tener dosis de dificultad que las antiguas no tenían y que, hoy por ejemplo, parecieran estar agobiando al gobierno que es y no es de Andrés Manuel López Obrador, quien, para gobernar, pareciera conformarse con cinco migajas de pan verde y discursos que se alejan cada vez más de aquello que de una manera tajante escribe Castoriadis (La institución imaginaria de la sociedad): “… el político y el pensador político hablan en su propio nombre y bajo su propia responsabilidad”, lo cual conduce ahora a dos preguntas inmediatas. Una, ¿por qué iniciar antes de tiempo la tarea de gobernar al país?; ¿por qué quitarle esa responsabilidad a quien debió tenerla hasta el final? Dos, relevar de esa tarea antes de tiempo al presidente en turno, ¿qué implicaba?, ¡qué acuerdos conllevaba? ¿Qué hay atrás de esas preguntas en la realidad política confusa que vive hoy el país?

Ese gobernar antes de tiempo de Andrés Manuel ha sido una mala señal para el país, que se encuentra desconcertado entre el adiós adelantado de Peña Nieto y la presencia ejecutiva antes de tiempo de López Obrador. Ese gobierno inexplicable que priva hoy entre nosotros pareciera conducir a una realidad terrible: mientras la política domina en la vida diaria, la verdad se desvanece y, por tanto, esa vida diaria se vuelve confusa y agobiante, tal y como está sucediendo hoy en el poder legislativo en donde los del mismo bando se enfrentan los unos a los otros y lo que es más grave: la agresión de los grupos porriles en contra de los estudiantes de la UNAM involucran en la política        –verdadero nido de víboras– a las autoridades universitarias, que si bien sabían que estaban involucradas allí, con falsa inocencia se declaraban ajenas a ella y dejaban que los grupos porriles actuaran impune y cómplicemente con los supuestos grupos de vigilancia universitarios.

Esa falsa actuación de las autoridades universitarias aunada al gobierno que es y no de López Obrador, si bien hace patente la contradicción patente que existe entre política y verdad, y que llevó a afirmar a Gramsci que “La verdad es siempre revolucionaria”, y por exclusión la política no, hace que nunca, pero nunca, la verdad, como afirma Peter L. Berger, los gobiernos políticos llegan al alcanzar el status divino que incansablemente buscan, porque siempre, de manera obstinada, se asientan en el error.

Aunque, es obvio, entre menos errores cometan más cerca estarán de la verdad y la revolución, lo que lograrán entre menos divinas sean.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

 

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