sábado, marzo 1, 2025

ISEGORÍA: Las dificultades de gobernar

Sergio Gómez Montero*

Por suerte sólo nacen
de esta rabia y este desconcierto
de este sudor imperceptible entre los dedos

V. Casaus: “Los poemas”

 

De que cuesta, cuesta, dígalo si no AMLO, quien por estos días, sin ser aun formalmente el Presidente en funciones, ha tenido que soportar desde ahora los reclamos de quienes ya ven en él al próximo dirigente del país. Quien sí, ya lo va a ser, pero no lo es aún. Pero todo a su tiempo. Como a su tiempo, y con las pausas que a ellos corresponde, deben hablar sus futuros colaboradores, quienes, como Esteban Moctezuma Barragán, deben medir sus palabras antes de expresarse, como el pasado día 17, cuando dijo que el próximo gobierno estudia la posibilidad de poner de nuevo a funcionar una especie de nueva carrera magisterial para fortalecer así la preparación magisterial al interior del sistema educativo nacional.

¿Habrá leído alguna vez Moctezuma Barragán el daño que hace a la educación los sistemas de escalamiento en la educación sean de la naturaleza que sean (Bordieu)? Y desde luego, a esa calificación tan brutal nunca escapó la carrera magisterial en México, la que controlada en su tiempo indistintamente por los gobiernos estatales y el sindicato magisterial de aquel entonces (Elba Esther) era el más injusto, por corrupto, sistema de escalamiento magisterial que no sirvió para nada a fin de que el sistema educativo nacional mejorara mínimamente sus niveles de desempeño.

Pero ya que menciona como dado a revivir el sistema de escalamiento de la carrera magisterial, más hubiera valido la pena que Esteban Moctezuma Barragán aprovechara el viaje para proponer, sí, el restablecer la rectoría del Estado, como siempre lo quiso hacer pero siempre fracasó en el intento obviamente (¿o no, maestra Alba Martínez Olivé?), el maestro Emilio Chuayffet, sobre todo para que se restablecieran las funciones que a cada actor del sistema educativo le toca desempeñar. Así, por ejemplo de vital importancia sería que el Estado, él solo, fuera el director y responsable del sistema, que el sindicato se limitara sólo a organizar y mantener unidos a los trabajadores en defensa de sus derechos laborales en el interior de sus centros de trabajos y que todos los demás actores de la educación (maestros, directivos, alumnos, empleados administrativos, padres de familia realicen las tareas de gestión que les corresponden al interior de las escuelas). Es cierto, desde tiempo atrás eso no ha podido concretarse (1949) porque el corporativismo copó el funcionamiento del sistema educativo nacional y fue nulificando paulatinamente los grandes logros que el nacionalismo alcanzó después de la revolución del 17: las misiones culturales, la escuela rural mexicana, las normales rurales, Moisés Saénz, Rafael Ramírez. Luego del corporativismo que los sindicatos han impuesto al sistema educativo nacional, a la educación del país le ha costado muchísimo trabajo alcanzar rangos de rendimiento más o menos relevantes, ni a nivel interior y mucho menos a nivel mundial.

De manera paralela a como crece el corporativismo y se debilita la escuela pública, es obvio que la educación particular se dispara y desplaza hoy virtualmente a la educación pública, creándose así el verdadero dilema educativo del México contemporáneo.

Es cierto, el neoliberalismo en mucho ha influenciado para que esa situación de la educación en México se mantenga. Por eso, más vale tener cuidado a la hora de hablar de educación en el país, más si se piensa tener la gravísima responsabilidad de ser el principal responsable de esa actividad, los años próximos en el país.

En un camino empedrado, más vale caminar con el huarache bien justo.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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