jueves, marzo 28, 2024

ISEGORÍA: Estrategias en marcha

Sergio Gómez Montero*
La primavera
no tira abajo los muros de las cárceles
pero va puliendo las rejas

Se han juntado, parece ser, por estos días,, razones diversas que han convocado la presencia de fuerzas conservadoras del país, inquietas por su inconformidad con el actuar del Ejecutivo del país, al que, desde que supieron ganador de la contienda electoral de julio del 18 no lo aceptaron, desde entonces, para nada. Pero, a tirones y jalones, quiéranlo o no, hasta hoy han tenido que caminar junto con él, sin el ánimo realmente de hacerlo. Pero su voluntad, como recién lo acaban de manifestar es poner su voluntad para que el Ejecutivo cambie. En eso están y a eso quieren jugar.
Sí, un juego de nunca acabar que pareciera repetirse cada seis años y que llevado al extremo se puede convertir en el arma estratégica que llevó muchos atrás, al derrocamiento de Joao Goulart en Brasil, o más recientemente, también en Brasil a derrocar los gobiernos democráticos de Lula de Silva y Rousset, o el de Cristina Kirchmer en Argentina.. En México cada seis años, porque cada seis años llega el momento en que el Ejecutivo trata de limitar el papel de los grupos empresariales del país para fijar reglas del juego que sean más justas para toda la población y de inmediato saltan los grupos empresariales, pues consideran que sus intereses se verán afectados y ellos no están dispuestos para eso, pues creen que esas no deben ser las reglas del juego en este país. Es decir, para ellos capitalismo o nada.
Esa, pues, es la estrategia que para esos grupos ha funcionado, y ha funcionado bien, o por las buenas o por las malas. Por las buenas, porque o los gobiernos doblan las manos y negocian, o por las malas, porque se van con acciones de fondo que conmocionan la vida económica de las naciones que no se someten y llevan entonces a los casos extremos de derrocamiento de esos regímenes que no se someten a los deseos de los empresarios para quienes sólo un camino existe: u capitalismo salvaje, que propicia la más brutal polarización de la riqueza. Y desde luego, eso con la Cuarta Transformación quieren los empresarios que siga lo mismo, aunque se tenga que maquillar un poco.
No está fácil, de ninguna manera, la situación. Por un lado está la estrategia empresarial empeñada en sus fines explotadores de siempre (no en balde, a la vanguardia de ella está FEMSA, uno de los grupos empresariales m;as radicales del país, que comandan conjuntamente a CocaCola y a Oxxo), mientras que por el otro está el populismo radicalizado de AMLO, quien a toda costa trata de fortalecer un Estado que pueda competir en mejores condiciones, a fin de canalizar recursos más sustantivos para aquellos sectores de la población que tradicionalmente han quedado marginados a la hora de distribuir la riqueza..
Históricamente, hasta hoy, entre nosotros, esa contienda siempre se ha resuelto a favor de los grupos empresariales, quienes hasta hoy, por ende, han incrementado así su poder de expoliación y dominio, en la medida en que, del otro lado, los pobres son más y más miserables.
¿Qué estrategia, en esta ocasión, saldrá triunfante?

*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo,com,mx

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