Sergio Gómez Montero*
Estamos desmontando un mundo, estamos desmontando el artificio.
Ocurre que estamos borrando el número de serie y volviéndonos artesanos
F. Estrada: “Sucede que estamos en inventario
¿A qué juega el Estado en estas elecciones? ¿Cómo entender lo que sucede, si ello, aparentemente, es tan contradictorio? Trátese, aquí, de especular al respecto de una manera lo más imparcial y fría posible, para no dar paso así a una imaginería desbordada luego de que ahora se registra esa inexplicable guerra sucia en contra del candidato presidencial salinista de la alianza PAN-PRD-MC Por México al Frente, Ricardo Anaya.
Así, lo primero a resaltar, es que el frente derechista que impulsa al sistema capitalista del país tiene dos columnas de una fortaleza hasta hoy invencible; es decir, ese frente es bipolar, pues, por un lado, una columna la componen los tres partidos mencionados, mientras la otra columna la integran el oficialista PRI, el Verde y el PANAL, frente comando hoy por el jefe Meade, al que aparentemente nadie le hace caso. Tratando de diferenciarse ambas columnas, hasta hoy no lo logran, por más que aparenten luchar entre sí (piénsese hoy en la lucha PGR vs Anaya, que tiene más de circo que de verdad), sin que hasta el momento nada serio aparezca luego de este calvario simulado, que trata de crear un mártir para impulsarlo con más bonos en la lucha por la presidencia de la República, para tratar así de dar un golpe maestro primero a Meade y finalmente a AMLO para poder así desplazarlo del primer lugar en la contienda y finalmente en la lucha electoral por el puesto en disputa, ¿o no Salinas de Gortari?
Echarle montón así a López Obrador parecería ser, pues, la estrategia que se seleccionó en esta campaña presidencial para darle continuidad al sistema capitalista, aunque ello pusiera en juego al priismo oficialista, el que una vez más, para bien del sistema, quedara desplazado de la jefatura del Estado, aunque con la posibilidad de que a futuro volviera a ocupar esa jefatura, la cual se la prestaría temporalmente a sus contlapaches del PAN. Sucias maniobras, pues, del PRI y el PAN para conservar entre ambos el poder.
Lo que no queda tan claro en esa maraña actual, es una verdad histórica hasta hoy poco indagada: ¿hubo revolución en México a principios del siglo XX? ¿Basta una guerra civil para llamar a eso revolución? Porque de fondo, lo disputado en aquel entonces, hasta hoy nos estamos enterando, no conllevó un enfrentamiento de proyectos de nación diferenciados, sino sólo lucha de facciones que al final coincidieron en un solo proyecto de nación capitalista que, hasta la fecha, todavía sigue dominando en el país. Ese nuevo proyecto de país ya se delinea y es precisamente el que no se expresa hoy vía electoral, sino que trata de surgir desde abajo expresándose sobre todo con las acciones de resistencia particularmente de los pueblos originarios, hoy todos explotados, junto con más de la mitad de la población del país que igualmente vive sumisa y explotada.
Compleja la realidad social actual del país, particularmente la electoral.
*Profesor jubilado
gomeboka@yahoo.com.mx