jueves, abril 18, 2024

ISEGORÍA: Capital político

Sergio Gómez Montero*

Décadas de piel. De repente el hombre es décadas de piel, urna
de frenesí y perdición

G. Rojas: “Instantánea”

Decir una semana suena a falso. La verdad son un poco más de cinco meses (mucho más de 18 años, desde que lo conozco y él anda en estas broncas de búsqueda de la presidencia nacional; si hablamos de épocas de Nacajuca, mínimo 39 años): días después de haber ganado las elecciones, cuando él y Peña Nieto gobernaron conjuntamente hasta el primero de diciembre de este año y a partir de ahí le tocó sólo a él, López Obrador, hacerlo el solo ya y formalmente y a partir de ahí (aunque desde antes tuvieron algunos agarres fuertes: el aeropuerto de la ciudad de México) los enfrentamientos agudos, varios, que ha habido entre mercados y Estado han sido ya sólo de él y su gobierno nacional, y de allí entonces que sólo de él es la responsabilidad del manejo de su capital político.

Es decir, son muchos los años ya en que AMLO lleva construyendo su capital político, entendido éste como, escribe el politólogo español Manuel Alcántara Sáez (“La carrera política y el capital político”), la experiencia que se adquiere a través de la exposición de un personaje de la vida cotidiana a la vida pública y la suerte que va teniendo en ello; un capital, así, difícil de formar por los vericuetos por los que debe pasar su acumulación, que reclamaban indistintamente habilidad pero también desvergüenza, dos requisitos indispensable, en el caso de México, para lograr acumular cantidad suficiente y sobre todo (recordar a Fox) cuidado para no votarlo de un día para otro. Aunque hoy eso cambió. A una semana de asunción formal, ¿cómo está el balance de capital político de López Obrador?

Desde luego, el balance en tan corto plazo es difícil calcularlo, aunque hay que tomar en consideración que la acción de los mercados ha sido particularmente agresiva y pertinaz tendiente a lesionar la imagen pública del tabasqueño a quien se busca dañar en términos de macroeconomía, comentócratas y opinión de gente común, disconforme sin saber exactamente por qué con la forma de ser o de actuar del presidente López Obrador. Esa lesión que se busca causar en la imagen y en el quehacer del nuevo presidente es muy similar como la emprendida en contra de Hugo Chávez, Lula, Rousseff y Cristina Fernández, a quienes, los tres últimos, se logró desplazarlos de sus cargos, en tanto que hoy se tiene puesta la mira en Maduro, Evo Morales y, aparentemente, López Obrador, pues se considera que así, sólo, prevalecerán los intereses del capital a nivel latinoamericano. Es decir, minar el capital político de los líderes de izquierda en América Latina es, estratégicamente, prioritario hoy para el capitalismo mundial, pues las materias primas que predominan en la región (estratégicas medioambientalmente, entre otras cosas por su biodiversidad) acumulan aún reservas que son prioritarias para el planeta en su conjunto.

Entender que el cuidado del medioambiente (ojo con el Tren Maya), la búsqueda y el uso de energías renovables debe de ser hoy un factor estratégico para los gobiernos de América Latina, y que mucho tiene que ver con la conservación del capital político de los gobernantes de esta región del mundo en donde nosotros estamos como país.

O medioambiente o mercados, ése es el dilema en términos de capital político en América Latina.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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