martes, abril 23, 2024

ISEGORÍA: ¿Cómo “La justa medianía”?

Sergio Gómez Montero*
Te vencieron lenguajes de sarcófago La palabra no escrita y lacerada
sigue allí
inerme entre pamplinas
G. Pereira: “Adiós a la poesía sin alma”

Para nosotros, los mexicanos de este siglo, nuestro pasado como país sigue siendo una lección continua. Particularmente el siglo XIX, cuyas deudas con esos tiempos y sus lecciones son mayúsculas, pues de allí tenemos que recuperar aún muchas cosas pendientes por hacer y otras muchas que ya no debemos hacer. Pero particularmente hoy, por ejemplo, discutir en torno a la justa medianía vale la pena mucho, pues es obvio que tal sentencia juarista está allí presente en la mesa de discusión y debe estar resonando en los oídos de muchos para bien y para mal, porque, ¿qué entendía el presidente Juárez por justa medianía? De la misma manera que qué debemos entender por “… no puede haber gobierno rico y pueblo pobre”. Las dos, sentencias que particularmente se aplican a nuestro tiempo presente y al gobierno que nos toca vivir.
Es decir, vivimos un tiempo de dualidades en donde unos quieren vivir el presente como si el viejo régimen estuviera todavía gobernando y otros, el nuevo gobierno, pensando que ese viejo régimen se va a disolver convocando a que todos soplemos con fuerza para, así, acumular aire y retirar así al viejo régimen. No, la política no se trata de eso. La política es guerra entre fuerzas sociales, hay que tenerlo presente; no queda de otra. Si eso no se tiene presente es obvio que esa guerra se pierde y los regímenes nuevos que llegan con buenas intenciones, no duran mucho como regímenes gobernantes. Pero es evidente que si bien es cierto, por ejemplo, que muchas lecciones del siglo XIX siguen allí presentes, para aplicarlas hoy (la justa medianía, por ejemplo) hay que tomar en cuenta en qué presente vivimos y cómo, a muchos de los que hoy vivimos en este presente, nos vale madre que pasó en el siglo XIX ni mucho menos nos interesan las lecciones de entonces (al menos así piensan, parece, los magistrados de la SCJN). ¿Cómo entonces saber si es justo que la máxima remuneración de un servidor público debe ser $108,000.00? Digo, para mí, un pensionado del ISSSTE que no gana ya ni 10 salarios mínimos mensuales y es todo, es un chingo de lana. Pero para el Presidente del país (con todas las responsabilidades que tiene a su cargo) no lo sé. Pero tomando en cuenta que él lo consideró suficiente, por algo ha de haber sido, ¿no? Por justa medianía, quizá.
Lo que en el fondo hay en torno a lo que el siglo XIX nos hereda (y cuya validez aún hoy nadie debiéramos poner en duda) y el presente es que vivimos no sólo tiempos diferentes, sino que el presente, un tiempo, para bien, de austeridades debiera, políticamente, ser para todos, porque si va a haber diferencias en donde no debiera haberlas (el gobierno debiera vigilarlo), ya valió y allí, entonces, la ley también valió y eso obliga en la conveniencia de pensar en que es hora de cambiar la ley, lo que implica, otra vez, cambiar la Constitución para que la ley que de ella emana no se convierta en una rémora para gobernar.
Con el nuevo gobierno, pues, son muchos los cambios a realizar, que implican construir un nuevo orden social y si la primera limitante es la Constitución actual, ¿no será bueno pensar en una nueva, maestro Porfirio Muñoz Ledo?
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx

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