viernes, abril 26, 2024

ISEGORÍA: ¿El fin del PRI?

Sergio Gómez Montero*

He amado menos de lo que supe amar,

en las tardes es el silencio; de noche, el silencio

y el sueño

C. Ollé: “Las personas creen en la sabiduría”

 

Algo, sin duda grave, parece estar pasando este fin de campaña electoral, toda vez que se vislumbran sorpresas, agradables y amargas, para todos los contendientes en la lisa. Amargas, lo escribía hace poco, para los que están compitiendo por algún puesto de elección popular en aquellos lugares en donde la autoridad federal se encuentra borrada por el crimen organizado y predomina un ambiente de terror. Mas no son las únicas sorpresas que suceden. El que la guerra sucia continúe (toda la estrategia sucia utilizada en la elección del estado de México: la compra cínica de votos, acarreos, tarjetas clonadas, puercos que ahuyentan a candidatos y electores, intervención abierta del aparato de gobierno) y nada haga la autoridad electoral para evitarlo, es triste y totalmente ilegal.

Pero las otras sorpresas, que aún no se concretan pero ya se vislumbran son, por ejemplo, las que se van a concretar con el fin y la desaparición del PRI como partido dominante y la derrota aplastante de quien es hoy su candidato y que no tiene ninguna posibilidad de ganar. Y allí la sorpresa es por qué desde hace tiempo le tocó a Enrique Peña Nieto tener el papel de ser el verdugo del tricolor. ¿Por qué se le preparó desde seis años atrás para ser el verdugo de su partido? Desde el primer día que ocupó la presidencia del país, EPN tuvo como tarea central ir minando la fortalecida organización partidaria del PRI, alimentando la corrupción y derruyendo paulatinamente la estructura partidaria que hasta antes de él se distinguía por su fortaleza. Haberle dado el puesto de candidato presidencial a un panista llevó a extremos tales como el hecho de que el presidente del partido se haya negado a participar en una entrevista televisada, nadie sabe si por pena, temor o por verdadera enfermedad; la cuestión es que hoy el PRI da pena a todos sus miembros.

¿Por qué nadie da la cara hoy por el partido; nadie se siente con ganas de hacerlo? Porque, ¿qué es lo que hoy intenta el aparato como medida extrema para ganar?  Dicen los publicistas a los que les pagan (los cientos de “Alazrakis” que han surgido) repetir a nivel nacional la experiencia del estado de México como si eso fuera una salvación y no, como puede llegar a suceder, el surgimiento de campos de batalla en múltiples partes del país, provocando así la intervención del ejército ante la inacción cómplice de las autoridades electorales y la cancelación de las elecciones, anulando así el triunfo de AMLO.

Si bien, las últimas medidas extremas, ellas se pueden frustrar si los ciudadanos que apoyamos a López Obrador presionamos en esta etapa final para lograr el día primero no sólo votar sino anular pacíficamente las medidas fraudulentas que se van a dar, sino lograr que los actos finales de la elección demuestren, de principio a fin, de que en este proceso electoral de 2018 en México sólo hay un triunfador: AMLO, AMLO, AMLO y así adiós al PRI.

*Profesor jubilado

gomeboka@yahoo.com.mx

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