lunes, mayo 13, 2024

ISEGORÍA: El país que aún no existe

Sergio Gómez Montero*

Hasta ellos no alcanza el rumor de la urbe

o será más bien que no lo oyen

Jñ Lizcano: “Pareja sin historia”

Poco a poco, cada mañana, se anuncia un país que uno quisiera ver ya terminado. O al menos delineado, como vagamente lo delinea el Plan Nacional de Desarrollo 2019’2024 en donde aparecen los quehaceres que cada dependencia del gobierno federal llevará a cabo para darle cuerpo a lo que hasta hoy, bien a bien, no sabemos en qué consiste: la Cuarta Transformación, que se supone nos va a entregar un país otro, totalmente diferente al que hoy tenemos una vez que se eliminen corrupción e impunidad en el país. Pero hasta hoy ese país no se vislumbra dado que lo que sigue predominando es la oscuridad antigua, la sombra del país que no se va y que es finalmente el que sigue mandando.

Porque, mire usted, hasta hoy no se han saldado cuentas y entre los que no se van (Peña Nieto, Calderón, Manlio Fabio, Gamboa Patrón, Romero Deschamps y demás) y las nuevas amistades (Medina. Bonilla, entre otros) el país sigue navegando un día sí y el otro también entre cuentas que no se cobran y latrocinios que persisten (léase Balconeando en las páginas de este diario) nada más no aparece el paraíso prometido: la famosísima 4T, la que se resiste a concretarse o cuyas acciones hasta hoy son apenas pequeñas probaditas que a las calificadoras del capital les saben a nada, a esfuerzos inútiles y carentes de sentido, como si esa 4T tuviera que ver con ellas y no con lo que esperamos, hoy, la mayoría de los mexicanos. Y ésa es la cuestión: ¿cómo conciliar lo que existe con aquello que creímos iba ser? Ese país que es y no es al mismo tiempo es un dilema que se vive, pues, con dificultad y que vale sin duda la pena resolver con cierta premura, pues vivir continuamente en el filo de la navaja para nadie es conveniente. Dormir con el enemigo en casa no es precisamente una situación cómoda para nadie, y por eso el grito de Calderón de si no puede (gobernar) AMLO que lo dejen regresar a él o a su esposa para demostrar cómo se gobierna un país. Es decir, mientras no exista plena certeza sobre el país que se espera construya la 4T prevalecerá la incertidumbre.

Sí, se puede, en la plaza pública, afirmar con fuerza plena que no hay marcha atrás, que el camino está trazado: alto a la corrupción y a la impunidad. Pero si a los corruptos los vemos impunemente en Madrid comprando ramos de flores, como que el discurso callejero no tiene efecto, suena a falso y a chillón, más que nada porque el país sigue atravesando por dificultades diversas que, entre otras cosas, le impiden crecer a fin de tener recursos que distribuir entre las capas de la población que no los tiene, porque los que hoy los concentran impunemente se los arrebataron.

La situación de la existencia del doble país (el que se dice que está cambiando, pero que aún no lo hace) es, pues, sencilla: o se marcan con claridad las diferencias entre uno y otro y concretan los cambios, o uno piensa que esos cambios no van más allá del discurso que no dice nada, pues a las palabras se las lleva el viento.

En otras palabras, habría que concretar con hechos a la 4T.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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