martes, abril 23, 2024

ISEGORÍA: La medida de los opositores

Sergio Gómez Montero*
El rostro probable, transformado, ofrecía
Rasgos delicados y netos, de un descendiente
Del occidente europeo
S. Fagundez: “Autorretrato convexo sobre una ciruela oscura”

La medida de la oposición es, sin duda, la medida de las injurias, insultos y provocaciones que profiere cada vez que habla, bien sea a través de Diego, Fox, Calderón o Ricardo Anaya. En la voz de estos personajes aparece siempre el dicho que busca difamar, calumniar o injuriar sin medida, como si esa fuera la manera de llevar a cabo la discusión política, la que en el caso de ellos no se respalda en principios o en creencias razonables y sustentadas, pues ellos no consideran que ésa debe ser la manera de llevar a cabo el batallar ideológico en el ámbito de la política, a la que ellos, así, reducen sólo y equivocadamente al intercambio de bajezas y difamaciones.
¿Qué caso tiene entonces discutir con la oposición?
Es cierto, desde hoy se tienen ya ganadas las próximas batallas electorales, aunque en ello va implícito vencer también en todas las sucias batallas que desde hoy está poniendo en práctica la oposición y que es posible se radicalicen en la medida en que se acerquen los momentos culminantes de los tiempos electorales, que ya desde hoy apuntan a que ellos van a conllevar el triunfo arrollador de quien sea el abanderado o abanderada de las huestes que le van a dar el triunfo a quien defienda la continuidad de los principios en los cuales hoy se sustenta la 4T. No sólo porque ése sea el ambiente que hoy predomina en el país, sino que, también, ése es el ambiente que hoy predomina en toda América Latina, quien cada vez está más convencida de todos aquellos principios que en época remota defendió Simón Bolívar, y que después tanto José Martí en el siglo XIX y José Carlos Mariátegui en el XX enarbolaron con lucidez e inteligencia, y en los cuales queda claro que el porvenir de nuestros países (incluido México, claro) se debe fundar en la autonomía e independencia de nuestras patrias, venciendo primero a las fuerzas retardatarias internas y luego, al mismo tiempo, los afanes intervencionistas de un capitalismo imperial de caras múltiples, que siempre ha considerado a América Latina como tierra a conquistar y dominar.
No es fácil pues la lucha que tienen que dar nuestros países si es que quieren dar la batalla para alcanzar su verdadera autonomía e independencia, más en la época actual, en la que, precisamente, como se señalaba al principio de esta nota, con todo y sus bajezas la oposición está presente, con sus guerras sucias agudizadas y carentes de principios y que, en provocaciones que no cesan, quieren que sus opositores caigan en lo mismo, por más que se ha insistido que no se quiere caer en esas provocaciones, que hasta hoy, en el caso nuestro, sólo han servido para atraer a algunos miembros del Poder Judicial.
Dura, sin duda, será la lucha que hay que dar, por un lado para no caer en las provocaciones y por el otro lado para convencer a nuestras huestes que lo mejor es sostener planes y programas sólidos y viables. Así pues, sin duda, se alcanzará la victoria.

*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx

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