viernes, abril 19, 2024

HOMO ESPACIOS: México nativo

Por Glen Rodrigo Magaña

Este mes patrio lo celebramos destacando a quienes nos otorgaron libertad y nos brindan identidad: los indígenas. Realizamos un vistazo desde la época colonial, cuando sufrieron el sometimiento y los engaños ibéricos, la esclavitud, el derramamiento de sangre durante la Independencia y la Revolución Mexicana para otorgarnos libertad, ellos, actualmente, continúan siendo presos de la miseria, el abandono y la discriminación. El levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el engaño de Zedillo y la traición de Fox, así como del resto de la clase política. Además de estar marcados por la muerte, la injusticia, el dolor y sus derechos fundamentales pisoteados de forma cínica, utilizados como objetos de políticas públicas, la marginación durante tantas centurias, y el despertar de nuestras raíces, donde la cultura y el turismo sirven en el proceso de integración con los nuestros.

El “¡Viva México!” del neoliberalismo, lleva en su grito el silencio de los desaparecidos, la impunidad de gobernadores ladrones, la simulación mediática que transmite la mentira con ganancias millonarias, la rabia que produce tanta escases, oportunidades ya negociadas, la negación, la violencia, las injusticias y el sometimiento del pueblo para mantener sus privilegios.

El grito patriótico de un sistema completamente antimexicano, desligado por mucho de sus raíces, que desconoce a los tantos y solo persigue sus ambiciones oligárquicas. Engaños del “neoporfirismo” donde la dictadura heredada a “Los científicos”, atiende a lo extranjero y desdeña lo nativo.

Es momento de retomar el origen, el conocimiento milenario que cuida la tierra y el medio ambiente, habitar por la comunidad, producir para el otro, y en el otro, regresar el favor. Conocimiento ancestral que enseña tanto en sus tradiciones, suena a su entorno, alegre como lo son sus fiestas, diverso como sus lenguas y que a pesar de tanta aniquilación, no solo sobrevive, invita a vivir el México real y profundo.

 

En la historia: un vistazo por el olvido

El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón desembarca en la isla de Guanahaní, con la creencia de que había llegado a algún territorio de la India, nombrando -en su confusión- a los taínos como “indios”, término que en nuestros días es usado de forma despectiva, una especie de insulto racial para gentes vanas que ignoran la riqueza de nuestros pueblos, de nuestra identidad.

Los genocidios fueron de tal grado, que eliminaron cinco grandes imperios prehispánicos, la desaparición de cincuenta lenguas indígenas, la opresión y el despojo, todo ello iniciaría con la llegada de los españoles. En aquellos primeros años de la colonia española, existían dos posturas: la de los conquistadores con sus abusos hacia los nuestros, y por otra parte, la de personas más razonables como Bartolomé de las Casas, que denunciaba la brutalidad de sus compatriotas y quien fuera nombrado como “Procurador o protector universal de todos los indios de las Indias hispánicas”.

Pericúes, yaquis, mixes, mayas, rarámuris, zapotecos y la sangre de muchos otros indígenas se rebelaban contra las imposiciones del virreinato, pero los “señoríos” se debilitaban, poco se podía hacer ante las balas, los cañones o las enfermedades de los ibéricos. La Corona, ante la agitación, decide separar a indígenas de los europeos, instaura la Republica de los indios y la República de los españoles y así la división de clases que daría origen a nuestro cáncer social, pero este régimen jurídico que cínicamente otorgaba algunos derechos a los oriundos, serviría solo como mera simulación, “calmar las aguas” para aplicar un modelo económico, alimentario y religioso que desde lo oculto, buscaba eliminar a la raza original.

Llegaría la independencia bajo el liderazgo de un sacerdote y un militar de origen criollo, apoyados por algunos mestizos destacados como Vicente Guerrero, José María Morelos o Juan Álvarez, pero los verdaderos héroes serían anónimos: los miles de indígenas que lucharon por las esperanzas de libertad, en una patria incluyente. Los resultados, no serían tan favorables, sus parcelas comunales fueron privatizadas y entregadas a caciques locales, la posición de esclavos sería la misma pero con un salario miserable, libres en apariencia pero sometidos a los hacendados por necesidad. Ahora, el gobierno mexicano era el nuevo represor.

La lucha continuaría en contra de la explotación y el saqueo de tierras, en el siglo XIX surgirían movimientos armados como el de los zapotecos, nahuas, huastecos, yaquis o los mayas, quienes eran vendidos como esclavos en Cuba y que diera origen a la breve independencia de Yucatán.

Benito Juárez, el primer presidente indígena, oaxaqueño de origen zapoteco, dio un respiro a la nación, pero tiempo después ocuparía la silla un paisano suyo, Porfirio Díaz, el General que a pesar de sus raíces mixteco-criollas implementara una política anti-indigenista, que venerara la cultura extranjera, el capitalismo estadounidense, la industrialización europea y todo lo relacionado con la alta burguesía, con un pensamiento dictatorial arraigado en el lujo de los poderosos a costillas del pueblo.

Paco Ignacio Taibo II, registra el movimiento revolucionario más largo en nuestra historia dentro de su libro Yaquis: Historia de una guerra popular y de un genocidio en México (2013), la lucha de un pueblo asediado desde época del porfiriato, hasta que el General Lázaro Cárdenas en los años treinta regresa parte de las tierras a sus dueños originales. Los yaquis llegaron a ser una población de 30 mil personas, al final de su lucha armada quedaban menos de siete mil, a causa de epidemias, asesinatos, desapariciones forzadas, esclavitud o desplazamientos.

En definitiva, el panorama político-social de aquellos inicios del siglo XX era insostenible, Madero imponía la voluntad ciudadana bajo la frase de “Sufragio efectivo, no reelección” y el sentimiento revolucionario llamaba nuevamente a las armas, en su gran mayoría eran los indígenas quienes entregarían sus vidas y Emiliano Zapata como uno de los personajes más respetados, por su convicción de que “La tierra es de quien la trabaja”. Así, con sangre se defendían otra vez los derechos indígenas, un grupo de intelectuales de aquel tiempo fraternizarían con este sentimiento y se tejió una filosofía basada en la identidad nacional, en nuestras raíces… los pueblos originarios.

 

Resistencia… por el reconocimiento

Allá por 1969, un grupo de jóvenes regiomontanos encabezados por César y Fernando Yáñez Muñoz, fundan las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN). César o el “Hermano Pedro” sería asesinado por el ejército mexicano un 6 de abril de 1974 en Ocosingo, Chiapas y su hermano Fernando ocuparía su nombre bajo el alias guerrillero de “Comandante César”.

Alimentados por el silencio, en los años ochenta el FLN se reorganiza, recluta y forma cuadros bajo la visión del Comandante César. Rodrigo, Elisa, Gabriela y un joven Marcos, que se suma al núcleo guerrillero en Chiapas y que diera forma al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que en esencia buscaría la defensa de derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas mexicanos; un modelo de nación basado en la democracia, libertad y justicia; así como rechazar cualquier acción del neoliberalismo.

El levantamiento zapatista surge el 1 de enero de 1994 con la toma de San Cristóbal de Las Casas, Altamirano, Las Margaritas y Ocosingo, Oxchuc, Huixtán y Chanal, justo en el día que entrara en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, situación que para el último año del “salinismo”, fuera algo intolerable. En números, 46 zapatistas murieron durante los 12 días de combate contra el ejército mexicano.

La lucha tomaría la ruta del diálogo con los Acuerdos de San Andrés Larráizar, relizados entre 1995 y 1996, donde los temas en la mesa serían: Derechos y cultura indígena; Democracia y justicia; Bienestar y desarrollo; Conciliación en Chiapas; y Derechos de la mujer.

La propuesta de ley realizada por la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA) sobre estos acuerdos, llegaría al Congreso de la Unión y sería devuelto con muchas limitantes a los zapatistas. El EZLN, lo rechaza, el entonces presidente Ernesto Zedillo retoma el asunto y presenta una propuesta ajena a lo pactado y el diálogo se estanca, mientras que las tensiones crecen, a tal grado, que de forma oculta y en la cobardía del gobierno, Acteal sufre una incursión “paramilitar” en la región de Los Altos de Chiapas el 22 de diciembre de 1997, donde 45 indígenas tzotziles de la organización pacífica “Las Abejas” -incluidos niños y mujeres embarazadas-, fueron asesinados, según muestran las cifras oficiales.

A finales de la administración de Zedillo, el Subcomandante Marcos señalaría en uno de sus discursos: “Llamamos a todos y a todas a no soñar, sino a algo más simple y definitivo: los llamamos a despertar”.

 

Cicatrices… con más simulación

La promesa de Fox en su toma de posesión el 1 de diciembre del 2000 señalaría: “En Chiapas serán las acciones, no las palabra huecas. El eje vertebral de una nueva política federal, que conduzca a la paz. Fue mi palabra empeñada, enviar a este Congreso de la Unión, como iniciativa de ley el documento elaborado por la COCOPA, que sintetiza el espíritu de los Acuerdos de San Andrés y este será mi primer acto de gobierno en referencia a este Congreso…”.

Palabras huecas y letra muerta, Fox incumpliría, mientras que los diputados del PAN, que en aquel entonces tenían como coordinador de esta bancada al mismo Felipe Calderón, quien rechazaría desde el pleno las iniciativas de los pueblos originarios. El PRI, PRD y PAN, daría la espalda al Comité Indígena desde el Senado y la autonomía de los pueblos sufriría una vez más ataques y asesinatos.

El “calderonato” y el “peñismo”, desatan la violencia, mientras que los muertos se  multiplican, el racismo se profundiza y el neoliberalismo saquea a un país devastado, acompañado por la barbarie de Atenco, la militarización, las voces de los desaparecidos y tanto obscurantismo que ha prevalecido en la clase política por tantos años.

 

Regresar a las raíces

El artículo segundo constitucional señala que los pueblos indígenas son aquellos que “descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas” y agrega “El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional”.

Respecto al reconocimiento a nivel internacional, el 13 de septiembre de 2007, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su Asamblea General, da a conocer su Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, en temas de reconocimiento al derecho de libre determinación, tierras, territorios y recursos naturales de los pueblos originarios. Mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA), el 16 de junio de 2016 aprueba y adopta la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Actualmente, en nuestro país existen 68 pueblos originarios, el 21.5 por ciento de mexicanos es indígena y contamos con 68 lenguas con 364 variantes, una riqueza patrimonial reconocida por la UNESCO de sitios prehispánicos como Palenque, Teotihuacán, Chichen Itza, Tajin, entre otros, así como siete patrimonios inmateriales pertenecientes a nuestras raíces como lo son la pirekua, el canto tradicional de los p`urhépechas o el Día de muertos.

En 1948, Miguel de la Madrid decreta la creación del Instituto Nacional Indigenista y el 21 de mayo de 2003 lo sustituye la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), al contar como primera directora con Xóchitl Gálvez Ruiz, actual senadora del Partido Acción Nacional y quien fuera criticada en sus funciones como delegada en la Miguel Hidalgo.

La CDI muestra una serie de funciones en su reglamento interno que señalan la libre determinación de los pueblos, hacer cumplir el artículo segundo constitucional, ser el interlocutor entre gobierno y los pueblos indígenas, realizar investigaciones para el desarrollo de este sector, elaborar proyectos, acuerdos y convenios. En sus programas destaca el Sistema de Radiodifusoras Culturales Indígenas; Derechos Indígenas; Mejoramiento de Producción y Productividad Indígena; Educación e Infraestructura.

Hablamos de trece años de operación del CDI, pero la situación de los pueblos originarios continúa olvidada, existen muchísimas comunidades que no cuentan con los servicios básicos, sanitarios, de comunicación, transporte, las escuelas se encuentran a grandes distancias y radios comunitarias que con un enorme esfuerzo y sin recursos, logran cumplir su compromiso por comunicar.

En el renglón de la discriminación, son el grupo más afectado, un ejemplo claro del hastío son los kiliwas de Baja California, quienes pactaron entre ellos desaparecer, ninguna mujer kiliwa tendría un hijo más para acabar con su sufrimiento para siempre.

Respecto a servicios básicos como el agua, de los 623 municipios indígenas, solo el 38.4 por ciento cuentan con agua entubada al interior de sus hogares. En educación, el 23 por ciento de los hablantes de lengua indígena registran analfabetismo. Mientras que las personas que sufren pobreza extrema en su mayoría son indígenas.

Otro punto son los asesinatos, en lo que va del 2018, seis de los diez defensores de derechos humanos han sido indígenas, el caso más reciente es el de Margarito Díaz González, líder espiritual de la comunidad Wixárika de Nayarit, defensor de los sitios sagrados huicholes y que lo mataran el pasado 8 de septiembre.

La mujer indígena, que de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), continúa ajena en las decisiones de varias comunidades, además de ser las principales víctimas de la miseria, desnutrición y hambre.

En la migración de indígenas a Estados Unidos, el panorama se agudiza, al verse más identificados con los indígenas norteamericanos que con los latinos y uno de sus principales verdugos suelen ser los mismos mexicanos.

El abogado oaxaqueño Adelfo Regino, próximo titular del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, que sustituirá al CDI, ha mencionado en diversas entrevistas que es indispensable retomar y reformar las iniciativas presentadas por la COCOPA en el 2001; eliminar la situación de ser objetos de políticas públicas para ser sujetos con personalidad jurídica; cambiar el asistencialismo por un programa de desarrollo de bienestar integral para los pueblos como sujetos de derechos; invitar al diálogo al EZLN; integrar más diálogo, consulta, así como combatir el pillaje y colonialismo privado.

 

Cultura + turismo: fórmula para la integración

Culturas populares, el Museo Indígena y el Acervo de Arte Indígena, son tres herramientas culturales que permiten el acercamiento de nuestras raíces a la sociedad mexicana.

El acervo de arte popular del CDI cuenta con 23 mil piezas con artesanías de varios rincones de nuestra república, de las cuales 4 mil se encuentran distribuidas en la red del Museo Indígena. En la Ciudad de México, la Antigua Aduana de Peralvillo cuenta con 22 colecciones, la muestra permanente México megadiverso. Culturas indígenas contemporáneas, dividida por las salas “México artístico”, “Pueblos sin fronteras” y “Semillas de paz”.

En el tema cultural, existe también el abandono hacia los creadores, no existe alguna ley que proteja los derechos de autor o de conocimiento de los pueblos originarios, todo parece muy vago y el plagio es el resultado de la falta de normatividad en este tema, ya que se deben buscar los mecanismos para defender los derechos creativos sin afectar la autodeterminación en sus usos, costumbres y tradiciones.

Paraísos Indígenas, es una iniciativa realizada entre el CDI, Secretaría de Turismo, Consejo de Promoción Turística, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, que se diera a conocer en Palenque, Chiapas, durante el ATMEX el 27 de agosto de 2015 y que integró a 67 empresas de ocho estados.

El producto turístico en el año 2016, dentro del Tianguis Turístico, contaba con un crecimiento de 105 paraísos indígenas en 15 estados, en el que 68 grupos comunitarios y 16 cooperativas recibieran el Distintivo M Ecoturístico, así como el reconocimiento del FITUR.

 

Estimados homoespacieros, les comparto los enlaces  para que continúen documentándose sobre este tema profundamente patriótico:

-Entre Dos Mundos (Película). https://youtu.be/eb6eSLNHrJk

-Guerrero: Sueño Republicano (Documental). https://youtu.be/3TaXjYkRuPo

-Yaquis: Historia de un Genocidio en México (Documental). https://youtu.be/iSCmU3gpe94

-Zapatistas: Crónica de una Rebelión (Documental). https://youtu.be/Kcy5M72ioak

-Huicholes: los últimos guardianes del peyote (Trailer). https://youtu.be/02uWqFjbYQ4

-Atlas de los Pueblos Indígenas de México. http://atlas.cdi.gob.mx/

-Museo Indígena. Antigua Aduana de Peralvillo. http://www.cdi.gob.mx/museoindigena/

-Paraísos Indígenas. http://www.paraisosindigenas.mx/

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