Sergio Gómez Montero*
De manera lenta, golpe por golpe, la oposición política en México se encuentra cada vez más en el piso de acuerdo con las reglas que ella misma aprobó para jugar a la democracia electoral. Con las elecciones de junio perdió el Ejecutivo y el Legislativo y le abrió paso al Plan C que modificará de manera sustantiva al Judicial. El 15 de este mes se dará por bueno, judicialmente (el último paso), el triunfo de Sheinbaum y ya todo estará perdido para la oposición conservadora, parte de la herencia cruel del neoliberalismo (poco a poco irán desapareciendo los medios impresos, los intelectuales de pacotilla, los chayotes y las igualas inmundas).
Pronto, con la próxima reforma electoral, un nuevo panorama político se comenzará a delinear y junto con él habrá un juego de fuerzas muy distinto al que hasta hoy subsiste de manera tambaleante. Le tocará al partido dominante, Morena, establecer las reglas del juego, las que ojalá y se fijen marginando el accionar de tribus que tan costoso y perjudicial ha sido para las fuerzas partidarias de izquierda y que, históricamente, también mucho costó al partido de los bolcheviques rusos desde la época de los soviets hasta llegar al partido único de Estado que de Lenin saltó dramáticamente a Stalin. Como sea, bajo ese panorama se comenzará a delinear el nuevo panorama político, que habrá desdibujado casi en su totalidad, ya se dijo, a la vieja oposición partidaria para abrirle paso, en lo inmediato, al juego de tribus, alineadas ellas con quienes, desde ahora, se perfilan como candidatos y candidatas para sustituir a la que será la próxima Presidenta o Presidente del país y que, pintan, Ebrard, Brugada, de la Fuente y más atrás Monreal y García Harfuch. Si a ello se va a limitar desde ahora la lucha partidaria, así, a partir de tal momento, está anunciado el fin de Morena.
Pero ello no implica que la lucha política así vaya a terminar. Ya desde ahora se vislumbra una lucha intensa (dentro y fuera de Morena) por impulsar políticamente cambios profundos en términos de lo que hay que hacer para que la lucha política del país contribuya de manera efectiva (desde abajo y a la izquierda) a que se modifique, así sea poco a poco y de manera leve, la situación social del país en beneficio de los sectores más desposeídos de la población, poniendo énfasis en la clase obrera. ¿Cómo se va a dar esa lucha política? Ese es un dilema que aún no se resuelve, porque si bien hay tendencias que, al margen de Morena (o dentro aún de Morena) están empeñadas en que los cambios mencionados se den lo más pronto posible y de la manera más profunda que se pueda, aún hay un gran camino por recorrer.
Como sea, puede ser que, al igual que el sistema partidario actual, pronto el sistema partidario basado en la democracia electoral vaya a quedar fuera de contexto y será totalmente nuevo el ambiente que predomine para dar la lucha política en el país.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada