viernes, abril 19, 2024

ISEGORÍA: El día del triunfo

Sergio Gómez Montero*

Desde la circunstancia
de mi gran compromiso, vive como es posible
esta luz que suscribo

R. Sosa: “Esta luz que suscribo”

 

Mientras nosotros cantamos victoria, para ellos, el INE, los días que faltan para el primero de julio son de anunciar un día sí y el otro también triquiñuelas a poner en juego para abrirle paso a un fraude que ellos a toda costa quieren que opere y encubrirlo como si ésa fuera su tarea primordial. Tristeza, pues, da, el que el Instituto sufra así una declinación sensible en su importante tarea neutral y nacional. Su depreciación actual da tristeza y coraje, porque hay que incluirlo en la lista de enemigos jurados de la limpieza electoral, por su cinismo y maldad. Pero contra eso y más hay que luchar para evitar la cancelación de una victoria largamente buscada.

¿Por qué, habría que preguntar, negar así, tan empecinadamente el triunfo de López Obrador? ¿A quién hacer esa pregunta seminal y por qué hacerla? ¿Puede uno confiar en que se operará legalmente en este proceso electoral? O mejor aún, ¿se ha operado legalmente en este proceso electoral? Porque, si no hubiera nada que preguntar ¿tendríamos hoy dudas de quién va a ganar las próximas elecciones en el país, porque unas elecciones no son un juego de béisbol en que no se acaba hasta que se acaba si, durante ese juego, uno de los candidatos ha mostrado una superioridad aplastante? Es decir, en estas elecciones todos (otros candidatos y árbitros) parecieran estar jugando todos contra AMLO, como si tal fuera el motivo de la contienda: atacar con todo (con guerra sucia sobre todo, como si ello fuera, desde 18 años atrás, el objetivo central de las tres  últimas campañas electorales realizadas) al hoy candidato de MORENA. Las razones aquí se han mencionado y aburriría si las volviera a repetir. Pero, es cierto, nadie ahora se puede oponer a que el proceso termine; a lo que uno definitivamente se opone es que subsista hasta días antes de terminar ese proceso la duda, la inquietud, la desconfianza de que el proceso se esté llevando con la limpieza que genere confianza en los resultados, tomando en consideración en que cada día es mayor la distancia que las encuestas marcan particularmente entre el primero y el segundo y el tercer lugares. ¿Por qué la manera tan sospechosa en que, a través de diferentes fuentes públicas, esa distancia se maneja turbiamente y genera así tanta desconfianza que hace dudar de la validez de los resultados que se manejen cuando se den a conocer oficialmente los resultados de la contienda?

No, no se trata de competir con el triunfo asegurado desde el principio. El chiste sería sólo competir en una lisa en donde no hubiera guerra sucia, ni triquiñuelas, ni trampas para tener certeza de que la competencia se está dando en igualdad de condiciones y que, cuando se llegue al final, uno tendrá la seguridad de haber ganado, toda vez que se respetó la voluntad de los electores, porque ésta se inclinaba mayoritariamente por el candidato por el cual la mayoría de los electores se ha volcado.

Se quiere que luchemos hasta el último día de la contienda. No lo  duden, no lo dejaremos de hacer hasta que gane AMLO, ¿o no? Y si no, bueno el tigre saldrá a la calle y a las plazas y a la sierra, seguro.

*Profesor jubilado

gomeboka@yahoo.com.mx

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