lunes, enero 27, 2025

ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

México no es narco. El gobierno, sí

Con todo el respeto que la investidura presidencial merece, usted señora Claudia Sheinbaum está equivocada.
En el extranjero no se identifica a México con el narcotráfico.
Es al gobierno que usted supuestamente encabeza al que sí se le conoce así en todo el mundo.
La inmensa mayoría de los mexicanos no estamos dedicados al negocio de la droga.
Tampoco lavamos las ganancias de ese negocio multimillonario en dólares.
No imponemos a punta de metralleta a gobernadores como Rubén Rocha Moya ni a senadores como Enrique Inzunza –poder tras el trono en la Administración sinaloense–, entre otros.
Obviamente, tampoco los cubrimos con el manto de la impunidad que su antecesor y usted les han extendido.
Habrá que escribirlo una y otra vez hasta que usted lo entienda, señora.
De lo que se habla y escribe en el planeta entero es de la existencia de un narcogobierno en nuestro país, a partir de que la Cuarta Transformación –así llamada por ustedes– se alió con los delincuentes para acceder y mantenerse en el poder.
Desde que El Innombrable II acuñó aquello de “abrazos, no balazos”, en retribución al apoyo de los narcos…
… con asesinatos de candidatos…
… presiones y amenazas con armas de alto calibre a los electores ante las urnas…
… y enormes cantidades de numerario para fondear las campañas electorales de los candidatos de Morena y sus rémoras del PVEM y del PT.
“México es un país grandioso” y “no vamos a permitir que se le etiquete, asocie a México con el tema del narcotráfico como han querido ponerlo en muchas de las series (de streaming, me imagino)” –algunas de ellas producidas por un consentido y avituallado seguidor de la 4T, Epigmenio Ibarra–, dijo usted, señora Sheinbaum, a finales de la semana anterior.
Y le repito: no es a México, como tampoco a los mexicanos a quienes se les etiqueta así en otros lares.
Es a Morena, su narcopartido, y a la Cuarta Transformación a la que usted dice estar poniéndole un segundo piso.
Razones y motivos hay de sobra.

Compromisos evidentes

Es así como, desde el templete colocado en Palacio Nacional para que usted nos recete casi a diario una retahíla de mentiras, esas explicaciones sibilinas ofrecidas no llevan sino a un baño de sangre, a la aceptación tácita de que el régimen está amarrado a designios oscuros y desconocidos, a espaldas de la voluntad popular. Aún es tiempo de reconocerlo, lo demás es irresponsable. Es una trampa sin salida.
Porque ya vivimos una tragedia de proporciones civiles incalculables e impredecibles. ¡Cuidado con la indignación, con la respuesta violenta, con la reacción del pueblo engañado y decepcionado!
Porque las mentiras provienen de ustedes, los dizque políticos empoderados, lo mismo que de empresarios favorecidos, aún de los narcotraficantes, lo mismo que de caciques y de mandos militares.
A diario hay sarracinas, asesinatos, masacres. Y no sólo entre los distintos grupos delincuenciales que pelean tal o cual plaza. No. Matan sólo a los ciudadanos de a pie, como usted estimado lector, como yo. El narco ha votado, liquidando im-pu-ne-men-te a los candidatos que no son del agrado de la 4T o que no se pliegan a ser sus cómplices o mecenas.
Comenzaremos a revivir esta situación en breve, so pretexto de la elección de personas juzgadoras en todo el país.
¿Por qué, si el país está en paz, cual usted y su secretario de Seguridad, Omar García, presumen –con datos a la baja en asesinatos y masacres– en las matinés que se celebran en Palacio Nacional, hay tantas muertes? Centenares cada semana.
Esta es la pregunta… y tal vez sea la respuesta que no quiere decir su nombre.
¿Hay miedo o hay compromisos inconfesables que para los mexicanos y para el resto del mundo son evidentes?
Dígalo ahora o calle para siempre‎.

Complicidad con criminales

Hasta donde se sabe, al crimen organizado y al terror subversivo nunca se le ha combatido con oraciones, ni en los estados confesionales. Mucho menos con abrazos. Mucho menos con falsas estadísticas.
En todas latitudes se ha considerado que este Estado se doblegó, que fue humillado, que las Fuerzas Armadas están en un quién vive.
A todas las explicaciones no pedidas, les viene el saco de inculpaciones manifiestas.
Porque no se vale jugar a las comiditas cuando el pasto está tan seco y puede arder la pradera.
Seguir inculpando a los titulares de sexenios anteriores es no aceptar el error básico y éste no puede ser eludido con argumentos surgidos de culpas anteriores y menos de lo peor del síndrome autoritario del poder unipersonal, desdeñoso del verdadero mandato popular, que ya no es el expresado mayoritariamente en las urnas porque es producto de un voto comprado o chantajeado.
En una sociedad moderna, informada, no caben argumentos que ya fueron aplicados en otras épocas, dominadas por la desinformación e ignorancia sobre los asuntos públicos.
Ésa fue siempre la falla y la ofensa del régimen presidencialista que ya agotó su viabilidad, su confiabilidad, que ya dejó las huellas de su fracaso en la gobernabilidad pacífica. De nada sirve asumir la responsabilidad a toro pasado. La ofensa al sentido común prevalecerá y jamás será perdonada.
Y sí, los de su antecesor y de usted, señora Sheinbaum, y sus reuniones de la seis de la mañana con eso que llaman “gabinete de seguridad”, sólo dan bastonazos de ciego, peores a los que provocaron el error mayúsculo. Nadie, nunca, es tan infalible y creíble para tomar decisiones que no son aceptadas por la mayoría. El tufo despótico ya no cabe cuando el alud de evidencias, mostradas en todo el mundo, han magnificado el gazapo.
Porque en una época en la que prevalece la inmediatez y la evidencia informativa, debe andarse con cuidado. Es imposible y fallido actuar en lo oscurito. Todo se sabe al instante en que se produce.
¿De qué platican en esas reuniones, si es que aún se celebran?
¿De sus complicidades? ¿De cuánto numerario recibirán por cada abrazo que brinden a los delincuentes? ¿Del reparto entre ustedes del botín?
Mientras, el narco ya volverá a votar, a asesinar y a fondear campañas de candidatos a jueces, magistrados y ministros que no sean “a modo” de la 4T.
Porque duele decirlo, pero en México hay un narcogobierno.

Indicios

Recuerde usted que Andrés Manuel López Obrador llevó al extremo su fallida estrategia “abrazos, no balazos”, porque los criminales “también tienen derechos humanos” y, en ese tenor, ofreció a los delincuentes que, si se desarmaban y se entregabann, podrían obtener una amnistía, negocios legales, vivir más tiempo y hasta una “respetabilidad social”. Así lo detallaba el decreto por el que se aprobó la Estrategia Nacional de Seguridad Pública del Gobierno de México, que fue publicado el 17 de mayo de 2019 en el Diario Oficial de la Federación. El documento argumentaba que, ante la imposibilidad de derrotar a los grupos delictivos únicamente con el uso de la policía y las Fuerzas Armadas, era necesario aplicar un modelo de justicia transicional. En concreto se trataba de “leyes especiales para poner fin a las confrontaciones armadas y posibilitar el desarme y la entrega de los infractores, garantizando asimismo sus derechos y ofreciéndoles reducciones de penas e incluso amnistías condicionadas al perdón de personas y colectividades que hayan sido afectadas y proponiéndoles un cambio de vida”. ¿Y qué pasó? ¿Cuántos delincuentes rindieron la plaza? ¿Cuántas muertes pudieron evitarse? * * * Reconozco que usted haya leído hasta aquí. Y como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

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