Francisco Rodríguez
La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística es hoy en día el último reducto del pensamiento político, económico y social. Formada por Valentín Gómez Farías para contrarrestar la avalancha conservadora de los entreguistas de aquél entonces, la Sociedad fue el refugio secular del liberalismo juarista. Es una joya histórica en todos los sentidos.
Sobrevivió a todos los avatares e inconsecuencias, albergó contestatarios de todas las procedencias pero con un solo objetivo: luchar contra cualquier dictadura, imponerse a las imposiciones, rechazar pedir permiso para actuar, investigar, difundir, expresar las ideas, en aquél tiempo y siempre en las dictaduras, demasiado peligrosas.
La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística siempre tuvo entre sus filas a nacionales destacados en todas las ramas del saber: las matemáticas, el idioma, las ciencias avanzadas, la filosofía, el derecho, la historia patria y universal, la literatura y la poesía.
Su creación obedeció, según relataba Gómez Farías, a la necesidad del mexicano por tener presente el asunto de la identidad consigo mismo, la búsqueda de las respuestas en el interior, antes que pretender encontrarlas en tierras extrañas, ajenas, con procedimientos y usos diferentes a los nuestros.
El impulso de la Sociedad a la actualización de la Academia Mexicana de Poesía forma parte de un programa integral por rescatar valores ancestrales del mexicano, más antiguos de lo que nos imaginamos, ubicados en la raíz de nuestros orígenes.
Todo escrito es poesía, si el significado así lo acredita
La poesía es quizás el único reducto mexicano de la libre expresión sin cortapisa. Es el arte más difícil de la palabra por lo que tiene de síntesis del lenguaje e impacto de sus mensajes. Nunca ha rehuido sus obligaciones. Ha estado con nosotros en todas las dificultades, y hasta en los momentos dulces del país.
Requiere, como toda expresión cultural, de un aggiornamiento. Poner al día el concepto de que la poesía no sólo es el macizo de palabras acomodadas para la consonancia, sino abarca el mensaje profundo de la prosa. Todo escrito es poesía, si el significado lo acredita.
Esa es una tarea hercúlea. Los verdaderos intelectuales mexicanos deberán abandonar su empeño por ser considerados paniaguados de Televisa y entrar a arrimar el lomo en tareas de beneficio colectivo como las que realiza la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
Sobre todo, revalorar la poesía mexicana, la que ha acompañando los sueños ancestrales, la que ha soportado las luchas de liberación. Ayer, frente a un gobierno de badulaques, fue una tarea indispensable. Hoy, en la Cuarta Transformación que abandera AMLO, más indispensable aún.
El poeta mexicano recibe todos los sucesos contrarios a la felicidad
Y es que el poeta en México es el arcano que siempre ha caminado lejos de las veredas tenebrosas del odio y el miedo. Él ha transitado por el camino ancho y a veces peligroso de la libertad, la civilización y la cultura, con sus armas de valor y amor. Sus pasos son inconfundibles: siempre a la caza de un tirano, siempre al lado de la pasión popular y sus reclamos; guía y compañero de todos los sinsabores, y a veces, hasta de los triunfos.
Acompañar su paso por estos senderos, hoy convertidos en andurriales por una casta de metecos y entreguistas, es el afán de los que admiran su producción majestuosa, la que honra a los mexicanos bien nacidos, la que retrata en requiebros idiomáticos los avatares de la liberación, la que es imprescindible para socavar las bases de la ignorancia supina.
No falta en ella la presencia del desdén, el desamor, la truculencia de los bajos pensamientos, la increíble hazaña de la condición humana. El poeta mexicano es recipiendario de todos los sucesos contrarios a la felicidad, simplemente porque nuestra tierra grita el clamor de la injusticia secular, dominada por caudillos, gerifaltes y vendepatrias.
Lo que hunde la violencia, acaba salvándose por el pensamiento
Los poetas nacionales de todos los tiempos se han empeñado en hacernos una vida digna e inspirada. Aunque en el camino hayan removido los nudos, las cadenas y los obstáculos que pretenden callar su mensaje. Lo que se hunde por la violencia, siempre acaba salvándose por el pensamiento.
Los poetas construyen conectando el contenido y el sonido del idioma al ritmo del corazón para regalarnos desde la eternidad historias, sonetos, poemas y canciones que vertebran las ilusiones universales. Desde su filosofía armada al pie del surco, de nuestros grandes bucólicos, hasta las expresiones refinadas del romanticismo secular.
Sus diapasones, tan grandes como el arcoíris , conquistan los tímpanos y los subconscientes colectivos. Son una hazaña de la imaginación, combinada con la técnica gramatical inseparable de sus plumas, para dejar constancia de cómo se descifran las grandes incógnitas de la vida. Se clavan en la profundidad del suburbio, las megalópolis, aldeas, villorrios y rancherías con magias de percusión.
Producen el estado excitante del espíritu, la alegría catártica de los tonos inauditos, los sonidos bucales y guturales de la infinita variedad de los deseos, la desesperación, la grandeza y la conquista iconoclasta de lo imposible humano. Son los auténticos guerreros del idioma, los guardianes eternos de la identidad y la idiosincracia del mexicano universal.
Expresiones malabáricas de la gramática de vaquería, cantos de la sabana, la sierra y la llanada, elegías del folclor y de la herencia indígena y africana, homenajes de las costumbres y tradiciones milenarias del pasado, retratan y recrean la intensidad del paisaje, subliman las mejores cualidades y recriminan procederes de lo injusto: esa es la valía de nuestra prosa, la inmensidad de nuestros versos.
Sinfonías idiomáticas, rarezas fonéticas, consonancias frenéticas
Los poetas logran la contemplación de los murmullos de la tierra, obligan al sentimiento, la nostalgia y el profundo goce del entorno incomparable. Son algo de lo mejor de nosotros mismos.
Sus espectaculares giros, verdaderas sinfonías idiomáticas, rarezas fonéticas, consonancias frenéticas y rítmicas son expuestos en este libro que pretende ser una antología de ese almacigo cultural y libertario. Es un humilde homenaje a los ancestros de la prosa y la poesía. Un tributo a la imaginación de nuestro pueblo y sus trovas ancestrales y modernas.
Se revela en su contenido por qué la espontaneidad y el ingenio han querido ser desdeñadas por fríos académicos ajenos a nuestra realidad, amenazados tal vez por los requiebros semánticos de los auténticos bardos populares, desafiantes de la gazmoñería poética.
Es el testimonio de verdaderas hazañas del espíritu, en su afán por revelar los insondables secretos de nuestra manera de ser y las aristas de la antropología social.
Pudimos remontar las idioteces de los toluquitas y entender hoy la 4T
Verdaderamente, recordar quienes somos es recibir un aire fresco en el rostro, una bocanada de oxígeno puro, una señal de que podemos remontar las idioteces y represiones del grupo descastado de toluquitas que dijeron gobernar un país que nunca comprendieron.
Entender, también, por qué es que estamos embarcados en la Cuarta Transformación.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Solicito a usted su venia para ausentarme la próxima semana de este espacio generoso. El Índice Político volverá a publicarse aquí el lunes 22 de abril, para que usted tenga el descanso que se merece. Muchas gracias.
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