miércoles, abril 24, 2024

ÍNDICE POLÍTICO: Mentiras de Pemex para regalar el petróleo a ENI

Francisco Rodríguez

 

 

El Ente Nazionale Idrocarburi (ENI), la empresa energética más importante de Italia, fue fundada en 1953 por Enrico Mattei, un político con sentido de Estado.‎ Para ello, tuvo que desaparecer hasta el modito de andar de la empresa Agip, la petrolera italiana de Benito Mussolini. La disolvió, la reestructuro, y de sus cenizas creó el nuevo emporio.

Enrico Mattei era un hombre paradigmático. Fue el que “bautizó” a las empresas transnacionales del petróleo como “las siete hermanas” que dominaban al mundo en materia de energéticos e influían en las maneras y modos de gobernar. Nadie podía moverse sin consultar primero lo que opinaban sobre cualquier asunto a su consideración.

Exxon, Mobil, Chevron, Texaco, Gulf, Royal Dutch Shell y British Petroleum, todas ellas conocidas nuestras desde principios de siglo, pasando por la Expropiación y hasta hoy, que nunca se han ido de México. Son las que actúan en tierra firme, en aguas someras y mar adentro, desde siempre, “a falta de recursos financieros y tecnología”, que arguye Pemex.

‎Ellas y sus subsidiarias son las que mantienen la hegemonía petrolera en ésta su zona de influencia. Pemex nunca ha producido una latita de petróleo. Es sólo el reino del subcontrato. A pesar de que “las siete hermanas” originales ya no existan con el poder monopólico que se les reconocía hasta hace cuarenta años.

 

 

 

‎La composición internacional del poder en materia petrolera ha cambiado. Hoy, las siete hermanas han cedido el control a otras siete, pero de propiedad estatal: Saudi Aramco, de Arabia Saudita; Gazprom, de Rusia; CNPC, de China; NIOC, de Irán ; PDVSA, de Venezuela; Petrobras, de Brasil y Petronas, de Malasia.

Las empresas petroleras estatales‎ controlan casi un tercio de la producción mundial de gas y petróleo y más de un tercio de las reservas de ambos hidrocarburos. Pero en México, tolucos y pachuquitas siguen neceando, difundiendo para el consumo interno, que el camino es hacia la privatización de todo, objetivo central de las llamadas “reformas estructurales”. ¡Ufff!

 

 

 

‎Enrico Mattei se enfrentó a las grandes petroleras de su tiempo. Viajando con rumbo a Milán, su jet se estrelló, saboteado por las petroleras transnacionales en los altímetros de su aparato dentro del aeropuerto de Catania, a través de los oficios siempre oportunos de la mafia italiana.

Un hombre llamado Giulio Andreotti, en aquel tiempo ministro de la Defensa, se apresuró a declarar que había sido un accidente. Y es hora de que aún se debate en las cortes penales el Caso Mattei. Giulio Andreotti llegó cuarenta años más tarde de esos acontecimientos a ser el Primer Ministro de cuatro gobiernos de la República italiana.

‎Andreotti, un feroz derechista, cofundador del Partido Demócrata Cristiano, estuvo atrás, inspirando, alentando o protegiendo, la guerra sucia de las transnacionales en Italia. Defenestró a Mattei,‎ a Aldo Moro, y cobijó todas las estupideces de Silvio Berlusconi. Los intereses petroleros y los de El Vaticano, como el telón de fondo.

‎Mientras pudo actuar, Enrico Mattei se avitualló de petróleo en los países árabes. Saudíes y tunecinos lo abastecieron, y él se dedicó a construir grandes refinerías que abastecieron el consumo interno y le permitieron exportar a Rusia. Era un peligro para Europa, según el tradicional discurso de las transnacionales petroleras.

 

 

 

Tommasso Buscetta, uno de los mafiosos arrepentidos más creíbles de la justicia italiana, confirmó en el curso del juicio, que a Mattei lo había asesinado la mafia siciliana por una petición especial hecha por la Cosa Nostra de Nueva Jersey, EUA. Lo confirmaron testigos de la mafia, insertados en la KGB.

El hecho es que a los pocos días de la muerte de Enrico Mattei, el Ente Nazionale Idrocarburi dejó de ser la empresa estatal italiana más importante de Europa, y se transformó en una Sociedad Anónima con participación estatal de 30%, pero cuyas líneas fundamentales de operación se deciden fuera del país.

A punto de entrar en proceso de quiebra, pues arrastra un déficit de 8 mil 770 millones de euros, desde el año antepasado, la petrolera italiana consiguió le fuera adjudicada por la tenochca Comisión Nacional de Hidrocarburos, un contrato a 25 años, con posibilidad de ampliarse otros diez, en aguas someras del Golfo de Campeche. ¡Lo que son las coincidencias!

La paradoja de la vergüenza es que los tolucos y pachuquitas se aferran en los moche$ de las industrias fósiles, mientras que Elon Musk, apoyado por cerebros de migrantes mexicanos, anuncia la formación de Neurolink, la empresa que conectará electrodos en los cerebros humanos para proporcionar pensamientos a las computadoras.

Otra vergüenza que no nos abandonará jamás es que al pescador carmelita Rudecindo Cantarell, descubridor de los yacimientos que mantuvieron a flote al gobiernito mexicano durante cuarenta años, nunca le dieron una plaza de tiempo completo en Pemex. Aunque ellos jamás lo llegarán a entender.

‎El remate de enormes superficies territoriales, por medio de desventajosas subastas para el país, no pudo ocultarse más. Al anunciar ENI que había encontrado petróleo, tuvo que boletinar que el contrato le había cedido la exploración y explotación en una superficie de 67 mil 203 kilómetros cuadrados, una extensión más de trece veces mayor que el Estado de Colima.

 

 

 

Dijo la petrolera italiana que sólo tuvo que perforar a 60 metros de profundidad (!)‎ para encontrar el campo de Amoca, que contiene 107 millones de barriles de crudo ligero de alta calidad y fácil comercialización internacional, más 69 mil millones de pies cúbicos de gas a 33 metros de profundidad. Es decir, todo, en aguas someras. Aunque siempre se haya sostenido que era un territorio reservado para Pemex. Fue el sonsonete con el que se aprobaron las reformas estructurales energéticas.

Pemex se apresuró a decir, como siempre, varias falacias. Primera, que aunque ya había explorado la zona, no tenía la capacidad financiera ni técnica para explotarla. Segunda, que es el primer descubrimiento de una empresa ajena desde 1938. Tercera, que recibirá el 84% de las ganancias, cuando ENI empiece a operar.

Lo cierto es que ENI opera en 79 países del mundo, y es la primera vez que se le ha abierto la puerta del Golfo de México. Al mismo tiempo, la empresa italiana descubría en Ecuador un depósito mayor, de 300 millones de barriles, y en Egipto, el yacimiento más grande del Mediterráneo, localizado cerca del Bloque Shoruk.

Sin embargo, hay una pequeña diferencia: en Egipto encontró los hidrocarburos, gas y petróleo, a una profundidad mucho mayor: 1 mil 450 metros. En una superficie mil veces menor, sólo en un contrato sobre una extensión de 100 kilómetros cuadrados, con un resultado más grande: 850 mil millones de pies cúbicos de gas. Con eso, se transformó el panorama del futuro de Egipto.

 

 

 

Respecto a las utilidades de alrededor de 15% que le van a quedar a la petrolera italiana después de explorar, descubrir y explotar los mantos marinos en Campeche, es una mentira que provoca lástima, vergüenza y hasta risa. No va a cobrar ni las comisiones que reciben Ruiz Esparza, el nuevo dueño de Tecnoradio y sus concesiones pantagruélicas, ni Vi(rey)garay por un contrato de medio pelo. Ya no les cree nadie.

En todo caso, aunque se le crea al boletín de Pemex, fueron más jugosas las ganancias obtenidas por el moche de la brasileña Odebrecht, consistente en diez y medio millones de dólares a Peñita, Vi(re)garay y Lozoyita sólo por dar la esperanza a la constructora de edificar algunas cosas en los campos petroleros de la “empresa productiva del Estado”, ¿no cree usted?

 

 

 

‎Así es que a otros perros con ese hueso. ENI es una empresa transnacional con todos los intereses occidentales metidos hasta el cogote. Ni un boletín de Gonzalitos, el concuño de Carlos Salinas de Gortari que es director encargado de las subcontrataciones y los remates de soberanía, pueden atentar contra esa verdad, tan grande como una Catedral.

¿O usted qué hubiera hecho?, pregunta el mentiroso que oficia las subcontrataciones, sólo firmando desde Los Pinos.

 

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