FRANCISCO RODRÍGUEZ
Claudia, sola y entre dos fuegos: AMLO y Trump
A contrapelo de lo que dice la señora Claudia Sheinbaum, más de la mitad de la población califica a Andrés Manuel López Obrador como el Presidente más zoquete y corrupto que ha tenido México. Absolutamente vergonzoso y ruin. El daño causado a la Nación es casi irreparable.
La gente nunca se equivoca. La voz del pueblo es la de Dios, se dice desde que se tiene memoria.
Un pedagogo canadiense, Laurence J. Peter, siguiendo la premisa de que “los políticos siempre muerden más de lo que pueden masticar”, llegó a establecer hace sesenta años que, para alcanzar el nivel de incompetencia, el mediocre sólo requiere ser ascendido.
José Ortega y Gasset, el filósofo republicano español llegó antes a la conclusión de que “todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato para confirmar por qué habían sido ascendidos hasta volverse incompetentes”.
Un poco antes, Porfirio Díaz había sostenido:” si algo está mal, puede estar peor”.
La naturaleza es perra, decía la Ley de Pudder, la nata se esponja hasta que se rompe. “1) Todo lo que empieza bien, acaba mal” y, abunda: “2) Todo lo que empieza mal, acaba peor”.
La Ley de Murphy, por si hiciera falta recordarlo, “si algo puede salir mal, probablemente saldrá mal” ha sido pauta para varias investigaciones científicas aeroespaciales premiadas con el Nobel desde hace décadas.
Los zoquetes y corruptos se han posesionado de los gobiernos.
En México tuvimos a AMLO, quien le heredó a Sheinbaum una infinita estela de desgracias, deudas y arcas semivacías.
En Estados Unidos, desde este mediodía, volverán a tener a Donald Trump, cuyas amenazas al mundo, y en particular al gobierno de México, será el otro polo que doña Claudia deba enfrentar…
… prácticamente sin argumentos, sin un equipo en el que ella confíe plenamente –novatos, inexpertos, como el canciller Juan Ramón de la Fuente; interesados en sus propios proyectos políticos, como Marcelo Ebrard, Adán López y, entre otros, Ricardo Monreal–…
… y sin recursos económicos porque en el sexenio anterior fueron dilapidados…
… y, lo peor ¡sin pueblo!
Claudia Sheinbaum sufre la soledad en Palacio Nacional, no obstante haber sido elegida por una mayoría relativa de las listas nominales de electores, y aunque se inviste de Jefa de Gobierno, Jefa de Estado, del Ejército, de la Justicia, de la Legislación, de la seguridad y del dinero de nuestros impuestos, en realidad nadie la acompaña.
Para “sus” huestes sigue siendo “un honor estar con López Obrador”.
Y así como aparece aparentemente sólida al interior, en el terreno internacional sólo es una suerte de comparsa de las decisiones del poder financiero, al único al que se reconoce y se agachan todos en el mundo. El que fija el tamaño de nuestra economía, el valor de nuestra moneda, el porcentaje del crecimiento, la capacidad productiva y los bestiales techos de la deuda externa.
Y así, sola, desde hoy, la señora Presidente de México está entre dos fuegos: AMLO y Trump.
Nadie, absolutamente nadie, quisiera estar en sus zapatos.
A los mexicanos les gusta que se los chinguen
Los llamados a la unidad nacional en torno a Sheinbaum, principalmente los recién proferidos por los “opositores” Esteban Villegas (PRI), Mauricio Kuri (PAN) y Samuel García (MC) suenan a falsedad. Esos mandatarios estatales son “quedabién”, pues al regresar a sus entidades despotrican por los recortes presupuestales y las altas exigencias de los encargados de la Federación.
Otra falsedad es el mismo exhorto que en sus “mañaneras del pueblo” suelta de vez en vez la mandataria, toda vez que, al igual que su antecesor, las dedica al golpeteo en contra de los opositores y en contra de cualquiera que no piense como ella.
Y así no se puede.
“El pueblo”, mientras tanto, está en lo suyo. Viendo a quién se chinga. Y cuidándose de no ser chingado… aunque esto último le gusta a la mayoría.
El psicoanalista social José Antonio Lara Peinado sostiene que en muchos mexicanos se ha enquistado “el estigma del conquistado, del chingado” y que esta introyección psíquica les ha impedido crecer, decidir, romper la sumisión y levantar la voz ante lo que pasa a su alrededor.
Lara Peinado apunta que tal estigma aparece cotidianamente en el mexicano que consume revistas chatarra de espectáculos y observa boquiabierto los cuerpos artificiales de las artistas del momento, y que el menosprecio de sí mismo aparece cuando confronta su cuerpo real, con la imagen del cuerpo que presenta la revista.
“El estigma del chingado aparece cuando en las revistas del jet-set observa a los ricos y poderosos en sus ostentosas casas y en sus grandes fiestas, para después ilusoriamente querer hacerse un vestido de novia como el que vio en la revista, o busca decorar su departamento, tal cual está decorada la mansión que aparece en la portada, aún a sabiendas que ni el vestido ni la decoración serán posibles, lo cual acrecienta al tiempo su menosprecio y su baja autoestima.”
El psicoanalista también señala que es por tal que el mexicano se emociona con un partido de fútbol: fantasea en que puede ganar, que sí se puede…
… sin embargo, “la frustración aparece cuando la Selección no gana o peor aún, cuando gana: el mexicano grita, va al Ángel, a la Macroplaza o a La Minerva, se pone “la verde”, se emborracha y despierta al otro día con la cruda realidad de su trabajo, su carencia económica y emocional, mientras el equipo que según él le representa, disfruta de los millones de pesos derivados del alcohol y el consumismo del mexicano que bebió desde cerveza y se hartó de botanas chatarra para hacer más ricos a los conquistadores de empresas extranjeras que ven en el mexicano al sumiso sujeto capaz de ser manipulable con un partido, un Teletón, un talk show, cualquier cosa, la cuestión es que ese mexicano suelte el dinero y adormezca su conciencia.
“Chingado y conquistado, al mexicano se le vende todo, se le viola todo el tiempo. Igual le meten a fuerza cursos de coaching y superación personal, que productos chatarra directos a su domicilio, o presidentes marca Televisa.
“Chingado y conquistado el mexicano no es dueño de nada…” ni de su voluntad para cantar el Himno Nacional, potente arma destructora para enfrentar al “Masiosare (sic), extraño enemigo”, pues ni siquiera se sabe la letra escrita por Francisco González Bocanegra.
La crisis está instalada y presagia una mayor
Por lo que hace a los dos fuegos entre los que se encuentra la señora Sheinbaum –AMLO y Trump–, en otros países se les confinaría. Al saber de sus escasas luces, los sectores que pueden ser lastimados con sus decisiones absurdas toman las providencias, mueven a sus defensores en todos los recintos y cónclaves y logran prevenir más agresiones.
En México –y ahora en Estados Unidos–, las aberrantes facultades omnímodas del decadente presidencialismo hacen una nata compacta que alcanza a proteger, bajo la amenaza de la represión, las traiciones, las pendejadas y raterías, la estulticia, vaya, hasta la inflada “popularidad” de AMLO y Sheinbaum, por no mencionar los malos humores de los que está rodeada la propia señora Presidente.
Cuando no es la represión, es la terminación de las carreras en los sectores público y privado, el retiro de los presupuestos, el ataque masivo de los youtubers y bots al servicio de las cavernas de Palacio, la satanización de las opiniones verdaderas, la cancelación de todas las oportunidades, el infierno de la amenaza y hasta del secuestro en complicidad con los grupos delincuenciales de todo tipo.
La crisis está instalada y presagia una mayor, que promete ser la debacle. Durante años se gestó en el vientre nacional la llamada Cuarta Transformación, una especie de ilusión política que nadie supo a ciencia cierta qué era. El feto nonato fue abortado, contra todo pronóstico de sus promotores, ocurrentes y desnortados.
Lo que quedó de ese movimiento de la sinfonía histórica fue sólo ruido y desesperación. En el anecdotario chusco de las infamias pasó a formar parte de esas puntadas hirientes que bien pueden definir lo que significa un sexenio fallido, pletórico de dislates y despropósitos. Uno más en nuestra larga historia de decepciones.
La aplicación de la justicia a secas fue cambiada por la impunidad, perdiendo la oportunidad única de hacer camino al lado de los pueblos con memoria, civilizados. En vez de justicia, los grandes delincuentes de la patria recibieron un fastuoso cheque en blanco y la autorización para seguir haciendo de las suyas, que no son menores ni pocas.
El modelo de desarrollo esperado, el que iba a privilegiar las actividades agropecuarias y los procesos productivos propios de nuestra geografía y de nuestro bienestar, fue sustituido por una cadena de ocurrencias insensatas y de promoción de lo vacuo, cargado de virtudes salvíficas y simplemente anodinas.
La gobernabilidad que resulta del buen gobierno, de la austeridad y de la aplicación de la ley, fue echada al caño. Hoy, México es el país que rinde honores a todo aquello que puede echar por la borda el sentido común y el estado social y democrático de Derecho. Hablar del control interno, de la independencia y la soberanía es demasiado.
Estamos en el hoyo.
Y la Presidente a la mitad de dos fuegos: AMLO y Trump.
Indicios
Pasadas las siete de la noche de este último viernes recibí la llamada telefónica de un amigo que, además, es colaborador del portal Índice Político. Me comunicó que minutos antes, a las 18:45 horas, había despegado del aeropuerto “Hermanos Serdán”, mismo que sirve a Puebla, un Learjet que previamente había abordado AMLO. Me indicó, incluso, que dos empresarios poblanos muy conocidos, que aterrizaban en ese momento en otro aparato, habían sido apurados en el taxeo para despejar la pista rápidamente. Más información: que habían llevado al aeropuerto una pipa de turbosina, procedente de la planta de Pemex en San Martín Texmelucan, para abastecer a tanques llenos la aeronave. ¿Destino? Desconocido. Aunque se especula que pudo haber sido el aeropuerto “José Martí” de La Habana. * * * Por hoy es todo. Reconozco que usted haya leído hasta aquí. Como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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