Sergio Gómez Montero*
Puede que ella guarde
con dos llaves la casa
para que lo que sueña
bien soñado esté.
G. Guinea Dies: “III”
En el periodismo una de las recomendaciones primordiales al respecto es escribir siempre con mesura y comedimiento, dado lo lábil y resbaladizo de los temas que por lo común se abordan y que pueden, de un día para otro, cambiar el sentido que tienen: un día pueden blancos, impolutos, pero al día siguiente cambiaron de color radicalmente y se tornaron grises y sucios. Por ejemplo, eso es lo que generalmente sucede con la administración de los negocios tanto públicos como privados, que no tienen lado ni color preciso, pues ellos, dentro de un sistema social como el nuestro, capitalista, tienden indefectiblemente hacia la corrupción y se tiñen, por ende, de un color gris de basura y podredumbre, y por eso, cuando se escribe de ellos, de negocios, siempre hay que ser muy cauteloso para no cometer errores.
Es decir, el problema con la administración (pública o privada).en un sistema capitalista, es que ella se mueve siempre con principios los cuales, al final de cuentas, devienen en la ganancia. Negocio, pues, implica ganancia y de allí que, para que exista ganancia, por lo común hay que actuar de una manera en la cual las reglas del intercambio justo no existen, y por ende, quien gana (el G20) es quien más ganancias tiene y quien, por ende, más viola las reglas del intercambio justo. Es decir, quien más corrupto es. De allí que las dificultades que conlleva el tratar de actuar, en términos de gobierno, al margen de la corrupción, en un sistema social cuya base de sustentación es la administración (pública y privada) que, sea como sea, se basa en el intercambio desigual y por lo común corrupto, no puede ser justa. De allí, entonces, que el problema de la administración no es su eficiencia (a mayor ganancia mayor corrupción) sino el sistema social en el que se actúa, el cual conduce irremediablemente a esa administración precisamente a la corrupción, pues ella es el motor de la ganancia (a 200 años de distancia, Marx sigue siendo una lección válida, ni modo). Quien piense que ello no es así, tendrá que demostrarlo en la vía de los hechos. Lo cual hasta hoy no se ha demostrado.
Hay, pues, un dilema complejo que hasta hoy, como ha quedado demostrado en varios de los artículos que se publican en este periódico, no se han podido resolver, porque tienen una relación estrecha con la corrupción, la que uno no entiende por qué se mantiene si, se dice, se mantiene una lucha a muerte en contra de ella, pero ella sigue allá: desde los estratos más altos de la administración hasta los de más bajo nivel, quizá porque nadie ve claro en qué consiste la lucha que se pregona si muy pocas son las cosas que han cambiado.
Quizá, al respecto, aquí se habla con un poco de desesperanza y amargura, frente a un Zócalo que el día de mañana se verá rebosante y alegre. ¿Quizá porque no piensa lo suficiente sobre la realidad que está viviendo?
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx